Bienvenido | Inscripciones | Orientación | Donar al seminario - su ofrenda hace este ministerio posible | |
Seminario Reina Valera
|
|
33. La Seguridad Eterna De La Salvación Teología Sistemática 2 es el estudio de las doctrinas bíblicas de la salvacion: expíación, sustitución, redención, reconciliación, propiciación, justificación, elección, predestinación, regeneración, conversión, arrepentimiento, la adopción y la unión mística del creyente con Cristo. Incluye el estudio de las doctrinas acerca de la iglesia: sus miembros, propósito, comisión, culto, organización y ordenanzas. Incluye el estudio de las profecías de la Biblia: principalmente las no cumplidas todavía como el arrebatamiento de la iglesia, la Tribulación, la segunda venida de Jesucristo, el reino milenial, los juicios finales y el estado eterno. 33. La Seguridad Eterna De La Salvación por Lewis Sperry Chafer
Aunque la mayoría de los creyentes en Cristo acepta la
doctrina de que pueden tener la seguridad de su salvación en
determinado momento en su experiencia, muchas veces se hace la
pregunta: « ¿Puede perderse
una persona que ha sido salva?» Puesto que el temor de perder la
salvación podría afectar seriamente la paz mental de un creyente, y
por cuanto su futuro es tan vital, esta pregunta constituye un aspecto
importantísimo de la doctrina de la salvación. La afirmación de que una persona salvada puede perderse nuevamente está
basada sobre ciertos pasajes bíblicos que parecen ofrecer dudas
acerca de la continuidad de la salvación. En la historia de la
iglesia ha habido sistemas opuestos de interpretación conocidos como
Calvinismo, en apoyo de la seguridad eterna, y Arminianismo, en
oposición a la seguridad eterna (cada uno denominado según el nombre
de su apologista más célebre, Juan Calvino y Jacobo Arminio). A. Punto de vista Arminiano de la
seguridad. Los que sustentan el punto de vista Arminiano dan una lista de unos ochenta
y cinco pasajes que sustentan la seguridad condicional. Entre éstos
los más importantes son: Mt. 5:13 13 Vosotros sois la sal de la
tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No
sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los
hombres. Mt. 6:23 23 pero si tu ojo es maligno,
todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay
es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas? Mt. 7:16-19 16 Por sus frutos los conoceréis.
¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo
da frutos malos. 18 No puede el buen árbol dar malos
frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. 19 Todo árbol
que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Mt. 13:1-8 1 Aquel día salió Jesús de
la casa y se sentó junto al mar. 2 Y se le juntó mucha
gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba
en la playa. 3 Y les habló muchas cosas por parábolas,
diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar. 4 Y
mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y
vinieron las aves y la comieron. 5 Parte cayó en
pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no
tenía profundidad de tierra; 6 pero salido el sol, se quemó;
y porque no tenía raíz, se secó. 7 Y parte cayó entre
espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. 8 Pero
parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a
sesenta, y cuál a treinta por uno. Mt. 18:23-35 23 Por lo cual el reino de los
cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos.
24 Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le
debía diez mil talentos. Mt. 24:4-5 4 El respondió y dijo: Escrito
está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que
sale de la boca de Dios. 5 Entonces el diablo le llevó a
la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, Mt. 24:11-13 11 Y muchos falsos profetas se
levantarán, y engañarán a muchos; 12 y por haberse
multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. 13 Mas
el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Mt. 24:23-26 23 Entonces, si alguno os dijere:
Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis.
24 Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y
harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si
fuere posible, aun a los escogidos. 25 Ya os lo he dicho
antes. 26 Así que, si os dijeren: Mirad, está en el
desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis. Mt. 25:1-13 1 Entonces el reino de los
cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas,
salieron a recibir al esposo. 2 Cinco de ellas eran
prudentes y cinco insensatas. 3 Las insensatas, tomando sus
lámparas, no tomaron consigo aceite; 4 mas las prudentes
tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. 5 Y
tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. 6Y
a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a
recibirle! 7 Entonces todas aquellas vírgenes se
levantaron, y arreglaron sus lámparas. 8 Y las insensatas
dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas
se apagan. 9 Mas las prudentes respondieron diciendo: Para
que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que
venden, y comprad para vosotras mismas. 10 Pero mientras
ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas
entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. 11 Después
vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos!
12 Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os
conozco. 13 Velad, pues, porque no sabéis el día ni la
hora en que el Hijo del Hombre ha de venir. Lc. 8:11-15 11 Esta es, pues, la parábola:
La semilla es la palabra de Dios. 12 Y los de junto al
camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón
la palabra, para que no crean y se salven. 13 Los de sobre
la piedra son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo;
pero éstos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo
de la prueba se apartan. 14 La que cayó entre espinos, éstos
son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las
riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto. 15 Mas
la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y
recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia. Lc. 11:24-28 24 Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos,
buscando reposo; y no hallándolo, dice: Volveré a mi casa de donde
salí. 25 Y cuando llega, la halla barrida y adornada.
26 Entonces va, y toma otros siete espíritus peores que él; y
entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser
peor que el primero. 27 Mientras él decía estas cosas,
una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo:
Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste.
28 Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de
Dios, y la guardan. Lc. 12:42-46 42 Y dijo el Señor: ¿Quién es
el mayordomo fiel y prudente al cual su señor pondrá sobre su casa,
para que a tiempo les dé su ración? 43 Bienaventurado
aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.
