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  9. Relaciones Difícilles

Consejería Cristiana es una introducción a la consejería bíblica que el pastor puede aplicar a las necesidades de las personas que buscan su ayuda.  Se estudia el comportamiento del hombre y los factores que forjan su carácter para comprender mejor la condición humana.  Esta matería representa una investigación del educador cristiano y rector del Seminario Reina Valera, Gilberto Abels.

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POBREZA , VALORES HUMANOS Y SEXUALIDAD
 

     En términos generales puede decirse que, en las personas pobres, se encuentran dificultades para expresar el cariño, el amor o la ternura (sobre todo en los hombres). También es común que se tengan creencias erróneas con respecto al amor, lo que genera mucha frustración al llevar a choques entre la fantasía y la realidad afectiva de la vida cotidiana. Frecuentemente esperan que la persona amada satisfaga todas sus necesidades. Un amor incondicional, sin limites, eterno. Que la persona amada "sea" como uno desea que sea (no como ella "es" en realidad). Creen que el dolor, el sufrimiento y los celos son una parte importante e imprescindibles de la vida amorosa. Por lo general esperan que la mujer sea la que sostenga la relación desde el punto de vista afectivo. Es frecuente observar la exigencia de "pruebas de amor", en donde el hombre exige la entrega sexual para que ella le "pruebe que realmente lo ama". También se cree que una forma de evitar que el hombre se vaya (o que regrese a la relación amorosa, cuando ya se ha ido) es teniendo relaciones sexuales. Todo lo anterior dificulta seriamente la elección de una pareja adecuada, ya que no se escoge tomando como base la realidad, sino con base en creencias irreales que pueden llevar rápidamente a la frustración y la decepción.

     Entre estas personas, la infidelidad es uno de los principales problemas (con todas las secuelas de dolor y destrucción de la vida conyugal que ella trae frecuentemente). La familia, célula básica de la sociedad, por lo general se trastorna intensamente con la infidelidad. Se encontró la creencia de que la infidelidad masculina es mucho menos grave que la femenina. Parece que se piensa que los hombres son infieles en forma natural, "biológica", mientras que las mujeres no.

     Las separaciones son frecuentes y se ven en este grupo como algo normal. El matrimonio tiende a tener poca acogida mientras que se buscan mas las uniones libres, sobretodo entre los jóvenes.

     Las personas pobres presentan una profunda carencia de información acerca de la reproductividad. No conocen como se produce la fecundación, como se puede regular la fertilidad, que deberes y obligaciones tienen los padres y las madres con respecto a los hijos, cuales son los derechos de los niños y las niñas, etc. Es evidente la falta de preparación para asumir adecuadamente la paternidad y la maternidad. Muchas veces esto se refleja en graves conflictos familiares.

      El aborto es algo bastante común entre estas personas, algunas veces por cuidar las apariencias, otras porque no hay los recursos económicos para criar otro hijo.

      La creencia absurda de que la madre es la única que tiene la responsabilidad de los hijos lleva frecuentemente a situaciones en donde la mujer esta recargada de obligaciones. Mujeres adoloridas, frustradas y con una enorme tensión emocional. Esta creencia lleva a muchos casos en que el padre esta completamente ausente en la educación integral de sus hijos e hijas.

     Otra de las ideas observadas es la creencia errada de que un hijo "amarra a la pareja". Esto lleva a embarazos donde lo que se desea es fortalecer él vinculo deteriorado de la pareja. Son hijos que realmente no son deseados por sí mismos. Generalmente la relación afectiva de la pareja no mejora con la llegada del hijo, al contrario, muchas veces se acaba de destruir y entonces las falsas expectativas que se tenían con el hijo generan mucho malestar, dolor y frustración.

     Se observan algunos casos de fanatismo religioso, en donde las personas (con mucha comodidad), culpan a Dios de su realidad. Como si los seres humanos no fueran responsables de manejar adecuadamente su sexualidad. También es común la creencia de que hay que tener todos los hijos que Dios les envíe, como si el único responsable de la fecundación fuera Dios (y los humanos no hiciéramos nada para producir o evitar la fecundación del nuevo ser). Algunas de esas personas piensan, en forma bastante irresponsable, que cada niño trae su pan debajo del brazo. Yo pienso que cada pareja debe decidir libre y responsablemente cuantos hijos debe tener, según sus deseos y posibilidades.

