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Seminario Reina Valera
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32. Devocional 1 Homilética es el arte y ciencia de predicar para comunicar el mensaje de la Palabra de Dios. Se estudia cómo organizar el material, preparar el bosquejo y predicar efectivamente. Presenta a través del estudio de sermones ejemplares un modelo útil para los que empiezan a lanzarse al dificil arte de la predicación, mostrándo cómo decir las cosas de un modo claro y concreto. JOSÉ, FIGURA DE CRISTO (Salmo 105 1 al 23)
La historia de José es, sin duda, la narración histórica más amplia y admirable del Antiguo Testamento. El Espíritu Santo trajo los acontecimientos para el bien de José y de su pueblo, pero el mismo pudo hacer de modo que fuera un tipo del futuro Mesías. Es admirable esta semejanza, sabiendo que ocurrió casi dos mil años antes. Ello puede ser considerado una prueba tanto de la inspiración de la Biblia como de la divinidad de Cristo. Observemos catorce semejanzas entre este personaje histórico de la edad patriarcal y nuestro Señor Jesucristo. 1. Amado de su Padre Véase Génesis 37:3-8. Así también Cristo. Dios tiene millones de millones de hijos por creación, pero ninguno es la imagen perfecta de Dios como lo es el Verbo (Colosenses 1:15). Los ángeles son puros y santos, pero Cristo es divino. 2. Fue a buscar a los hermanos perdidos Léase Génesis 37:15. Así Cristo vino en busca de los que el misericordiosamente llama hermanos (Hebreos 10:7 y Lucas 9:10). ¡Cuánto amor rebosa de estos pasajes! 3 Fue aborrecido de sus hermanos Aquellos por cuyo bien sufría, le odiaron hasta matarle Génesis 37:4 y 5. Compárese con Juan 1:12 y 15:25). ¡Cuánta ingratitud! Puede ilustrarse con "El error del cazador alpino.") 4. Odiados por anunciar su grandeza futura Era la pura verdad, que un día tuvo que ser reconocida (Génesis 35:9), pero prevaleció la incredulidad por parte de los que les veían en su estado humilde (Mateo 26:64). 5. Ambos fueron vendidos (Compárese Génesis 37:23-28 con Mateo 26:15). ¿Para qué en el caso de Cristo? Parece una insensatez de parte de sus enemigos, pues podían prenderle fácilmente sin tal recurso. Jesús mismo se lo reprocha. Hay dos razones: Una humana y astuta: "Para que no se haga alboroto en el pueblo"; y otra divina y confirmadora de la fe: "Para que se cumpliera la Escritura." Ciertamente estaba profetizado que debería sufrir el dolor de la traición, era una parte de su tragedia moral. ¡Cuánto dolor moral sufriría José! ¡Por treinta piezas miserables, se diría, cuando en casa hay millares! Compárese con el dolor de Jesús para con Judas. ¿Do qué le ha de servir al desgraciado? Era la dolorosa reacción del Salvador que le hace exclamar: "Más le valdría al tal hombre no haber nacido." ¿Será éste el doloroso sentir de Cristo acerca de ti? Tendrá que condenarte, amándote incluso, si hoy rechazas su salvación. 6. Ambos fueron tentados para poder compadecerse de los que son tentados José, a los quince años, antes de ser vendido, ignoraba lo que era la tentación y por ello podía juzgar muy severamente a sus hermanos por las debilidades carnales, que extrañamente tenemos narradas en Génesis 34 y 38. Pero pudo sentir la malicia de Satán y lo atractivo del pecado, al pasar por la tentación, de la que salió triunfante. Así Cristo, como Dios, conocía la teoría de las tentaciones humanas; pero quiso pasarlas personalmente. Ahora es un Salvador apto para comprender y perdonar a los arrepentidos. 