44 En verdad os digo que le pondrá sobre todos sus bienes.
45 Mas si aquel siervo dijere en su corazón: Mi señor tarda en
venir; y comenzare a golpear a los criados y a las criadas, y a comer
y beber y embriagarse, 46 vendrá el señor de aquel siervo
en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, y le castigará
duramente, y le pondrá con los infieles. Jn. 6:66-71 66 Desde entonces muchos de sus
discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. 67 Dijo
entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros?
68 Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú
tienes palabras de vida eterna. 69 Y nosotros hemos creído
y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. 70
Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los
doce, y uno de vosotros es diablo? 71 Hablaba de Judas
Iscariote, hijo de Simón; porque éste era el que le iba a entregar,
y era uno de los doce. Jn. 8:31-32, 51 31 Dijo entonces Jesús a los
judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi
palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32 y
conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. 51 De cierto, de cierto os digo, que el que guarda mi palabra, nunca verá
muerte. Jn. 13:8 8 Pedro le dijo: No me lavarás
los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás
parte conmigo. Jn. 15:1-6 1 Yo soy la vid verdadera, y mi
Padre es el labrador. 2 Todo pámpano que en mí no lleva
fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para
que lleve más fruto. 3 Ya vosotros estáis limpios por la
palabra que os he hablado. 4 Permaneced en mí, y yo en
vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no
permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí,
y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis
hacer. 6 El que en mí no permanece, será echado fuera
como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y
arden. Hch. 5:32 32 Y nosotros somos testigos
suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado
Dios a los que le obedecen. Hch. 11:21-23 21 Y la mano del Señor estaba
con ellos, y gran número creyó y se convirtió al Señor. 22 Llegó
la noticia de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba en Jerusalén;
y enviaron a Bernabé que fuese hasta Antioquía. 23 Este,
cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a
todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor. Hch. 13:43 43 Y despedida la congregación,
muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a Pablo
y a Bernabé, quienes hablándoles, les persuadían a que perseverasen
en la gracia de Dios. Hch. 14:21-22 21 Y después de anunciar el
evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a
Listra, a Iconio y a Antioquía, 2 2confirmando los ánimos
de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y
diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones
entremos en el reino de Dios. Ro. 6:11-23 11 Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios
en Cristo Jesús, Señor nuestro. 12 No reine, pues, el
pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus
concupiscencias; 13 ni tampoco presentéis vuestros
miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos
vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros
miembros a Dios como instrumentos de justicia. 14 Porque el
pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley,
sino bajo la gracia. 15¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no
estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. 16¿No
sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle,
sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte,
o sea de la obediencia para justicia? 17 Pero gracias a
Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón
a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; 18 y
libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. 19
Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como
para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la
inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad
vuestros miembros para servir a la justicia. 20 Porque
cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia.
21¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales
ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. 22 Mas
ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios,
tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida
eterna. 23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva
de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. Ro. 8:12-17 12 Así que, hermanos, deudores
somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; 13 porque
si vivís conforme a la carne, moriréis; más si por el Espíritu hacéis
morir las obras de la carne, viviréis. 14 Porque todos los
que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
15 Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para
estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de
adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! 16 El Espíritu
mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y
coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para
que juntamente con él seamos glorificados. Ro. 11:20-22 20 Bien; por su incredulidad
fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te
ensoberbezcas, sino teme. 21 Porque si Dios no perdonó a
las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará. 22 Mira,
pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para
con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa
bondad; pues de otra manera tú también serás cortado. Ro. 14:15-23 15 Pero si por causa de la
comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No
hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió.
16 No sea, pues, vituperado vuestro bien; 17 porque
el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en
el Espíritu Santo. 18 Porque el que en esto sirve a Cristo,
agrada a Dios, y es aprobado por los hombres. 19 Así que,
sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. 20 No
destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas a la
verdad son limpias; pero es malo que el hombre haga tropezar a otros
con lo que come. 21 Bueno es no comer carne, ni beber vino,
ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite.
22¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios.
Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba.
23 Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no
lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado. 1Co. 9:23-27 23 Y esto hago por causa del evangelio, para hacerme copartícipe de él. 24¿No
sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren,
pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis.
25 Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad,
para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.
26 Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de
esta manera peleo, no como quien golpea el aire, 27 sino
que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo
sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado. 1Co. 10:1-21 1 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos
estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar; 2 y todos
en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar, 3 y
todos comieron el mismo alimento espiritual, 4 y todos
bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca
espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. 5 Pero de
los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados
en el desierto. 6 Mas estas cosas sucedieron
como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como
ellos codiciaron. 7 Ni seáis idólatras, como algunos de
ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y
se levantó a jugar. 8 Ni forniquemos, como algunos de
ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil. 9 Ni
tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y
perecieron por las serpientes. 10 Ni murmuréis, como
algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. 11 Y
estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para
amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los
siglos. 12 Así que, el que piensa estar firme, mire que no
caiga. 13 No os ha sobrevenido ninguna tentación que no
sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de
lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la
tentación la salida, para que podáis soportar. 14 Por
tanto, amados míos, huid de la idolatría. 15 Como a
sensatos os hablo; juzgad vosotros lo que digo. 16 La copa
de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de
Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?