     Las personas pobres presentan una gran desinformación acerca del placer sexual. No conocen los mecanismos fisiológicos y psicológicos que regulan la vida erótica, y tienen al respecto una serie de creencias irracionales y, algunas veces, absurdas. La creencia de que el placer sexual es algo malo, sucio, feo y denigrante es bastante común. Esta concepción SEXOFOBICA distorsiona la vivencia cotidiana de los encuentros eróticos de las parejas, impidiéndoles tener una saludable sexualidad. Se percibe frecuentemente el encuentro erótico como un camino que debe llevar solamente a la reproducción, por lo que lo demás parece ser ilegal, y se vive con mucha culpabilidad. Yo creo que el encuentro erótico de la pareja debe servir también para comunicar su amor, experimentar placer sexual y trascender espiritualmente. La realización personal del individuo tiene mucho que ver su adecuada vivencia sexual.}

     Por otro lado, algunas personas viven las relaciones sexuales como una competencia, en donde la ausencia de ternura y afecto se llena con la necesidad de satisfacer al otro y quedar bien. El interés por demorar la eyaculación o por el tamaño del pene (o de los senos) esta muchas veces en esta línea.

La actividad sexual de los hombres se inicia más temprano, es más intensa y más promiscua.

La satisfacción sexual es deficiente tanto en los hombres como en las mujeres.

Hay gran irresponsabilidad sexual, tanto en hombres como mujeres.

     La masturbación, el coito anal y la homosexualidad son tres aspectos controvertidos hacia los cuales hay bastantes inquietudes y muchas creencias falsas. También es frecuente la desinformación acerca de la sexualidad femenina.

      Se observa muchas veces que la mujer desea un cambio en las condiciones en la relación conyugal, buscando mas equidad, pero el hombre recurre a la violencia para controlarla. También se ve, por otro lado, que algunas creencias religiosas (que enfatizan la resignación) contribuyen a perpetuar la injusticia en el ámbito conyugal.

     Las personas pobres presentan una gran desinformación acerca de la masculinidad, la feminidad y la relación entre los géneros. La visión del hombre se relaciona con el dinero, el poder, la valentía, la libertad y la mujer se asocia a la ternura, la sumisión, la capacidad de sufrir y soportar, la necesidad de satisfacer sexualmente a su compañero y la ausencia de su propio placer erótico. Estas creencias machistas son explicadas por causas biológicas, intrínsecas al hecho de ser hombre o mujer, y sin tener en cuenta la educación y los demás factores psico-socio-culturales. Esto es preocupante porque la falta de equidad de género trae serias consecuencias para los seres humanos y para la comunidad, como el incremento de los divorcios y separaciones, iniciación prematura de las relaciones coitales, enfermedades de transmisión sexual, abortos, lesiones físicas y psicológicas en la mujer y los niños (as), adicción al alcohol y otras drogas, embarazos no deseados, disfunciones sexuales, stress, depresión, homicidios, suicidios, para solo nombrar las mas importantes.

      A pesar de que el VIH/SIDA es más común entre las personas pobres (Bayes, 1995), esta enfermedad no le preocupa a las personas pobres. Creen que "eso no tiene nada ver conmigo, el VIH/SIDA es algo que solo le da a los homosexuales".

      El machismo aumenta la predisposición al VIH/SIDA de la mujer porque la subordinación al hombre la pone en una situación desventajosa para negociar o controlar las caracteristicas de la relación sexual (como el uso de condón, la fidelidad, etc.). En el hombre también se incrementa el riesgo, ya que este para cumplir su rol de macho se siente obligado a ser infiel, promiscuo, parrandero y consumidor de mucho alcohol, lo cual baja la probabilidad de relaciones sexuales seguras (Bayes, 1995; Flores Colombino, 1997).

      Con respecto a los valores, es evidente la falta de responsabilidad, ternura, dialogo, placer sexual, fidelidad, solidaridad, respeto, autonomía, lealtad, equidad y justicia entre los géneros. Esa investigación muestra claramente la crisis de valores que estamos viviendo en Colombia, que amerita el interés en la educación de la sexualidad que nos lleve a una mejor vida para las próximas generaciones de colombianos. La calidad de vida mejorara en la medida que mejoren los valores que orientan nuestra vida en pareja. Esa investigación también muestra que, por lo general, los colombianos de los estratos 1 y 2 llegan a un hogar que no esta preparado para darles una adecuada educación para la vida, la convivencia y el amor; que les permita lograr una vida sexual saludable, responsable, gratificante y constructiva.

