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  12. El Estilo De La Predicación

Homilética es el arte y ciencia de predicar para comunicar el mensaje de la Palabra de Dios.  Se estudia cómo organizar el material, preparar el bosquejo y predicar efectivamente.  Presenta a través del estudio de sermones ejemplares un modelo útil para los que empiezan a lanzarse al dificil arte de la predicación, mostrándo cómo decir las cosas de un modo claro y concreto.

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El estilo de la predicación

Hay muy diversas formas de tratar un texto o pasaje bíblico como hemos visto, y cada predicador suele aplicar a su estudio y desarrollo su estilo per­sonal.

Al decir estilo, no nos referimos aquí al estilo oratorio propiamente dicho, o sea: las frases y figuras retóricas peculiares de cada uno, sino a la forma de tratar el texto o el pasaje al componer el sermón.

ESTILO  NARRATIVO

Es decir, saben narrar historias y hacer vivir ante las mentes de sus oyentes las ideas que existen en su cerebro. Son poetas y artistas por naturaleza. Regularmente los poetas en el pulpito lo son también en su estudio y a ellos debemos muchas de las buenas poesías evangélicas.

Todo predicador debiera poseer este arte en cierta medida, aun cuando jamás llegue a escribir un verso. El espíritu poético y una imaginación exuberante son cualidades casi imprescindibles en el predicador.

Sin embargo, un buen predicador, y sobre todo los que son poetas, deben procurar no dejarse llevar demasiado lejos por este estilo, de modo que, pintando y floreando el sermón, se olviden de que el objeto esencial del mismo es enseñar, convencer y edificar. Deben también velar para que sus figuras retóricas no sean tan exageradas que se hallen fuera el alcance de la mente y conocimiento de sus oyentes, y éstos salgan sin saber lo que ha dicho el predicador; o que, aun siendo comprensible, resulte, por ocupar demasiado tiempo en florida retórica, muy pobre el sermón en contenido espiritual. La narración agradable y las altas figuras poéticas son como la sal y el colorido del sermón, pero del mismo modo que nuestro paladar repudia un manjar salado y nuestros ojos sufren a la visión de colores demasiado subidos, las mentes de los oyentes, sobre todo si se trata de personas sencillas, sufren literalmente por lo que puede llamarse "deslumbramiento intelectual", al verse obligados a escuchar continuamente frases de alto contenido poético en un sermón.

Otros predicadores tienen una facultad extraordinaria para el

ESTILO CONSIDERATIVO

Saben ver inmediatamente los diversos aspectos; una verdad, las aplicaciones que pueden sacar de una palabra o frase de la Sagrada Escritura, de modo que las divisiones y subdivisiones de un texto salen fácilmente de su mente y de su pluma. Es ésta también una facultad preciosa en el predicador. Spurgeon la poseía en grado sumo, no careciendo tampoco el don narrativo y hasta cierto punto poético.

La facultad considerativa sabe cavar hondo en el texto o pasaje leído como tema, y desentraña sus tesoros con facilidad. Lo observa todo, lo ve todo, en la forma de una palabra, el orden con que viene detrás de otra, cualquier detalle, cualquier matiz del texto le ofrece materia para un sermón. El conocimiento de las lenguas originales Hebreo y Griego favorece la facultad considerativa en el predicador. Pero muchos la poseen de un modo innato, sin haber estudiado jamás en un Seminario, como ocurrió con el propio Spurgeon, que careció de tal oportunidad.

El estilo considerativo es el más propio para la edificación de los creyentes. Pero este estilo expone, no demuestra, no razona; dando por sentada la verdad, la desenvuelve, y se acerca al corazón a ofrecerla, retirándose triste si la mente la rechaza. Tal fue el estilo de Cristo al hablar a las multitudes ignorantes por medio de parábolas y por las grandes afirmaciones de sus admirables discursos. Este suele ser asimismo el estilo de muchos creyentes sencillos, que han recibido la verdad de Dios sin preguntarse el porqué, y apenas son capaces de comprender que otras personas tengan necesidad de razonar.

Pero el uso constante de este estilo, en toda clase de sermón y en todo período de cada sermón, es un defecto en un buen predicador. Cristo usó los estilos narrativos y considerativos cuando hablaba con cierta clase de oyentes, pero con sus astutos enemigos que vinieron a acecharle con preguntas capciosas en el templo, no dejó de emplear admirablemente la argumentación y la lógica.

ESTILO ARGUMENTATIVO

Algunos predicadores son especialistas en este estilo. Tienen en cuenta la mente de sus oyentes al formular su mensaje. Saben que la apelación última ha de ser al corazón, pues «ningún pecador se convierte por la cabeza, sino por el corazón» como se ha dicho con verdad; pero la mente puede ofrecer obstáculos al corazón que debieran ser removidos para que éste no halle excusa al recibir el llamamiento final.