17 Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un
cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan. 18 Mirad
a Israel según la carne; los que comen de los sacrificios, ¿no son
partícipes del altar? 19¿Qué digo, pues? ¿Que el ídolo
es algo, o que sea algo lo que se sacrifica a los ídolos? 20 Antes
digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican,
y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los
demonios. 21 No podéis beber la copa del Señor, y la copa
de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la
mesa de los
demonios
demonios 1Co. 11:29-32 29 Porque el que come y bebe
indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe
para sí. 30 Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados
entre vosotros, y muchos duermen. 31 Si, pues, nos examinásemos
a nosotros mismos, no seríamos juzgados; 32 más siendo
juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos
condenados con el mundo. 1Co. 15:1-2 1 Además os declaro, hermanos,
el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el
cual también perseveráis; 2 por el cual asimismo, si
retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis
en vano. 2Co. 1:24 24 No que nos enseñoreemos de
vuestra fe, sino que colaboramos para vuestro gozo; porque por la fe
estáis firmes. 2Co. 11:2-4 2 Porque os celo con celo de
Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como
una virgen pura a Cristo. 3 Pero temo que como la serpiente
con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera
extraviados de la sincera fidelidad a Cristo. 4 Porque si
viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o
si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro
evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis; 2Co. 12:21 21 que cuando vuelva, me humille
Dios entre vosotros, y quizá tenga que llorar por muchos de los que
antes han pecado, y no se han arrepentido de la inmundicia y fornicación
y lascivia que han cometido. 2Co. 13:5 5 Examinaos a vosotros mismos
si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a
vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis
reprobados? Ga. 2:12-16 12 Pues antes que viniesen
algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que
vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la
circuncisión. 13 Y en su simulación participaban también
los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también
arrastrado por la hipocresía de ellos. 14 Pero cuando vi
que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a
Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles
y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar?
15 Nosotros, judíos de nacimiento, y no pecadores de entre los
gentiles, 16 sabiendo que el hombre no es justificado por
las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también
hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo
y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie
será justificado. Ga. 3:4 4¿Tantas cosas habéis
padecido en vano? si es que realmente fue en vano. Ga. 4:1 1 Pero también digo: Entre
tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es
señor de todo; Ga. 5:1-4 1 Estad, pues, firmes en la
libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos
al yugo de esclavitud. 2 He aquí, yo Pablo os digo que si
os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. 3 Y otra
vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a
guardar toda la ley. 4 De Cristo os desligasteis, los que
por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído. Ga. 6:7-9 7 No os engañéis; Dios no
puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también
segará. 8 Porque el que siembra para su carne, de la carne
segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu
segará vida eterna. 9No nos cansemos, pues, de hacer bien;
porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Col. 1:21-23 21 Y a vosotros también, que
erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo
malas obras, ahora os ha reconciliado 22 en su cuerpo de
carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e
irreprensibles delante de él; 23 si en verdad permanecéis
fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del
evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación
que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro. Col. 2:4-8 4 Y esto lo digo para que nadie os engañe con palabras persuasivas. 5 Porque
aunque estoy ausente en cuerpo, no obstante en espíritu estoy con
vosotros, gozándome y mirando vuestro buen orden y la firmeza de
vuestra fe en Cristo. 6 Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en
él; 7 arraigados y sobreedificados en él, y confirmados
en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de
gracias. 8 Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías
y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a
los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Col. 2:18-19 18 Nadie os prive de vuestro
premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en
lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal,
19 y no asiéndose de 1Ts. 3:5 5 Por lo cual también yo, no
pudiendo soportar más, envié para informarme de vuestra fe, no sea
que os hubiese tentado el tentador, y que nuestro trabajo resultase en
vano. 1Ti. 1:3-7 3 Como te rogué que te
quedases en Efeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos
que no enseñen diferente doctrina, 4 ni presten atención
a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más
bien que edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora.
5 Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de
corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida, 6 de
las cuales cosas desviándose algunos, se apartaron a vana palabrería,
7 queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que
hablan ni lo que afirman. 1Ti. 1:18-20 18 Este mandamiento, hijo
Timoteo, te encargo, para que conforme a las profecías que se
hicieron antes en cuanto a ti, milites por ellas la buena milicia,
19 manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual
naufragaron en cuanto a la fe algunos, 20 de los cuales son
Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás para que aprendan
a no blasfemar. 1Ti. 2:11-15 11 La mujer aprenda en silencio,
con toda sujeción. 12 Porque no permito a la mujer enseñar,
ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. 13 Porque
Adán fue formado primero, después Eva; 14 y Adán no fue
engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en
transgresión. 15 Pero se salvará
engendrando hijos, si
permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia. 1Ti. 4:1-16 1 Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos
apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a
doctrinas de demonios; 2 por la hipocresía de mentirosos
que, teniendo cauterizada la conciencia, 3 prohibirán
casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que
con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que
han conocido la verdad. 4 Porque todo lo que Dios creó es
bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias;
5 porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado. 6 Si esto enseñas a los
hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras
de la fe y de la buena doctrina que has seguido. 7 Desecha
las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad; 8 porque
el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para
todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la
venidera. 9 Palabra fiel es esta, y digna de ser recibida
por todos. 10 Que por esto mismo trabajamos y sufrimos
oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de
todos los hombres, mayormente de los que creen. 11 Esto manda y enseña. 12 Ninguno tenga en poco tu juventud, sino
sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe
y pureza. 13 Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura,
la exhortación y la enseñanza. 14 No descuides el don que
hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de
las manos del presbiterio. 15 Ocúpate en estas cosas;
permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos.