     La situación actual también impide el crecimiento económico y obstaculiza la productividad y el ahorro porque genera:

  • Desmotivación hacia la vida (en general), hacia el trabajo y hacia el estudio.
     
  • Barreras hacia el adecuado desempeño de las capacidades laborales y académicas, por estrés, depresión, desconcentración, intentos de suicidios, etc. producidos por los problemas amorosos, eróticos, de violencia conyugal, etc.
     
  • Perdida de energías y tiempo útil, para el trabajo o el estudio, que se consume en tratar de resolver conflictos amorosos, eróticos, reproductivos y de violencia conyugal.
     
  • Perdidas de dinero y tiempo en las consultas a horóscopos, brujas y similares para resolver los problemas amorosos y conyugales.
     
  • Gastos por servicios médicos y drogas para solucionar trastornos psicosomáticos o consecuencias de actos violentos producidos por los celos, el abuso del alcohol y otras consecuencias de los problemas sexuales y amorosos, como los abortos inducidos y la infección del VIH/SIDA, etc.

         Para el adecuado desarrollo de las personas pobres, y de la comunidad en general, necesitamos adelantar proyectos que estimulen el desarrollo de creencias, costumbres y valores que produzcan estilos de vida más saludables. Debemos fomentar valores éticos como la responsabilidad, ternura, dialogo, placer erótico, fidelidad, solidaridad, respeto, autonomía, lealtad, equidad y justicia entre los géneros, si creemos en el ideal Bolivariano de un ser humano autónomo, ético y culto y una sociedad libre, justa y solidaria.

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    Caballo Viejo

    Distinguidos señores: Tengo 54 años, soy viudo, con dos hijas ya casadas, a su vez con hijos. O sea, soy abuelo. Hace un año y unos meses, conocí en el trabajo a una jovencita menor que mis hijas. Es realmente joven. Mayor de edad, pero muy joven. Desde que nos conocimos, pensé que ella me trataba muy bien por respeto o admiración. Poco a poco hemos comenzado a salir juntos y a enamorarnos. Ella dice estar felicísima y yo me siento excelente. Mis hijas no saben nada. En una ocasión, le manifesté que lo nuestro no podía ser, porque seríamos rechazados socialmente, y le requerí que termináramos la relación. El dolor que esto significó fue tan grande, para ella y para mí, que tres semanas más tarde decidimos recomenzar y amarnos discretamente. Yo tengo mis dudas de si hago lo correcto. ¿Me dan una opinión? Firma: Abuelo.

    Apreciado Abuelo: Algunos autores han determinado la existencia del amor genético que se da en las parejas, éste se presenta con una serie de manifestaciones químicas que no dependen del ser humano y es totalmente instintivo. El hombre cuenta con una serie de hormonas o sustancias que funcionan a nivel cerebral, y cuando se produce el amor, éstas se liberan al torrente sanguíneo, causando un estado de euforia o de excitación en las personas, el cual es una de las sensaciones que se producen al estar enamorado. Estas sustancias bioquímicas, según la psicología evolutiva, estarían obedeciendo a un código genético. De acuerdo a esta explicación, el enamorarse puede depender de factores emocionales que se salen del control de las normas sociales de la cultura en que se viva. Pero, precisamente, existe también el amor de origen sociocultural, que es más racional. Este tipo de amor se da en base a los parámetros establecidos por la sociedad: "¿Es ése el hombre o la mujer que me conviene?" o "¿La sociedad verá con buenos ojos mi relación de hombre de 60 años con una mujer de 20?" o "¿Si yo, mujer, tengo 50 años, puedo hacer pareja con un hombre de 30 o menos?". Infinidad de autores han hablado y escrito acerca del amor y si éste tiene edades o no. Filósofos, poetas, músicos, humoristas, escritores, cantantes y gran cantidad de personas teorizan al respecto. Hasta existen poemas y composiciones musicales, como "Caballo Viejo" de Simón Díaz, que hablan de lo maravilloso que es poder amarse sin tomar en cuenta las edades. En nuestro programa "Cita con los Psicólogos", que se transmite todas las tardes por Radio Caracas Radio, conversamos con distintas personalidades y expertos sobre el tema.

