Consejería
Cristiana es una introducción a la
consejería bíblica que el pastor puede aplicar a las necesidades de las
personas que buscan su ayuda. Se estudia el comportamiento del
hombre y los factores que forjan su carácter para comprender mejor la
condición humana. Esta matería representa una investigación del
educador cristiano y rector del Seminario Reina Valera, Gilberto
Abels.
CONDUCTA PERSEVERANTE Y
REPETICIONES
En esta página se ofrece información sobre aquellos
comportamientos que consisten en conductas repetitivas o perseverantes,
tanto verbales como físicas (gestos, movimientos). Este tipo de
comportamientos es muy común en aquellas personas que presentan
deterioro cognitivo, ya que éste afecta a la capacidad de las personas
para recordar algún suceso (ej: qué se les ha contestado, dónde han
puesto las llaves, etc.).
Ejemplos de comportamientos repetitivos
Repetir preguntas.
Pedir cosas.
Llamar con
frecuencia.
Moverse de un
sitio para otro.
Buscar algún
objeto.
Asegurarse de algo
(ej: haber cerrado la puerta o el gas, apagar la luz).
¿Por qué pueden ocurrir estos
comportamientos repetitivos?
Aburrimiento
Es posible que el comportamiento se deba a que
está "llamando la atención", por ejemplo, porque se aburre y quiere
distraerse, o porque se siente sola y quiere compañía.
Olvido
En ocasiones puede parecer que no escucha o no
hace un esfuerzo por recordar (y por eso repite las preguntas). Ante
esta posibilidad, la persona que cuida puede pensar que no se le
está prestando atención o que se podría hacer un esfuerzo por
recordar, pudiendo llegar incluso a enfadarse ante la conducta
repetitiva.
En realidad, un comportamiento de este estilo (por
ejemplo, preguntar repetidamente si se ha apagado el gas) puede ser
consecuencia del deterioro cognitivo, que provoca en la persona una
pérdida progresiva de la memoria. Esta pérdida de memoria puede
generar en la persona un sentimiento de inseguridad o incertidumbre,
que es el que en último término provoca el que se repitan las
preguntas o los comportamientos repetitivos (ej: buscar las llaves,
asegurarse de si se ha cerrado una puerta, etc.).
Malestar físico.
En ocasiones, las conductas perseverantes o
repetitivas pueden estar indicando que no se encuentra cómoda por
algún motivo, siendo este tipo de comportamiento la manera a través
de la cual la persona expresa o manifiesta su malestar. Puede no
reconocer cuál es la causa de su malestar, lo que contribuye a que
se muestre inquieta (siendo el comportamiento perseverante o
repetitivo una manifestación de esta inquietud).
Algunos ejemplos de situaciones que pueden
provocar malestar físico son:
Sensaciones de hambre o
sed.
Necesidad de ir al baño.
Dolores o enfermedades.
Temperatura inadecuada (frío
o calor).
Malestar psicológico.
Es posible que se encuentre preocupada o inquieta
por algún motivo (por ejemplo, por la enfermedad de un familiar).
Dormir mal o estar agotado por alguna actividad puede influir
también en que la persona no tenga la misma capacidad que en otros
momentos de recordar o de prestar atención a las cosas.
Consejos útiles para prevenir o disminuir la
aparición de estos comportamientos
Mantener la calma
y responder a las preguntas pausadamente, aunque sea la "octava
vez" que la hace. Es perferible contestar orientando hacia
acciones, hechos o situaciones inmediatas, que hacia
referentes temporales o espaciales.
Hablar a la
persona despacio, para que le resulte más sencillo entender
y facilitar el que no tenga la necesidad de preguntar
constantemente para poder comprender o recordar.
Responder a las
preguntas con claridad, concretando las mismas lo máximo
posible de tal forma que sean lo menos ambíguas posibles.
Explicar las cosas
de distintas maneras, por si alguna de ellas no es
comprendida con claridad.
Distraer a la
persona con otra actividad.
Tratar de
responder sin enfadarse o sin argumentar (ej: sin decir "es
la décima vez que te respondo").
Crear un ambiente
agradable en el que la persona no se sienta incómoda.
Proporcionar "ayudas
a la memoria". Por ejemplo, tener un calendario a la vista
de la persona, tener las cosas por las que la persona suela
preguntar a la vista y bien ordenadas, tener escrito en un
papel a qué hora hay que tomarse un medicamento, etc.
En el caso de que
se crea que se comporta de esta manera porque se encuentra
agitada o nerviosa, se recomienda visitar la página dedicada
a
agitación.
SUSPICACIAS,
ALUCINACIONES Y DELIRIOS
Las personas que sufren alucinaciones ven u oyen
cosas que para los demás no existen, pero que para ellos forman parte
de una realidad. Pueden sentir, oler o tocar cosas que realmente no
existen, que están presentes únicamente en su imaginación. También
pueden mantener ideas erróneas acerca de la realidad, que en ocasiones
toman la forma de sospechas o suspicacias sobre el robo de algunas
pertenencias ("mi hija me roba el dinero"), de persecución ("me
quieren hacer daño") o ideas de culpa ("soy una mala persona").