16 Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello,
pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren. 1Ti. 5:5-15 5 Más la que en verdad es viuda y ha quedado sola, espera en Dios, y es
diligente en súplicas y oraciones noche y día. 6 Pero la
que se entrega a los placeres, viviendo está muerta. 7 Manda
también estas cosas, para que sean irreprensibles; 8 porque
si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa,
ha negado la fe, y es peor que un incrédulo. 9 Sea puesta
en la lista sólo la viuda no menor de sesenta años, que haya sido
esposa de un solo marido, 10 que tenga testimonio de buenas
obras; si ha criado hijos; si ha practicado la hospitalidad; si ha
lavado los pies de los santos; si ha socorrido a los afligidos; si ha
practicado toda buena obra. 11 Pero viudas más jóvenes no
admitas; porque cuando, impulsadas por sus deseos, se rebelan contra
Cristo, quieren casarse, 12 incurriendo así en condenación,
por haber quebrantado su primera fe. 13 Y también aprenden
a ser ociosas, andando de casa en casa; y no solamente ociosas, sino
también chismosas y entremetidas, hablando lo que no debieran.
14 Quiero, pues, que las viudas jóvenes se casen, críen hijos,
gobiernen su casa; que no den al adversario ninguna ocasión de
maledicencia. 15 Porque ya algunas se han apartado en pos
de Satanás. 1Ti. 6:9-12 9 Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas
codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y
perdición; 10 porque raíz de todos los males es el amor
al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y
fueron traspasados de muchos dolores. 11 Mas tú, oh
hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad,
la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. 12 Pelea la
buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual
asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de
muchos testigos. 1Ti. 6:17-21 2Ti. 2:11-18 11 Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él,
también viviremos con él; 12
Si sufrimos, también reinaremos con él; Si le negáremos, él también
nos negará. 13
Si fuéremos infieles, él permanece fiel; El no puede negarse a sí
mismo. 14 Recuérdales esto, exhortándoles delante del Señor a que no contiendan
sobre palabras, lo cual para nada aprovecha, sino que es para perdición
de los oyentes. 15 Procura con diligencia presentarte a
Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa
bien la palabra de verdad. 16 Más evita profanas y vanas
palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad. 17 Y
su palabra carcomerá como gangrena; de los cuales son Himeneo y
Fileto, 18 que se desviaron de la verdad, diciendo que la
resurrección ya se efectuó, y trastornan la fe de algunos. 2Ti. 2:22-26 22 Huye también de las pasiones
juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que
de corazón limpio invocan al Señor. 23 Pero desecha las
cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas.
24 Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino
amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; 25 que
con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les
conceda que se arrepientan para conocer la verdad, 26 y
escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él. 2Ti. 3:13-15 13 mas los malos hombres y los
engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados.
14 Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste,
sabiendo de quién has aprendido; 15 y que desde la niñez
has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio
para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. He. 2:1-3 1 Por tanto, es necesario que
con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que
nos deslicemos. 2 Porque si la palabra dicha por medio de
los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió
justa retribución, 3¿cómo escaparemos nosotros, si
descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido
anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que
oyeron, He. 3:6-19 6 pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si
retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la
esperanza. 7 Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, 8
No endurezcáis vuestros corazones, Como en la provocación, en
el día de la tentación en el desierto, 9
Donde me tentaron vuestros padres; me probaron, Y vieron mis obras cuarenta años. 10
A causa de lo cual me disgusté contra esa generación, Y dije: Siempre andan vagando
en su corazón, Y no han conocido mis caminos. 11
Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo. 12 Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de
incredulidad para apartarse del Dios vivo; 13 antes
exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice:
Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del
pecado. 14 Porque somos hechos participantes de Cristo, con
tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio,
15 entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros
corazones, como en la provocación. 16¿Quiénes fueron los que,
habiendo oído, le provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de
Egipto por mano de Moisés? 17¿Y con quiénes estuvo él
disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos
cayeron en el desierto? 18¿Y a quiénes juró que no
entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? 19 Y
vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad. He. 4:1-16 1 Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su
reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. 2 Porque
también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos;
pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe
en los que la oyeron. 3 Pero los que hemos creído entramos
en el reposo, de la manera que dijo: Por tanto, juré en mi ira, No entrarán en mi reposo; Aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo.
4 Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó
Dios de todas sus obras en el séptimo día. 5 Y otra vez
aquí: No entrarán en mi reposo. 6 Por lo tanto, puesto
que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se
les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia,
7 otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto
tiempo, por medio de David, como se dijo: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros
corazones. 8 Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día.
9 Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. 10 Porque
el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras,
como Dios de las suyas. 11 Procuremos, pues, entrar en
aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de
desobediencia. 12 Porque la palabra de Dios es viva y
eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta
partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y
discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. 13 Y
no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien
todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien
tenemos que dar cuenta. 14 Por tanto, teniendo un gran sumo
sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos
nuestra profesión. 15 Porque no tenemos un sumo sacerdote
que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue
tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. 16 Acerquémonos,
pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia
y hallar gracia para el oportuno socorro. He. 5:8-9 8 Y aunque era Hijo, por lo que
padeció aprendió la obediencia; 9 y habiendo sido
perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los
que le obedecen; He. 6:4-20 4 Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don
celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, 5 y
asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo
venidero, 6 y recayeron, sean otra vez renovados para
arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios
y exponiéndole a vituperio. 7 Porque la tierra que bebe la
lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a
aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios; 8 pero
la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser
maldecida, y su fin es el ser quemada. 9 Pero en cuanto a vosotros, oh
amados, estamos persuadidos de cosas mejores, y que pertenecen a la
salvación, aunque hablamos así. 10 Porque Dios no es
injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis
mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles
aún. 11 Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la
misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza,
He. 10:19-39 19 Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por
la sangre de Jesucristo, 20 por el camino nuevo y vivo que
él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, 21 y
teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, 22 acerquémonos
con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los
corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.