    Hablan las mujeres

    Haydée Balza, actriz venezolana del cine y la televisión, ha mantenido una relación de pareja con un hombre al que le lleva 27 años, y opina al respecto que "el amor, en líneas generales es algo muy sublime y es el único sentimiento que está por encima de cualquier cosa". Pero el amor es algo más para ella: "Es una cuestión de espíritu. Es estar con tu pareja por encima de cualquier circunstancia, en las buenas y en las malas". Además, Haydée explica que cuando una mujer de cincuenta años decide tener una relación con un hombre menor, debe tener una gran capacidad de riesgo, pues "la sociedad va a querer imputarte, a través de la burla incluso, el hecho de que decidas ser diferente. En este sentido, una mujer que se encuentre en esta circunstancia, deberá preguntarse a sí misma si ella quiere ser como desea ser, o si quiere ser como el mundo o la sociedad quiere que ella sea. Debe prepararse con mucha fuerza para enfrentar a la sociedad". Mimí Lazo, quien también es actriz y se ha casado con una pareja menor que ella, comenta que "mientras todo se plantee de una forma natural y sin prejuicios, ese amor puede funcionar". Isabel Corpas de Posadas, católica, doctora en teología, nos comentó que desde el mismo momento que existe amor, no importan las edades de las personas. "El amor sí tiene un ciclo, nace, va madurando, se estabiliza, y creo firmemente que el amor no muere, siempre y cuando la pareja no lo deje morir. Ahora, en cuanto a la edad que deben tener las personas, creo que para el amor no hay edad, porque para amar es importante que haya dos personas que amen y se dejen amar". En cuanto al hecho de si la Iglesia Católica pone algún límite a las personas para el establecimiento de una relación de pareja, lo que se plantea es el establecimiento de relaciones de amor, respeto y fidelidad entre el hombre y la mujer. "Creo -prosigue la doctora Posadas- que la Iglesia y sus doctrinas han ido respondiendo de acuerdo a las circunstancias". En el caso en que se establecen relaciones con diferencias de edades, dentro de la moral de la Iglesia no hay ningún reparo en este sentido, siempre que haya amor, respeto y se establezca una relación satisfactoria para ambos. Igual opinión fue la de Mildred Escalante, del Departamento de Pastoral Familiar de la Conferencia Episcopal Venezolana, quien manifestó que "La Iglesia no pone limitaciones al respecto, se trata estrictamente de cuestiones culturales".

    Qué dicen los especialistas

    Roberto De Vries, médico psiquiatra, nos expresó que el amor no tiene edad porque se trata de un sentimiento constructivo. "Es querer o desear el bien para otra persona. Ahora bien, cuando el amor se trata de atracción de pareja, tiene varias connotaciones y hay diferentes tipos de amor. Lo que generalmente se reconoce como amor en pareja, es el amor cuando va unido al sentimiento constructivo de querer el bien de la persona amada. Pero también existe el amor sexual, el amor de atracción para fundirse dos personas en un solo cuerpo y lograr un ente mucho más sofisticado y espiritual". Incluso, en el caso de parejas en las que la mujer es mayor que el hombre, De Vries explica que se debe quizás a que la mujer ha crecido mucho en los últimos tiempos, y que ya no es la mujer dominada, víctima y dependiente del hombre que era hace algún tiempo atrás. "Las mujeres han transitado todo un camino y en el transcurso del tiempo, las sociedades han ido cambiando los valores. Lo permitido por el machismo era que el hombre tenía licencia abierta para enamorar a mujeres jóvenes. En la actualidad, ésto también está siendo permitido para las mujeres. De manera que para mí, el amor no tiene edad. Lo que sucede es que la sociedad le impone normas, o el famoso deber ser a todas las manifestaciones del amor". Por otra parte, Edmundo Chirinos, psiquiatra y ex-rector de la Universidad Central de Venezuela, nos manifestó que el amor no tiene edad, se da o presenta en todas las edades. La norma es encontrar parejas de edades similares, pero existen muchos casos de hombres que hasta duplican o más las edades de sus mujeres. También, son cada vez más numerosas las consultas de mujeres de 50 o 60 años, a las cuales se hace imposible discriminar qué edad tienen, que se mantienen perfectamente bien y activamente sexuales, rejuvenecidas, con hombres significativamente menores que ellas. Podemos entonces concluir que definitivamente no hay edades para las relaciones de pareja, siempre y cuando exista una relación satisfactoria, basada en el respeto mutuo, la confianza, la admiración y en el amor. El amor es como la agricultura, hay que sembrarlo, cultivarlo y recoger sus frutos. Sembrarlo en cada estación, cultivarlo todos los días y recoger sus frutos en cada momento de felicidad que puedan compartir. También tiene problemas, al igual que la naturaleza, sequías, inundaciones, cuervos y alimañas, pero un buen agricultor se sobrepone y se impone a la adversidad. Los buenos amantes también.

