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Seminario Reina Valera
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31. Evangelismo 3 Homilética es el arte y ciencia de predicar para comunicar el mensaje de la Palabra de Dios. Se estudia cómo organizar el material, preparar el bosquejo y predicar efectivamente. Presenta a través del estudio de sermones ejemplares un modelo útil para los que empiezan a lanzarse al dificil arte de la predicación, mostrándo cómo decir las cosas de un modo claro y concreto. EL BUEN PASTOR (Lucas 15:1-7)
De un modo admirable vemos ilustrado en esta parábola el amor de Cristo y su afán de salvar a los perdidos. Muy poco sabían los fariseos de la gracia de Dios cuando murmuraban contra Jesús, viéndole entre publícanos y pecadores. Su ceguera espiritual les hacía mirar con desprecio a estos hombres; pero Jesús ama, busca, se acerca y salva al perdido. El amor de Jesús no es un mero sentimiento; es un amor diligente y activo que despliega toda su energía para conducir al alma extraviada a la gloria de Dios. 1. El Pastor encuentra a faltar una oveja Otro cualquiera no se hubiera apercibido poseyendo un número tan elevado; pero el buen pastor nota inmediatamente la falta. Todo su afecto está puesto en su rebaño, y lo que para otro hubiera sido una pérdida leve, para él es muy grave y sensible. Así el Dios de Cielos y Tierra, que se complacía en la obra de sus manos y contemplaba con satisfacción los innumerables mundos por El creados y a sus felices habitantes, ha visto que uno le faltaba, porque se perdió por el pecado. Voces sin cuento le aclaman en los cielos, pero El se ha apercibido de que la Tierra no glorifica ni obedece a su Hacedor. Los únicos seres que en este planeta podían darse cuenta de su posición y de sus deberes para con su Creador se han extraviado; se trazaron caminos más cómodos, yendo en pos de sus concupiscencias, que el de la ley de Dios escrita en sus conciencias y expresada en los diez mandamientos. El Gran Pastor se ha dado cuenta del horrible extravío. ¿Qué hará? 2. El Pastor en busca de la oveja Las noventa y nueve que le quedan no calman su ansiedad por la perdida; es preciso recobrarla antes que perezcan. Ella por sí sola jamás volverá; es necesario arrostrarlo todo para ir en su auxilio. a) Va personalmente. No envía criados asalariados para recobrarla, evitándose él duras molestias. Nadie como él la buscará. Así el eterno Verbo de Dios no delegó su misión en ángeles; prefiere tomar El mismo carne humana. b) Va a pesar de las dificultades. La noche, las asperezas del camino, los lobos y otros peligros no le arredran. En la noche del pecado y entre las espinas y abrojos de las miserias humanas, Jesús sufre, pero sigue adelante pensando en la triste suerte del extraviado. c) Va lleno de compasión. No lleva un garrote en su mano para castigarla. Las aberraciones y extravíos de la oveja le cuestan muy caro, pero no cambian el tierno afecto que por ella siente. El pecado y la obstinación que Jesús nota en los pecadores no cambian su amor en odio. No ha ido a condenar, sino a salvar al mundo. d) Busca su oveja hasta encontrarla. Aunque la oveja se alejó más y más, el pastor no cejará de su empeño hasta traerla en sus brazos. (Véase anécdota La conversión de un caballero escocés.) Esta es más o menos la experiencia de Dios, al pensar en el tiempo anterior a nuestra conversión. ¡Ojala fuese nuestro empeño buscar a otras almas con la misma perseverancia con que Cristo nos buscó! (Véase anécdota El empeño de Garibaldi.) 3. El hallazgo de la oveja Los esfuerzos del pastor no han sido vanos, pero no terminan en el hallazgo, pues la oveja se encuentra en una triste condición. a) Enredada en la maleza del bosque, sin posibilidad de librarse. Tal es la situación del hombre alejado de Dios, enredado en el vicio y en el pecado que le sujetan fuertemente. b) Extenuada por el constante vagar. De la misma manera el hombre se siente fatigado después de vagar en el mundo sin hallar lugar de descanso. c) Al borde del precipicio. ¿No lo está toda alma? Inesperadamente la muerte puede poner fin a su extravío, sumiéndole en la perdición eterna. 