La ocurrencia de este tipo de situaciones provoca en
los cuidadores un gran malestar, ya que se desconciertan (al ver que
algo que no existe es dado por seguro por la persona cuidada), no
saben como actuar y, por lo tanto, sufren un gran impacto emocional (tristeza,
ganas de llorar, ira, etc.).
Este tipo de problema
no es muy frecuente entre las personas mayores. Las razones por
las que una persona puede presentar este tipo de comportamiento puede
ser:
Fase avanzada de una
demencia (aumento de la dificultad para orientarse en la realidad).
Esta es la circunstancia más frecuente.
Efectos secundarios de
algunos medicamentos.
Depresión severa.
Lesión cerebral.
Cambio de residencia.
Algunas enfermedades.
Problemas visuales o
auditivos, de alimentación o falta de descanso.
Factores ambientales:
Inadecuada iluminación (puede
producir sombras).
Ruidos o estímulos que
no permitan escuchar bien (ej: hablar bajo o susurrar).
Traslados de domicilio.
Sugerencias
generales ante la aparición de alucinaciones o suspicacias.
Evaluación médica ante la posible presencia
de:
enfermedades
efectos
secundarios de medicamentos
problemas
sensoriales
problemas
nutricionales
Tener en
cuenta aspectos tales como:
¿está
descansando bien la persona?
¿está
nerviosa?
¿tiene
algún tipo de necesidad? (alimentación)
Evitar
cualquier fuente de ambigüedad o de confusión:
Evitar fuentes
de ruido o de estrés.
Procurar no
hablar bajo (susurrar) en presencia de la persona.
Mirar a la
persona de frente al hablarle.
Presentar
siempre a la persona que realiza una visita.
Procurar saber
dónde suele olvidar las cosas.
Causas de las alucinaciones y las
suspicacias
A veces, los cuidadores u otras personas cercanas a
la que recibe los cuidados valoran de una manera particular las
primeras manifestaciones de este tipo (suspicacias o alucinaciones)
atribuyendo algunas causas a la forma de comportarse de sus familiares
que no responde a las causas reales.
Si al hecho de cuidar a una persona que tiene
conductas suspicaces o alucinaciones, que ya es suficientemente
impactante, se le añade que además se valoran socialmente de manera
poco apropiada estos comportamientos, el resultado es un gran malestar
en el cuidador.
En la tabla siguiente se observan cuáles son las
valoraciones que frecuentemente realizan los cuidadores y cuáles son,
en realidad, las causas de tales comportamientos.
Causas que atribuyen los cuidadores
Causas reales
En el caso
de las alucinaciones:
La persona está mentalmente enferma (loca),
el alzheimer está avanzando.
En el caso de las suspicacias:
La persona se está volviendo paranoica,
está perdiendo la cabeza, está tratando de provocar enfado o
hacer daño, etc.
En el caso
de las alucinaciones:
La capacidad de las personas para
interpretar la información adecuadamente se ve afectada por
el deterioro progresivo del cerebro. Las alucinaciones son
generalmente malinterpretaciones de sonidos, sombras o
acontecimientos que han ocurrido en realidad.
En el caso de las suspicacias:
Las personas con daño cerebral reaccionan
en ocasiones de esta manera ante la inseguridad que genera
el tener problemas de memoria. Generalmente, las acusaciones
van dirigidas hacia el cuidador principal, que es la persona
más próxima.
¿Qué
hacer cuando se presentan alucinaciones o suspicacias?
Mantener la calma
Si se permanece tranquilo, se puede transmitir a la persona,
que en ese momento se encuentra asustada y angustiada, una
sensación de sosiego que será de gran utilidad para
tranquilizarla.
Identificarse
Permaneciendo en el campo visual de la persona, decir nuestro
nombre permitirá que la persona lo reconozca, facilitando que
se sienta confiada y protegida por alguien que no le es
extraño.
Hablar de forma suave
Dirigirse a la persona con
un tono de voz suave. Si a la persona no le desagrada el
contacto físico, se la puede tranquilizar también a través de
un abrazo, cogiéndole la mano, etc.
Prestar atención y proteger
Escuchar a
la persona para que se sienta atendida y protegida. Decir que
se va a hacer cargo de los problemas o que se va a comprobar
que todo marcha bien.
Comprobar
Asegurarse
de que las preocupaciones no están justificadas antes de
proceder a tranquilizar y distraer a la persona.
Prestar atención y proteger
Escuchar a
la persona para que se sienta atendida y protegida. Decir que
se va a hacer cargo de los problemas o que se va a comprobar
que todo marcha bien.
Asegurar que no sucede nada
Demostrar
que no está ocurriendo lo que piensa. Para ello, además de con
palabras, conviene, en función de cada caso, llevar a cabo
acciones que demuestren que no ocurre nada (ej.: registrar la
habitación y decir que no hay nadie, que volverá en unos
minutos para comprobar que todo sigue en orden, etc.).
Distraer
Tratar de
que la atención de la persona no se centre en el tema de la
suspicacia o de la alucinación. Realizar otra actividad que
permita que la persona deje de preocuparse por lo que acaba de
pasar. Por ejemplo: "vamos a la cocina a tomar un vaso de
leche caliente".