El estilo argumentativo es el más propio para reuniones de evangelización en el presente siglo escéptico. Este estilo no significa siempre la presentación de pruebas o evidencias de la religión cristiana, aunque éstas tienen una parte muy notable en tal clase de estilo, sino que el estilo argumentativo se halla también en la predicación dirigida a los creyentes, cada vez que apelamos a un argumento lógico, a un motivo por el cual debiera hacerse tal o cual cosa.

La facultad de razonar y hacer razonar es el don más precioso de todo predicador. Debemos tener en cuenta que no solamente razonan los sabios, sino también las personas más sencillas. "Convencer es vencer", se ha dicho con razón, y aun cuando no siempre los "vencidos" por la fuerza del argumento se rinden a la verdad para aceptar a Cristo, o para servirle como ellos mismos comprenden que debieran, es una gran cosa quitar los obstáculos a la mente; y abrir a los oyentes el camino de su deber de modo que se hallen «sin excusa» si no han andado por el mismo.

Los predicadores amantes de este estilo debieran tener, empero, en cuenta al hablar en tonos argumentativos, no sus propias mentes, sino las de sus oyentes. Muchos predicadores fallan en el camino del éxito por causa de este gran defecto: Olvidan su auditorio cuando razonan. No tienen en cuenta que el mozo tendero, la criada y el barbero que se sientan en los bancos y no han pisado nunca las aulas de un Seminario o Universidad no tienen las mismas dudas que los sabios y eruditos; sin embargo, tienen sus dudas propias. Buscar cuáles son éstas, y res­ponderlas, es el gran deber del predicador evangélico, y a esto debe dedicar sus esfuerzos y los cono­cimientos de su cultura un tanto superior a la de sus oyentes.

Por otra parte, debe abstenerse cuidadosamente de despertar, haciendo gala de su sabiduría, otras dudas que aquellos oyentes nunca han tenido. Spurgeon decía: "No seáis el instrumento del error esparciéndolo al tratar de combatirlo" El predicador que sabe ponerse al nivel de las mentes de sus oyentes cuando predica, será estimado y popular. Sería muy buena cosa para todo predicador entablar conversación durante la semana con oyentes de diversos niveles de cultura de su iglesia y hacerles explicar lo que recuerdan acerca del sermón del domingo. Algunos tendrían grandes sorpresas al hacer esto, pero aprenderían mucho acerca de cómo deben predicar en ocasiones próximas.

El estilo argumentativo no se aplica solamente a los discursos propiamente apologéticos, sino que pue­de ser empleado en cualquier clase de predicación o exhortación. El apóstol San Pablo emplea abundantemente este estilo, con diversidad de motivos. Tanto cuando habla a los eruditos de Atenas como cuando defiende su propio apostolado, o al exponer la salvación por gracia en la carta a los Romanos, el estilo del apóstol es argumentativo, diferenciándose con esto notablemente de los demás escritores del Nuevo Testamento.

A fin de dar una idea de lo expuesto acerca de la diversidad de estilos, vamos a insertar tres bosquejos concebidos en las tres indicadas modalidades basadas sobre un mismo texto. Supongamos que éste es "Creced en la gracia y conocimiento de nuestro Señor Jesucristo", 2.a Pedro 3:18.

Ejemplo

Estilo narrativo, metafórico o poético

EL MAYOR FENÓMENO DE LA ESPIRITUAL

CREACIÓN. 2.a Pedro 3:18

Introducción. — El predicador describirá con frases poéticas el crecimiento de una planta, mencionando el sol, la luna, los vientos, el rocío; con expresiones metafóricas, llamará, quizás, al sol "el astro rey" o "el rubicundo Apolo", si es un poco pedante, y al rocío "perlas de la mañana". Se referirá a la seda de los pétalos y al embriagador perfume de los capullos en flor. Luego dirá:

1.° El creyente es una planta espiritual.

a) Ha recibido la vida de Dios;  no puede dársela a sí mismo.

b) Es regado por los arroyos de la Palabra Divina.

c) Recibe los vivificantes influjos del Espíritu Santo.

d) Es azotado por los vientos de la adversidad para que sea fortalecido.

2.°   El creyente debe crecer.

a) Para desarrollarse y subir a un nivel moral más alto que las personas que le rodean, a fin de ser distinguido como testigo de Cristo.

b) Debe dar frutos de trabajo activo.

c) Debe dejar tras de sí perfume de santidad.

d) Debe cobijar bajo la sombra de su carácter benéfico a los cargados y sedientos que andan por el camino de la vida.