23 Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra
esperanza, porque fiel es el que prometió. 24 Y considerémonos
unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; 25 no
dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino
exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
26 Porque si pecáremos voluntariamente después de haber
recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por
los pecados, 27 sino una horrenda expectación de juicio, y
de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. 28 El
que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres
testigos muere irremisiblemente. 29¿Cuánto mayor castigo
pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por
inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere
afrenta al Espíritu de gracia? 30 Pues conocemos al que
dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra
vez: El Señor juzgará a su pueblo. 31¡Horrenda cosa es
caer en manos del Dios vivo! 32 Pero traed a la
memoria los días pasados, en los cuales, después de haber sido
iluminados, sostuvisteis gran combate de padecimientos; 33 por
una parte, ciertamente, con vituperios y tribulaciones fuisteis hechos
espectáculo; y por otra, llegasteis a ser compañeros de los que
estaban en una situación semejante. 34 Porque de los
presos también os compadecisteis, y el despojo de vuestros bienes
sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y
perdurable herencia en los cielos. 35 No perdáis, pues,
vuestra confianza, que tiene grande galardón; 36 porque os
es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios,
obtengáis la promesa. 37
Porque aún un poquito, Y el que ha de venir vendrá,
y no tardará. 38
Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará
a mi alma. 39
Pero nosotros no somos de los
que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para
preservación del alma. He. 11:13-16 13 Conforme a la fe murieron
todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos,
y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y
peregrinos sobre la tierra. 14 Porque los que esto dicen,
claramente dan a entender que buscan una patria; 15 pues si
hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían
tiempo de volver. 16 Pero anhelaban una mejor, esto es,
celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de
ellos; porque les ha preparado una ciudad. He. 12:1-17 1 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube
de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y
corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, 2 puestos
los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el
gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio,
y se sentó a la diestra del trono de Dios. 3 Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí
mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. 4 Porque
aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el
pecado; 5 y habéis ya olvidado la exhortación que como a
hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la
disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres
reprendido por él; 6
Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe
por hijo. 7
Si soportáis la disciplina,
Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el
padre no disciplina? 8 Pero si se os deja sin disciplina,
de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no
hijos. 9 Por otra parte, tuvimos a nuestros padres
terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no
obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?
10 Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban
como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso,
para que participemos de su santidad. 11 Es verdad que
ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de
tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en
ella han sido ejercitados. 12 Por lo cual, levantad las
manos caídas y las rodillas paralizadas; 13 y haced sendas
derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino,
sino que sea sanado. 14 Seguid la paz con todos, y la
santidad, sin la cual nadie verá al Señor. 15 Mirad bien,
no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando
alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean
contaminados; 16 no sea que haya algún fornicario, o
profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura.
17 Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la
bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el
arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas. He. 12:25-29 25 Mirad que no desechéis al
que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los
amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que
amonesta desde los cielos. 26 La voz del cual conmovió
entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y
conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo. 27 Y
esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles,
como cosas hechas, para que queden las inconmovibles. 28 Así
que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y
mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia;
29 porque nuestro Dios es fuego consumidor. He. 13:7-17 7 Acordaos de vuestros pastores,
que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el
resultado de su conducta, e imitad su fe. 8 Jesucristo es
el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. 9No os dejéis
llevar de doctrinas diversas y extrañas; porque buena cosa es afirmar
el corazón con la gracia, no con viandas, que nunca aprovecharon a
los que se han ocupado de ellas. 10 Tenemos un altar, del
cual no tienen derecho de comer los que sirven al tabernáculo.
11 Porque los cuerpos de aquellos animales cuya sangre a causa
del pecado es introducida en el santuario por el sumo sacerdote, son
quemados fuera del campamento. 12 Por lo cual también Jesús,
para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de
la puerta. 13 Salgamos, pues, a él, fuera del campamento,
llevando su vituperio; 14 porque no tenemos aquí ciudad
permanente, sino que buscamos la por venir. 15 Así que,
ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza,
es decir, fruto de labios que confiesan su nombre. 16 Y de
hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales
sacrificios se agrada Dios. 17 Obedeced a vuestros pastores,
y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como
quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose,
porque esto no os es provechoso. Stg. 1:12-26 12 Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya
resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha
prometido a los que le aman. 13 Cuando alguno es tentado,
no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser
tentado por el mal, ni él tienta a nadie; 14 sino que cada
uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y
seducido. 15 Entonces la concupiscencia, después que ha
concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz
la muerte. 16 Amados hermanos míos, no erréis.
17 Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto,
del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de
variación. 18 El, de su voluntad, nos hizo nacer por la
palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas. 19
Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír,
tardo para hablar, tardo para airarse; 20 porque la ira del
hombre no obra la justicia de Dios. 21 Por lo cual,
desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con
mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.
22 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente
oidores, engañándoos a vosotros mismos. 23 Porque si
alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es
semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.
24 Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida
cómo era. 25 Mas el que mira atentamente en la perfecta
ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor
olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo
que hace. 26 Si alguno se cree religioso entre vosotros, y
no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del
tal es vana. 27 La religión pura y sin mácula delante de
Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus
tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo. Stg. 2:14-26 14 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no
tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? 15 Y si un hermano o
una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de
cada día, 16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz,
calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias
para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? 17 Así también la fe,
si no tiene obras, es muerta en sí misma. 18 Pero
alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin
tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. 19 Tú
crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y
tiemblan. 20¿Más quieres saber, hombre vano, que la fe
sin obras es muerta? 21¿No fue justificado por las obras
Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?
22¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la
fe se perfeccionó por las obras? 23 Y se cumplió Stg. 4:4-10 4¡Oh almas adúlteras! ¿No
sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera,
pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.
5¿O pensáis que Stg. 5:19-20 19 Hermanos, si alguno de entre
vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver,
20 sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino,
salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados. 1P. 5:9, 13 9 al cual resistid firmes en la
fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en
vuestros hermanos en todo el mundo. 13 La iglesia que está
en Babilonia, elegida juntamente con vosotros, y Marcos mi hijo, os
saludan. 2P. 1:5-11 5 vosotros también, poniendo
toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la
virtud, conocimiento; 6 al conocimiento, dominio propio; al
dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; 2P. 2:1-22 1 Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre
vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías
destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo
sobre sí mismos destrucción repentina. 2 Y muchos seguirán
sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será
blasfemado, 3 y por avaricia harán mercadería de vosotros
con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación
no se tarda, y su perdición no se duerme. 4 Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos
al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados
al juicio; 5 y si no perdonó al mundo antiguo, sino que
guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas,
trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos; 6 y si
condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra,
reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de
vivir impíamente, 7 y libró al justo Lot, abrumado por la
nefanda conducta de los malvados 8(porque este justo, que
moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo
los hechos inicuos de ellos), 9 sabe el Señor librar de
tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser
castigados en el día del juicio; 10 y mayormente a
aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia e inmundicia,
y desprecian el señorío. Atrevidos y contumaces, no temen decir mal
de las potestades superiores, 11 mientras que los ángeles,
que son mayores en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio de
maldición contra ellas delante del Señor. 12 Pero éstos,
hablando mal de cosas que no entienden, como animales irracionales,
nacidos para presa y destrucción, perecerán en su propia perdición,
13 recibiendo el galardón de su injusticia, ya que tienen por
delicia el gozar de deleites cada día. Estos son inmundicias y
manchas, quienes aun mientras comen con vosotros, se recrean en sus
errores. 14 Tienen los ojos llenos de adulterio, no se
sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón
habituado a la codicia, y son hijos de maldición. 15 Han
dejado el camino recto, y se han extraviado siguiendo el camino de
Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad, 16 y
fue reprendido por su iniquidad; pues una muda bestia de carga,
hablando con voz de hombre, refrenó la locura del profeta. 17 Estos
son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los
cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre. 18 Pues
hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la
carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que
viven en error. 19 Les prometen libertad, y son ellos
mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es
hecho esclavo del que lo venció. 20 Ciertamente, si habiéndose
ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento
del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son
vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. 21 Porque
mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que
después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento
que les fue dado. 22 Pero les ha acontecido lo del
verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada
a revolcarse en el cieno. 2P. 3:16-17 16 casi en todas sus epístolas,
hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles
de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como
también las otras Escrituras, para su propia perdición. 17 Así
que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que
arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza.
1Jn. 1:5 5 Este es el mensaje que hemos
oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas
tinieblas en él 1Jn. 3:11 11 Porque este es el mensaje que
habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros. 1Jn. 5:4-16 4 Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria
que ha vencido al mundo, nuestra fe. 5¿Quién es el que
vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? 6 Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua
solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da
testimonio; porque el Espíritu es la verdad. 7 Porque tres
son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu
Santo; y estos tres son uno. 8Y tres son los que dan
testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos
tres concuerdan. 9Si recibimos el testimonio de los
hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque este es el testimonio
con que Dios ha testificado acerca de su Hijo. 10El que
cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no
cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el
testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. 11 Y este es
el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en
su Hijo. 12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no
tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. 13 Estas
cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de
Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en
el nombre del Hijo de Dios. 14 Y esta es la confianza que
tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él
nos oye. 15 Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa
que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.
16 Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de
muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen
pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no
digo que se pida. 2Jn. 1:6-9 6 Y este es el amor, que
andemos según sus mandamientos. Este es el mandamiento: que andéis
en amor, como vosotros habéis oído desde el principio. 7 Porque
muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que
Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el
anticristo. 8 Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis
el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo.
9 Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de
Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése
sí tiene al Padre y al Hijo. Jud. 1:5-12 5 Mas quiero recordaros, ya que una vez lo habéis sabido, que el Señor,
habiendo salvado al pueblo sacándolo de Egipto, después destruyó a
los que no creyeron. 6 Y a los ángeles que no guardaron su
dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo
oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día; 7 como
Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera
que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra
naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego
eterno. 8 No obstante, de la misma manera también estos soñadores
mancillan la carne, rechazan la autoridad y blasfeman de las
potestades superiores. 9 Pero cuando el arcángel Miguel
contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés,
no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que
dijo: El Señor te reprenda. 10 Pero éstos blasfeman de
cuantas cosas no conocen; y en las que por naturaleza conocen, se
corrompen como animales irracionales. 11¡Ay de ellos!
porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el
error de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré. 12 Estos
son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con
vosotros se apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá
para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces
muertos y desarraigados; Jud. 1:20-21 20 Pero vosotros, amados, edificándoos
sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, 21 conservaos
en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor
Jesucristo para vida eterna. Ap. 2:7 7 El que tiene oído, oiga lo
que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a
comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de
Dios. Ap. 2:10-11 10 No temas en nada lo que vas a
padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel,
para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé
fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida. 11 El
que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que
venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte. Ap. 2:17-26 17 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que
venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita
blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno
conoce sino aquel que lo recibe. 18 Y escribe al ángel de
la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama
de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido, dice esto: 19 Yo
conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus
obras postreras son más que las primeras. 20 Pero tengo
unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se
dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer
cosas sacrificadas a los ídolos. 21 Y le he dado tiempo
para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación.