Utilizar medios auxiliares
Utilizar
medios que puedan ayudar a prevenir las alucinaciones. Por
ejemplo, utilizar una pequeña luz por la noche, poner un
timbre o una campanilla para que la persona pueda avisar si
ocurre algo, etc.
Explicar la situación
Si las
alucinaciones ocurren en público, no avergonzarse. Guardar la
calma y explicar la situación a las personas presentes.
Recordar que no hay nadie culpable de la situación, sino que
tan sólo es una manifestación más de la enfermedad. No hay
nada por lo que avergonzarse.
Dejarlas pasar
No todas las
alucinaciones o delirios son negativas. Si las alucinaciones
no entrañan un peligro o malestar para la persona u otras
personas, puede ser una alternativa dejar que ocurran (por
ejemplo: si la persona está hablando sin alterarse con alguien
que no existe realmente).
¿Qué
no hacer cuando se presentan alucinaciones o suspicacias?
Discutir o argumentar
No discutir con la persona que sufre alucinaciones ni negar la
existencia del objeto de la alucinación. A través de la
discusión o la negación se puede conseguir poner más nerviosa
o frustrada a la persona.
Responder
No es
necesario decir que se está de acuerdo ni discrepar.
Proporcionar una respuesta que no comprometa (ej.: "yo no oigo
las voces que tú oyes, pero me imagino que te hacen sentir
miedo".).
Ser especialmente cariñoso
Aunque es
importante prestar atención y atender las necesidades de la
persona que cuidamos, no conviene ser demasiado cariñoso en
estas ocasiones. Reservar las manifestaciones de afecto para
estados de ánimo más positivos, por ejemplo, cuando la persona
ya se encuentre más calmada.
COMPORTAMIENTOS SEXUALES
INAPROPIADOS
En esta página se van a tratar los efectos del
deterioro cognitivo sobre la vida sexual y, más específicamente, sobre
la desinhibición del comportamiento sexual.
En primer lugar, es importante tener en cuenta que
en las personas mayores, aunque presenten deterioro cognitivo, no
necesariamente desaparece su vida sexual. Continúan teniendo
sensaciones, percibiendo estímulos (señales) de contenido sexual y
teniendo respuestas sexuales ante éstas, etc.
Los problemas surgen como consecuencia de las
alteraciones neurológicas que se producen en las zonas cerebrales
encargadas de controlar las inhibiciones de los impulsos sexuales.
Así, es posible que por esta desinhibición de los
impulsos sexuales se produzcan comportamientos como los siguientes:
Aumento de la
necesidad o de la frecuencia de mantener relaciones sexuales.
Exibicionismo.
Autoestimulación o
masturbación.
Comentarios o
proposiciones de contenido sexual.
Insinuaciones a personas
jóvenes.
Tocar a otras personas.
Conductas sexuales en
presencia de otras personas (niños, jóvenes, etc.).
Además, los cambios en la conducta de la persona
pueden tener implicaciones en la vida familiar.
La vida sexual
con la
pareja
puede sufrir modificaciones:
puede desaparecer el
afecto o los comportamientos previos a la relación sexual.
el tipo de relación que
se mantenía puede variar debido a la desaparición de las
inhibiciones morales, sociales o religiosas que tuviese la
persona.
La pareja puede tener
sentimientos de confusión, remordimientos o culpa ante el hecho de
mantener relaciones sexuales con una persona enferma.
La manera de actuar en estos casos depende del otro
miembro de la pareja. En cualquier caso, siempre se trata de una
opción razonable. Se puede seguir manteniendo relaciones sexuales,
evitarlas de manera suave, decidir en función de las circunstancias,
etc. Cualquier
decisión es válida, lógica y comprensible.
En ocasiones, los
comportamientos pueden afectar al
cuidador o a otros
familiares.
En el siguiente cuadro se presentan, en el recuadro
de la izquierda, algunas de las situaciones que pueden provocar la
aparición de alguno de estos comportamientos y, en el recuadro de la
derecha, algunas sugerencias que pueden aydar a prevenir o evitar la
aparición de los mismos.
POSIBLES CAUSAS O ANTECEDENTES
ESTRATEGIAS DE AFRONTAMIENTO
- Disminución de la capacidad de juicio y de la
conciencia social.
- Malinterpretación de la interacción con el cuidador.
- Ambiente poco confortable (ej.: muy caluroso).
Necesidad de ir al baño.
Ropa ajustada.
Irritación genital.
- Necesidad de atención, afecto o intimidad.
- Autoestimulación (comportamiento que les hace sentir bien)
- No reaccionar violentamente o enfrentarse con
la persona. Responder firmemente pero con calma. Distraer y
proporcionar otra actividad a la persona.
- No dar mensajes con posible doble sentido, ni aunque sea "de
broma". Distraer durante las tareas de cuidado personal.
- Valorar la temperatura de la habitación. Asegurarse de que
las necesidades de evacuación están satisfechas. Valorar
posibles problemas médicos.
- Satisfacer las necesidades básicas de afecto (calidez,
caricias).