Conclusión. — Sólo así compensará los afanes del gran Hortelano de la vida que le ha colmado de beneficios, y será una bendición en el árido desierto de ese mundo de pecado. ¿Lo eres tú? ¿No quieres crecer más?

Ejemplo

Estilo considerativo

NECESIDAD DE PROGRESO EN LA VIDA ESPIRITUAL.

2.a Pedro 3:18

Pigmeos o gigantes en la fe

Introducción. — Dios ha dado a todos los seres el poder de la vida, pero por razones diversas de alimentación, ejercicio o mal estado de cierta glándula interna unas personas alcanzan estatura y fortaleza física muy superior a otras. Del mismo modo hay diversidad de niveles espirituales en los hijos de Dios. Por ser esta vida una escuela de prueba para la eternidad, ha de ser nuestro mayor deseo alcanzar el grado máximo dentro de las circunstancias en que Dios nos ha puesto. Por consiguiente, nos conviene considerar a la luz de nuestro texto:

I. ¿QUE ES CRECER EN LA GRACIA?

1.° Es crecer en fe y amor a Dios. Los discípulos dijeron: "Auméntanos la fe", que no es credulidad, sino confianza en las promesas de Dios, ello hace sentirnos más cerca de El, en una intimidad amorosa y agradecida.

2.° Es aumentar nuestro conocimiento de su Palabra; de sus propósitos y deseos. No un mero conocimiento intelectual de historias o frases bíblicas, sino de experiencias personales con Dios andando a la luz de su palabra.

3.° Es un aumento en sentimientos similares a los de nuestro modelo, Cristo, quien nos exhorta a ser perfectos como nuestro Padre que está en los Cielos, a renglón seguido de ordenarnos amar aún a nuestros enemigos.

4.° Es, resumiendo los tres puntos anteriores, un aumento en santidad, de aborrecimiento al mal y acercamiento a todo lo bueno y a todo lo grato y agradable a la voluntad de Dios.

II. MODOS DE CRECER.

1.° Por la meditación de la Palabra de Dios. El salmo 119 es un exponente de la eficacia de la palabra divina para el crecimiento espiritual. Cítense los versículos 11, 105, 128, 165 u otros (no un número excesivo).

2° Por la oración. Las personas más elevadas espiritualmente han sido hombres y mujeres de oración que vivieron en la presencia de Dios. Cítense ejemplos.

3.° Por la actividad. Como el ejercicio desarrolla y fortalece nuestros músculos, el tomar parte activa en la obra de Dios desarrolla nuestra vida espiritual.

4.° Por la abnegación. Es el aspecto doloroso de la actividad o de la inactividad forzada por enfermedades o pruebas que Dios nos permite, las cuales queman la escoria y desarrollan nuestras virtudes espirituales, si sabemos interpretarlas y aceptarlas como corresponde a hijos de Dios.

III. RAZONES PARA CRECER.

1.° Ningún padre se conforma con tener hijos enanos. Su desarrollo en todos los aspectos es su gozo; así nuestro Padre que está en los Cielos se complace en nuestra superación moral, que ha de habilitarnos para las glorias y deberes celestiales de nuestro eterno porvenir.

2.° En tanto estamos, empero, en el mundo, donde Cristo tiene su iglesia militante. Como los cristianos fieles eran el gozo y gloria de Pablo, lo somos nosotros de Cristo, cuando andamos según su voluntad. Cada acto de abnegación y de fe es una bofetada al rostro de Satanás y una demostración de que el Hijo de Dios no ha fracasado en su propósito de atraer las almas por su sacrificio (Juan 12:32).

a) La honra de Cristo en la iglesia local, donde otros aprenden de su ejemplo.

b)En el mundo, por la atracción que ejerce sobre los inconversos. Cítense ejemplos.

3.° La vida de un cristiano fiel no es en modo alguno una vida triste, pesarosa o llena de temor. Las personas más consagradas a Cristo se caracterizan por una sonrisa celestial que brilla en sus rostros, y sus días no transcurren en vano. Sienten en lo más íntimo de su alma la satisfacción de vivir una vida que vale la pena y esto mismo les da felicidad.

4.° Tanto los evangelios como las epístolas están llenos de la doctrina de un más allá que ha de ser la contrapartida de la vida presente, empezando en las Bienaventuran­zas y terminando en las glorias del Apocalipsis. Por esto el apóstol Pedro, tras una enumeración de las virtudes cristianas que ha sido llamada: la gradería de la santidad, concluye con la afirmación: "Porque haciendo estas cosas no caeréis jamás; y así os será otorgada una entrada amplia y abundante en el Reino eterno de nuestro Señor Jesucristo" (2.a Pedro 1:10-11).