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    Mujer madura y Hombre Joven

    Psicólogos Gessen: "Tengo 45 años, divorciada desde hace 5 y me enamoré 1 año atrás de un joven de la edad de mi hijo (27). Sus amigos me han aceptado sin problemas, pero los míos, sobre todo ellas, han tratado de separarnos por todos los medios, dicen que lo hacen por mi bien, que ahorita no puedo ver el daño que esa relación me trae porque estoy muy enamorada, pero que dentro de muy poco me voy a arrepentir, ellas dicen que me lo advierten para que después no sufra. Yo siento que él me ha devuelto la vida, hemos vivido experiencias intensamente, pero mis amigas y en especial una hermana mayor, me tratan como si fuera una niña, una loca o una pervertida... Necesito su opinión ¿Debo dejarlo o seguir con él?" Berta.

    Apreciada Berta:

    En realidad no existe ningún fundamento que indique que los miembros de una pareja deban tener determinadas edades, como no sea su estado adulto. Históricamente, sólo hay una referencia que data del siglo VII antes de Cristo y que aparece en el código de Dracón, célebre por su severidad. Allí se decía que las mujeres debían contraer matrimonio entre los 16 y los 20 años con un hombre de 35. Entonces, aquella drástica medida tenía su razón de ser: los griegos estaban en plena guerra del Peloponeso, y todo hombre de 18 a 35 años era reclutado para la lucha. Como también necesitaban niños que reemplazaran a los soldados que caían en el frente, la solución más práctica fue dictar aquella ley. Con el paso de los siglos, y como el padre consideraba que las hijas eran de "su propiedad", se potenciaron los matrimonios tempranos con hombres mayores. Así la "tutela" pasaba de manos del padre a la del marido. También con los matrimonios se conseguían alianzas entre la gente rica, o tener una boca menos que alimentar en las familias modestas. Reconocer todo esto no era de buen gusto, por lo que se buscaron justificaciones que avalaran esos pactos de conveniencia, como que la mujer "madura" antes que el hombre y o que envejece más rápidamente. Hoy se sabe que ninguna de las dos "justificaciones" son totalmente ciertas, pero sí muy difíciles de desterrar de la creencia popular. Por ello, los hombres tienden a casarse con mujeres menores como norma.

    Mito "40 y 20"