7. Ambos fueron condenados injustamente y no se defendieron ¿Cómo es que José no se defendió de la vil calumnia? ¿Pensaba que sería inútil porque Potifar creería más a su adúltera esposa que a un esclavo forastero?. Es posible, pero bastante raro, pues el instinto de defensa está en el corazón, en la boca de todo acusado injustamente. Lo más probable es que prefiriese sufrir antes que traer desconcierto en el hogar y en el corazón de su señor que tan bien le había tratado. Pero hay otra razón oculta: Sufrió callando porque debía parecerse al Cordero de Dios, de quien era tipo. Cristo, prefirió sufrir para evitarnos la desgracia del infierno. Es muy difícil sufrir callando. Si alguien lo duda que haga la prueba, pero Cristo lo hizo por nosotros. No quiso inspirar compasión a sus verdugos, ni trató de infundirles temor para que le atormentaran menos, sino que prefirió agotar la copa de maldición porque era necesario por amor de nosotros. (Véase anécdota La niña hugonote en el serón.) El amor la hizo aguantar. 8. Ambos fueron reconocidos justos por los ejecutores de su injusta sentencia. José, por el carcelero; Cristo, por Pilato y el centurión. 9. Anunciaron mensajes de vida y de muerte a otros encarcelados durante el tiempo de su humillación. Compárese la interpretación del sueño del copero y el madero con Isaías 61:1. La profecía había llamado a la muerde Cristo encarcelamiento (Isaías 53:8). Ciertamente, una existencia como la de los seres humanos, con el fin inevitable de la muerte, había de parecer un encarcelamiento a los celestiales, que veían a Cristo, el Verbo Divino, en semejante condición. 10. Ambos fueron extraordinariamente exaltados. Compárese Génesis 41:49-44 con Filipenses 2:8-11. El premio de su humillación fue mayor gloria. La importancia de este mundo en el Universo no es por ser la quinta estrella del sistema planetario del sol, o la más adelantada del sistema en cuanto a desarrollo geofísico y posibilidades para la vida, sino porque fue el escenario de la encarnación y muerte redentora del Verbo unigénito de Dios. Nótese la expresión del versículo 10: Arriba en la tierra y debajo de la tierra. Los antiguos pensaban que el interior de la tierra era habitación de espíritus de los fallecidos: pero nosotros sabemos que el Universo estelar está por arriba y por debajo. La expresión Toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor es extraordinaria. Hoy todavía existen muchas lenguas que no le reconocen ni le confiesan. ¿Lo reconoces tú? Es mucho mejor reconocerlo ahora y confesarlo ahora, que tener que hacerlo entonces por la fuerza. 11. Proveen a la necesidad de los suyos Cristo quiso hacerse hermano nuestro según la carne (Hebreos 2:10-13) para poder salvarnos, más que del hambre física, de la condenación eterna. (Hebreos 2:14-15). Cristo nos ha salvado del hambre espiritual que está padeciendo el mundo por su culpa, ya que no "con sólo pan vivirá el hombre" (Lucas 4:4). Cristo nos trajo abundante Palabra de Dios mediante la cual nuestra alma recibe vida. 12. Ambos perdonan generosamente a los culpables ¡Cuan emotivo es el relato de Génesis 45! ¿Y qué diremos del Evangelio desde que Jesús empezó su ministerio con el mensaje de Marcos 1:14-15? 13. Ambos prueban a sus hermanos, antes de ensalzarlos Es muy sabio el procedimiento por más que nos duele. Lo reconocemos en el caso de José porque podemos ver el plan terminado, pero así será también con nosotros. Notemos los objetivos de la prueba: a) Quiso hacerles sentir su pecado. Asegurarse de que lo reconocían y estaban arrepentidos. ¿No es esto lo que hace hoy nuestro Señor? (Véase Marcos 1:15; Lucas 13:5.) Dios no puede perdonar a un corazón no arrepentido (Véase anécdota Cómo perdió el perdón.) b) Quiso probar y desarrollar su amor al Padre por medio de pruebas muy ingeniosas. Al pedirles a Benjamín y pretender retenerlo, cuando les oía murmurar en su lengua: El pobre padre, ¿qué dirá? ¿Qué aflicción le causaremos? José se regocijaba. El