4. La liberación de la oveja Le faltó tiempo al pastor para acudir en su socorro cuando ésta respondió a su voz con un triste balido. Fue lo único que la oveja podía hacer. ¿No es éste también el caso de cada pecador? Clamar a Cristo por salvación, pedir su auxilio y dejarse salvar por El es todo lo que le corresponde hacer. Los esfuerzos para librarse sólo empeoraban la situación de la descarriada metida en los zarzales; pero el pastor sabe librarla separando las espinas que la tienen sujeta. Así hace Cristo con el perdido. (Véase anécdota El borracho de nacimiento.) 5. La amorosa conducción al redil Este es el detalle más tierno del caso. El pastor no obliga a la descarriada a andar, arrastrándola con una cuerda atada al cuello, sino que la conduce sobre sus hombros como un tesoro. Es el hallazgo frutos de muchos sufrimientos, que lo hacen más estimable. Cristo no nos ata con dura ley después de nuestra conversión, como tenía derecho a hacer, castigando severamente todas nuestras faltas. El no quiere que nos ensuciemos otra vez en el pecado, quiere librarnos de tropiezos en el camino que conduce a la gloria. Para esto se ofrece El mismo: «Yo estoy con vosotros todos los días hasta fin del mundo» (Mat. 28:20). Siempre está dispuesto a ayudarnos y sobrellevarnos, si nos acogemos y unimos a El. Somos "guardados" para una herencia también "guardada" (1.a Pedro 1:5). De otro modo, el Adversario, que anda alrededor "como león rugiente" (cap. 5:8), no nos permitiría llegar al redil. 6. El parabién Este es el último cuadro de la sublime escena. El pastor anuncia a sus amigos el hallazgo de su oveja. El Cielo es la casa de Cristo. Los ángeles contemplan la obra redentora con santa simpatía y se gozan por cada pecador arrepentido que vuelve al redil. Aunque al presente estamos formando parte de su grey en la Tierra, expuestos a muchos peligros, Jesús se ha adelantado a dar la buena nueva en los cielos, donde prepara lugar para nosotros. Nos considera como ya entrados en el redil. Esto es garantía de nuestra propia salvación Efesios 2:3-4). Un día, millones de almas que se habían perdido como ovejas descarriadas, alabarán al Buen Pastor que las halló y salvó. ¿No quisieras estar tú también? ¿No quieres ser hallado por Cristo? El te busca, te llama y se acerca a ti, quizás por este mismo mensaje. Confíate en sus brazos y serás salvo por la eternidad. ANÉCDOTAS LA CONVERSIÓN DE UN CABALLERO ESCOCES Preguntóse a un caballero escocés cómo había hallado a Cristo. —Yo no lo hallé —fue su extraña respuesta— Yo no hice más que resistirle y huir de El; pero el Buen Pastor me halló a mí. EL EMPEÑO DE GARIBALDI Cuando acampaba Garibaldi con su ejército en las montañas de Italia acudió un pobre pastor quejándose del extravío de una oveja. Garibaldi, movido a compasión, mandó a varios soldados que le ayudaran en su búsqueda, pero éstos volvieron declarando que había sido imposible hallarla. Garibaldi, que raramente admitía la palabra imposible, se levantó por la noche y fue en busca de la oveja extraviada. Por la mañana, sus ayudantes, al despertarle, viéronle salir de su tienda rendido de sueño, pero sonriente, llevando en sus brazos la perdida oveja. EL BORRACHO DE NACIMIENTO Se llamaba Juan, pero se le conocía con el apodo del título, porque sus padres habían sido tan borrachos como él. Casó con una mujer que no merecía. Esto le llevaba a reflexionar haciendo propósitos de enmienda cada vez que estaba sereno, que era solamente las quincenas que pasaba en la cárcel. Un día entró en un salón del Ejército de Salvación y oyó a los que daban testimonio de la liberación de sus pecados por la fe en Cristo. Como impulsado por un resorte, se adelantó al banco de los penitentes y clamó a Cristo por perdón y liberación de su vicio. Docenas de veces había hecho tales propósitos llorando, pero al levantarse en esta ocasión, sintió que no era el mismo hombre. Desde entonces, el deseo de la bebida desapareció. Su trabajo de vendedor de periódicos le llevaba a visitar las tabernas y esto hacía temer a los oficiales del Ejército de Salvación; pero él les decía que todo lo podía por Cristo. Un día, después de incitarle mucho sus antiguos compañeros le arrojaron el licor en la cara, diciéndole: "Si no por dentro, por fuera." Pero él dio un hermoso ejemplo de humildad cristiana, limpiándose el rostro y pronunciando palabras de perdón. Cristo le había libertado de su genio tanto como de su borrachera. ¿Habría podido hacerlo nadie más que el Todopoderoso Salvador y Libertador de las almas? Púlpito Cristiano por Samuel Vila |
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