    Al hombre socialmente, se le mide por su cerebro, su posición social y por su riqueza. En cambio a la mujer, según arcaicos conceptos, debe contar con su juventud, belleza y capacidad para engendrar hijos. De manera que cuando llega a determinada edad, va perdiendo sus "ventajas". Uno de los mitos, relacionado con lo fisiológico, es que el sexo es sólo admisible en función de la procreación. Todavía algunos grupos religiosos cristianos piensan así: Una mujer que ya no puede engendrar no debería hacer gala de sus deseos carnales. En el caso del hombre, es otro cantar, ya que en teoría siempre puede ser padre. Pero, ¿dónde quedan el goce y el ejercicio de la sexualidad? Especialistas como Master y Johnson, han reconocido que la mujer en este campo disfruta tanto o más que el hombre. La capacidad femenina para disfrutar del sexo aumenta con el tiempo, alcanza sus cotas más altas a los 40 años y disminuye de una forma más lenta que la masculina. Aunado a esto, la ciencia ha avanzado tanto que prácticamente el envejecimiento no es notado tan fácilmente. Cirugías, vitaminas y técnicas rejuvenecedoras han permitido que las mujeres puedan verse por mucho tiempo bellas, elegantes y hermosas. Por su parte, los varones llegan a tener su máxima potencia sexual durante los 20, para ir declinando progresivamente a partir de esta edad. Los tiempos cambian y cada vez son más las mujeres mayores, triunfadoras y dueñas de su vida, que buscan el amor de hombres mucho más jóvenes que ellas, y la fórmula más usual es 40 (ellas) 20 (ellos). Los jóvenes de hoy no le tienen miedo a la mujer independiente. Al revés, se dan cuenta de que pueden aprender mucho de ellas y amarlas de verdad. Las mujeres, por supuesto, encuentran en ellos el esplendor sexual y la curiosidad propias de la juventud. Pero a pesar del crecimiento cultural, social y emocional, una especie de tabú pesa sobre las parejas en las que la mujer es mayor. Hoy vemos casos de mujeres que, contraviniendo el "orden y las buenas costumbres", se han unido a hombres más jóvenes que ellas, lo que no ha resultado sencillo. A primera vista, parece que éste es un asunto en el que sólo tendrían que opinar los implicados, mas no es así y las frases no suelen ser precisamente agradables para los oídos femeninos. En el mejor de los casos, se habla de un Complejo de Edipo mal elaborado, mal curado, o de que la pobre se está dejando engañar por un "Don Juan» vividor que se ha cruzado en su camino. Peor, se les acusa a ellas de viciosas y de estar poniéndose en ridículo por una piel tersa y un cuerpo esbelto. No obstante, contra viento y marea, mujeres de ayer y hoy como Ursula Andress, Susan Sarandon, Edith Piaf, Tina Turner, Cher, Mimí Lazo y Haydee Balza entre otras, no han dejado de vivir su amor por los "comentarios". Ellas han sido duramente criticadas por tener a su lado hombres hasta 20 años más jóvenes en algún momento de sus vidas. La cosa no sería tan discriminatoria si sucediera lo mismo con los sesentones que se casan con jovencitas. Pero a nadie se le ha ocurrido nunca calificar de viciosos o de ridículos a personajes como Chaplin, Picasso, Moravia o Borges, aunque se hayan casado o "empatado" con jovencitas que podrían ser sus nietas. Detrás de toda esta situación se encuentra todavía el machismo, que permite que el "viejo verde", ahora "caballo viejo", tenga el campo abierto para enamorar a mujeres jóvenes, y condena cuando ve una "yegua vieja" disfrutar al potranco. Lo cierto es que la mayoría de las mujeres que han mantenido experiencias amorosas con hombres más jóvenes refieren estar muy satisfechas de esa relación. Las parejas suelen tener buenos y malos ratos independientemente de la edad, pero cuando en la pareja, la mujer es mayor, los problemas generalmente vienen de "afuera". Bien sea que la familia de él considera que deben rescatar al pobre "niño" de las garras de una "vieja" que lo tiene engatusado con sus artes, o son las amigas de ellas, -¿envidiosas?- quienes pretenden disuadirla de que persista en esa "locura". O acaso los compañeros de trabajo de ambos que intentan deshacer lo que consideran una relación "extraña". Creemos que los problemas más serios los crean todos aquellos que no tienen que ver con la relación en sí misma, y que por lo tanto no deberían tener tanto peso al juzgar una historia de amor, tengan la edad que tengan los protagonistas.

    Relación "Edípica"

    De acuerdo al complejo de Edipo que planteara Freud, en la utopía varonil de la felicidad masculina existe la fantasía inconsciente de tener siempre a mamá. Alguien que acune, malcríe, quien se ría de sus travesuras y que todo lo consienta, sin pedir ninguna clase de cuenta. A quien esperan hallar muchas veces en una pareja mayor. A ellos les atrae la madurez, experiencia, seguridad y misterio que encierra la mujer de edad. Ellas, maduras, pero deseosas de vivir experiencias que las llenen de vitalidad, riesgo y aventura, se unen de inmediato a estos jóvenes a los que les doblan la edad para compartir amor, cama e ilusiones. Así, estos dos personajes se unen por razones diferentes a las típicas y convencionales, para ellos no existe el futuro, viven su presente, disfrutando cada segundo intensamente. Berta, pensamos que lo más importante en una relación amorosa es el respeto, la confianza y la admiración, aspectos que no tienen como requisito la edad. Uno se enamora es del espíritu de una persona, por lo que no vemos mal que usted, si se siente plena y realizada continúe la relación con este joven. Simplemente esté consciente que durará lo que dure. Disfrútelo.

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    http://psicologiacientifica.com/publicaciones/biblioteca/articulos/ar-josemgonz01.htm

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    http://www.psicologiaparatodos.com/psicologia/archivotemas.asp?

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    http://www.psicologiaparatodos.com/psicologia/archivotemas.asp?

     

     
    1. Ansiedad
    2. Soledad
    3. Depresión
    4. Enojo
    5. Culpa
    6. Perdón
    7. Amor
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