discurso de Judá, con motivo de la copa hallada en el costal de Benjamín, le dejó convencido y conmovido, por esto les perdonó y ensalzó. Cristo nos prueba también. Cuando oye a las personas decir: "Primero morir que ofender a Dios", ve que su victoria moral es competa en tal alma; puede entonces glorificarla. c) Quiso probar su codicia al devolverles el dinero. "El amor al dinero es la raíz de todos los males." Dios nos prueba también para ver si somos buenos mayordomos. Quiere saber si le robamos o le devolvemos con amor lo que nos da, y de derecho le pertenece (Malaquías 3:9 y 10). d) Finalmente les prueba en cuanto a su amor material. En el banquete, aumentando la parte de Benjamín; luego poniendo la copa en su costal. Aun después de haberse manifestado a ellos, teme en cuanto a la medida de su fraternidad. "Ni riñáis por el camino", les dice. Sabía quizá que esta era su costumbre cuando andaban juntos. Cristo nos hace la misma recomendación en Juan 15:17, como hermanos suyos, amados, que vamos al cielo, pues sabe que aun hay peligro de que riñamos en el camino por innumerables fruslerías. 14. José trajo a sus hermanos al país de su gloria Compárese con Juan 14:1-3 y 17:24. Para esto tuvieron que decidirse a dejar su antigua tierra y emprender como peregrinos el viaje a Egipto. Antes ya lo eran viviendo en tiendas, pero ahora sabían a donde iban y lo que les esperaba, porque su precursor había pasado delante en los días de su humillación y ahora era poderoso. ¿No es este exactamente nuestro caso? ¡Gloria a Dios! Aunque el país de la muerte os es desconocido, no lo es el Señor de la muerte. (Apocalipsis 1:18), sino que es nuestro Amigo, nuestro Hermano y nuestro amante Salvador. ANÉCDOTAS LA NIÑA HUGONOTE EN EL SERÓN Durante la persecución de los hugonotes en Francia, cuando estaba prohibida la emigración desde dicho país, una niña hugonote fue confiada a unos parientes que tenían libertad para viajar, con el fin de que la llevaran a Inglaterra. Con tal objeto, la niña fue metida dentro de un serón como si se tratara de una mercancía vulgar. Al pasar el registro en la frontera los soldados franceses, para evitarse el abrir todos los bultos, los pincharon con sus espadas. Aterrorizados los portadores de la comprometedora mercancía vieron cómo la espada se clavaba en el serón que contenía la niña, temiendo, no solamente por la vida de la niña, sino también que ésta les comprometiera con un grito. Cuando apresuradamente se alejaron del lugar de la inspección y abrieron el serón, pudieron ver que la niña había sido herida en el muslo, penetrando la espada varios centímetros dentro de la carne. —¿Cómo fue que no gritaste? —le dijeron. —El amor me hizo aguantar —declaró la niña— El amor a vosotros, a mis padres y al Señor Jesús. COMO PERDIÓ EL PERDÓN Se cuenta de cierto hombre que había sido condenado a muerte, a quien un amigo influyente visitó personalmente en la cárcel, pues eran antiguos conocidos, llevándole una carta de indulto, que pudo obtener del gobernador de su Estado con grandes esfuerzos. Sin embargo, deseando asegurarse de la disposición en que se hallaba el reo para merecer su generosa oferta, le preguntó: —Si fueras indultado y te vieras libre, ¿qué harías? —El hombre, mirando a su amigo con una expresión de odio, exclamó: —Lo primero que haría sería ir a asesinar al juez que me condenó y a Mr. X que declaró en mi contra en el juicio. Apenado el amigo por esta respuesta, habló poco más con él y al salir de la cárcel rompió el indulto que llevaba en su bolsillo. El hombre se había hecho a sí mismo indigno del perdón. Así sucede con muchos pecadores endurecidos por el pecado. Púlpito Cristiano por Samuel Vila |
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