Conclusión. — Si mantenéis latente en vuestros corazones el propósito de crecer en la gracia, o sea, superar vuestro nivel espiritual, y con oración usáis as métodos indicados: Meditación de la Escritura, ración, actividad y abnegación, sometiendo vuestra ida a la voluntad de Dios, creceréis verdaderamente en la gracia, para gozo de vuestra propia alma, para el bien de los que os rodean y para la gloria e Dios, obteniendo, no una admisión vergonzante en 1 Cielo, como tizones arrebatados del incendio, sino na "abundante entrada en el Reino eterno".

Ejemplo

Estilo argumentativo

EL SECRETO DEL CRECIMIENTO CRISTIANO

2.a Pedro 3:18

Introducción. — El crecimiento es un imperativo en el orden de la Naturaleza. Va unido a la vida en del mundo vegetal, animal y mental; asimismo en el reino de la Gracia.

I. El crecimiento de la gracia es un deber cristiano.

1.° Porque es mandado por Dios.

a) Dios tiene autoridad para mandarnos crecer, porque es autor de la vida.

b) Dios no fuerza nuestro crecimiento en gracia, caridad o bondad, porque somos libres; nuestras acciones buenas no tendrían valor alguno si fueran forzadas.

c) Pero nos rodea de condiciones que favorecen nuestro crecimiento.

1) De carácter positivo:  La Sagrada Escritura, los cultos, el ejemplo de personas más santas, sus beneficios y favores, respuestas a la oración, etcétera.

2) de carácter negativo: Las contra­riedades que sirven para reforzar nuestro carácter y hacer nuestra fe de mejor calidad. Una fe sin prueba no sería fe, sino credulidad interesada.

II. El crecimiento es ley en toda vida sana.

a) En la Naturaleza, como en la gracia, o ganamos o perdemos. La planta que no crece se mustia.

b) Si faltamos a las leyes de la Naturaleza poniendo una planta fuera de los rayos del sol, enfermará. Asimismo si nos alejamos de los medios de gracia.

III. La falta de crecimiento en gracia es el mayor perjuicio para nosotros mismos.

a) El agua que no corre se corrompe. Así el creyente estancado e inactivo.

b) La planta que se mustia produce frutos ácidos. Si no vivimos en la plenitud de la vida los frutos serán agrios y displicentes, haciéndose desagradables a los que nos ro­dean.

c) La falta de frutos sanos a gloria y honor de Dios nos acarreará pobreza en el día de la recompensa (2.a Pedro 1:11).

Conclusión. — Para vosotros, cristianos, que lleváis el nombre de Cristo, es éste un privilegio que no puede ser recibido o rehusado según plazca, sino un deber vital. La palabra de Dios lo presenta como una prueba de ser discípulos de Cristo. Examinémonos a nosotros mismos para ver si estamos avanzando o retrocediendo, creciendo para la gloria de Dios o perdiendo nuestro primer amor y entibiándonos hasta tener que ser rechazados de su boca. Jamás Dios lo permita.

Creemos que el estudiante habrá encontrado pen­samientos útiles en cada uno de los tres métodos, a la vez que habrá descubierto cuánta riqueza puede desentrañarse de un mismo texto.

Obsérvese cómo el primer método es pintoresco, pero sin carecer de enseñanza; el segundo es explanatorio y edificante, y el tercero es autoritario y conminatorio.

Hemos presentado los tres bosquejos bien distint­os porque estamos tratando del estudio del estilo en este capítulo; pero no queremos significar que todo sermón habrá de hacerse en un estilo determinado y seguir el mismo estilo en todo su desarrollo, sino que el mejor predicador será el que sepa manejar y sacar partido de los diversos estilos que a veces pueden basarse alternadamente en un mismo sermón.

(1) Este bosquejo fue modificado y considerablemente ampliado en la cuarta edición, para adaptarlo al gráfico que ilustra la construcción esquemática de sermones.

Manual de Homilética por Samuel Vila

 
1. El Tema
2. Textuales
3. Temáticos
4. Subdiviciones
5. Material
6. Expositivos
7. Ordenación
8. Introducción
9. Conclusión
10. Estudios
11. Ilustraciones
12. Predicación
13. Preparación
14. Retórica
15. Elocución
16. Gestos
17. Navidad 1
18. Navidad 2
19 Pascua 1
20 Pascua 2
21. Pascua 3
22. Matrimonio 1
23. Matrimonio 2
24. Retiro 1
25. Retiro 2
26. Vacaciones 1
27. Funeral 1
28. Funeral 2
29. Evangelismo 1
30. Evangelismo 2
31. Evangelismo 3
32. Devocional 1
 

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