22 He aquí, yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los
que con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella.
23 Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán
que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada
uno según vuestras obras. 24 Pero a vosotros y a los demás
que están en Tiatira, a cuantos no tienen esa doctrina, y no han
conocido lo que ellos llaman las profundidades de Satanás, yo os digo:
No os impondré otra carga; 25 pero lo que tenéis,
retenedlo hasta que yo venga. 26 Al que venciere y guardare
mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, Ap. 3:4-5 4 Pero tienes unas pocas
personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán
conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas. 5 El que
venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre
del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y
delante de sus ángeles. Ap. 3:8-22 8 Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta,
la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has
guardado mi palabra, y no has negado mi nombre. 9 He aquí,
yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y
no lo son, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se
postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado. 10 Por
cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré
de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para
probar a los que moran sobre la tierra. 11 He aquí, yo
vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.
12 Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios,
y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi
Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la
cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo. 13 El
que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. 14
Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén,
el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios,
dice esto: 15 Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni
caliente. ¡Ojala fueses frío o caliente! 16 Pero por
cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.
17 Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de
ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado,
miserable, pobre, ciego y desnudo. 18 Por tanto, yo te
aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico,
y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza
de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. 19 Yo
reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.
20 He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz
y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.
21 Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono,
así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.
22 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las
iglesias. Ap. 12:11 11 Y ellos le han vencido por
medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos,
y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. Ap. 17:14 14 Pelearán contra el Cordero,
y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de
reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles. Ap. 21:7-8 7 El que venciere heredará
todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. 8 Pero
los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los
fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán
su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte
segunda. Ap. 22:18-19 18 Yo testifico a todo aquel que
oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a
estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en
este libro. 19 Y si alguno quitare de las palabras del
libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida,
y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro. El estudio de estos pasajes requiere la consideración de una cierta
cantidad de preguntas. 1. Probablemente la cuestión más
importante que enfrenta el intérprete de Aunque es imposible establecer normas acerca de como distinguir a una
persona salvada de una no salva, obviamente no hay dudas al respecto
en la mente de Dios. El creyente
individual debe asegurarse en primer lugar de que ha recibido
realmente a Cristo como su Salvador. En esto es de ayuda comprender que recibir a Cristo es
un acto de la voluntad que puede necesitar algún conocimiento del
camino de salvación y podría, hasta cierto punto, tener una expresión
emocional, pero la cuestión fundamental es ésta: « ¿He recibido realmente a Jesucristo como
mi Salvador personal?» Mientras no se haya enfrentado honestamente esta
pregunta no puede haber, por supuesto, una base para la seguridad
eterna, ni una verdadera seguridad presente de la salvación. Muchos
que niegan la seguridad eterna solo quieren decir que la fe
superficial no es suficiente para salvar. Los que sostienen la
seguridad eterna están de acuerdo con este punto. La forma correcta
de plantear el problema es si una persona que actualmente es salvo y
que ha recibido la vida eterna puede perder lo que Dios ha hecho al
salvarlo del pecado. 2. Muchos de los pasajes citados por
los que se oponen a la seguridad eterna se refieren a las obras
humanas o la evidencia de la salvación. El que es verdaderamente
salvo debiera manifestar su nueva vida en Cristo por medio de su carácter
y sus obras. Sin embargo, puede ser engañoso juzgar a una persona por
las obras. Hay quienes no son cristianos y pueden conformarse
relativamente a la moralidad de la vida cristiana, mientras hay
cristianos genuinos que pueden caer, a veces, en la carnalidad y el
pecado en un grado tal que no se les puede distinguir de los
inconversos. Todos están de acuerdo en que la sola reforma moral
mencionada en Lucas 11:24-26 no es una salvación genuina, y el
regreso al estado de vida anterior no es perder la salvación. Lc. 11:24-26 24 Cuando el espíritu inmundo
sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo; y no hallándolo,
dice: Volveré a mi casa de donde salí. 25 Y cuando llega,
la halla barrida y adornada. 26 Entonces va, y toma otros
siete espíritus peores que él; y entrados, moran allí; y el postrer
estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Varios pasajes presentan el importante hecho de que la profesión cristiana
es justificada por sus frutos. Bajo condiciones normales, la salvación
que es de Dios se probará por los frutos que produce. Jn. 8:31 31 Dijo entonces Jesús a los
judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi
palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; Jn. 15:6 6 El que en mí no permanece,
será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los
echan en el fuego, y arden. 1Co. 15:1-2 1 Además os declaro, hermanos,
el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el
cual también perseveráis; 2 por el cual asimismo, si
retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis
en vano. He. 3:6-14 6 pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si
retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la
esperanza.
7 Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, 8
No endurezcáis vuestros corazones, Como en la provocación, en
el día de la tentación en el desierto, 9
Donde me tentaron vuestros padres; me probaron, Y vieron mis obras cuarenta años. 10
A causa de lo cual me disgusté contra esa generación, Y dije: Siempre andan vagando
en su corazón, Y no han conocido mis caminos. 11
Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo. 12
Mirad, hermanos, que no haya
en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse
del Dios vivo; 13 antes exhortaos los unos a los otros cada
día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se
endurezca por el engaño del pecado. 14 Porque somos hechos
participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin
nuestra confianza del principio, Stg. 2:14-26 14 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no
tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? 15 Y si un hermano o
una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de
cada día, 16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz,
calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias
para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? 17 Así también la fe,
si no tiene obras, es muerta en sí misma. 18 Pero
alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin
tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. 19 Tú
crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y
tiemblan. 20¿Más quieres saber, hombre vano, que la fe
sin obras es muerta? 21¿No fue justificado por las obras
Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?
22¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la
fe se perfeccionó por las obras? 23 Y se cumplió 2P. 1:10 10 Por lo cual, hermanos, tanto
más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque
haciendo estas cosas, no caeréis jamás. 1Jn. 3:10 10 En esto se manifiestan los
hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia,
y que no ama a su hermano, no es de Dios. Sin embargo, no todos los cristianos en todos los tiempos manifiestan los
frutos de la salvación. En consecuencia, los pasajes que tratan las
obras como evidencias de la salvación no afectan necesariamente la
doctrina de la seguridad eterna del creyente, ya que la pregunta
decisiva es si Dios mismo considera que una persona es salva. 3. Muchos pasajes citados para apoyar la
inseguridad de los creyentes son advertencias contra una creencia
superficial en Cristo. En el Nuevo
Testamento se advierte a los judíos que, puesto que los sacrificios
han cesado, deben volverse a Cristo o perderse. He. 10:26 26 Porque si pecáremos
voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la
verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, De igual manera, los judíos no salvados, al igual que los gentiles, reciben
la advertencia de no «caer»
de la obra iluminadora y regeneradora del Espíritu. He. 6:4-9 4 Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don
celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, 5 y
asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo
venidero, 6 y recayeron, sean otra vez renovados para
arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios
y exponiéndole a vituperio. 7 Porque la tierra que bebe la
lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a
aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios; 8 pero
la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser
maldecida, y su fin es el ser quemada. 9 Pero en cuanto a vosotros, oh
amados, estamos persuadidos de cosas mejores, y que pertenecen a la
salvación, aunque hablamos así. Se advierte a los judíos no espirituales que ellos no serán recibidos en
el reino venidero. Mt. 25:1-13 1 Entonces el reino de los
cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas,
salieron a recibir al esposo. 2 Cinco de ellas eran
prudentes y cinco insensatas. 3 Las insensatas, tomando sus
lámparas, no tomaron consigo aceite; 4 mas las prudentes
tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. 5 Y
tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. 6 Y
a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a
recibirle! 7 Entonces todas aquellas vírgenes se
levantaron, y arreglaron sus lámparas. 8 Y las insensatas
dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas
se apagan. 9 Mas las prudentes respondieron diciendo: Para
que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que
venden, y comprad para vosotras mismas. 10 Pero mientras
ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas
entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. 11 Después
vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos!
12 Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os
conozco. 13 Velad, pues, porque no sabéis el día ni la
hora en que el Hijo del Hombre ha de venir. Se advierte a los gentiles, grupo opuesto a Israel como grupo, del peligro
de perder por su incredulidad el lugar de bendición que tienen en la
era actual. Ro. 11:21 21 Porque si Dios no perdonó a
las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará. 4. Algunos pasajes hablan de
recompensas y no de la salvación. Una persona que es salva y que está
segura en Cristo puede perder su recompensa y recibir una reprobación
en cuanto al servicio a Cristo. 1Co. 3:15 15 Si la obra de alguno se
quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque
así como por fuego. Col. 1:21-23 21 Y a vosotros también, que
erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo
malas obras, ahora os ha reconciliado 22 en su cuerpo de
carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e
irreprensibles delante de él; 23 si en verdad permanecéis
fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del
evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación
que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro. 1Co.9:27 27 sino que golpeo mi cuerpo, y
lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros,
yo mismo venga a ser eliminado. 5. Un cristiano genuino también puede
perder su comunión con Dios a causa del pecado y ser privado de
alguno de los beneficios presentes del creyente, tales como el de
tener el fruto del Espíritu y el de disfrutar de la satisfacción de
un servicio cristiano efectivo. 1Jn. 1:6 6 Si decimos que tenemos comunión
con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;
Ga. 5:22-23 22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad,
fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay
ley. 24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne
con sus pasiones y deseos. Jn. 15:2 2 Todo pámpano que en mí no
lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará,
para que lleve más fruto. 1Co. 11:29-32 29 Porque el que come y bebe
indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe
para sí. 30 Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados
entre vosotros, y muchos duermen. 31 Si, pues, nos examinásemos
a nosotros mismos, no seríamos juzgados; 32 mas siendo
juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos
condenados con el mundo. 1Jn. 5:16 16 Si alguno viere a su hermano
cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida;
esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado
de muerte, por el cual yo no digo que se pida. 7. Según las Escrituras, también es
posible que un creyente esté «caído
de la gracia» Ga. 5:1-4 1 Estad, pues, firmes en la
libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos
al yugo de esclavitud. 2 He aquí, yo Pablo os digo que si
os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. 3 Y otra
vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a
guardar toda la ley. 4 De Cristo os desligasteis, los que
por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído. Debidamente interpretado, esto no se refiere a que un cristiano pierda la
salvación, sino a la caída de una situación de gracia en la vida y
la pérdida de la verdadera libertad que tiene en Cristo por haber
regresado a la esclavitud del legalismo. Esta caída es de un nivel de
vida, no de la obra de la salvación. 8. Muchas de las dificultades tienen
relación con pasajes tomados fuera de su contexto, especialmente en
pasajes que se relacionan con otra dispensación. El Antiguo
Testamento no da una clara visión de la seguridad eterna, aunque
puede suponerse sobre la base de la enseñanza del Nuevo Testamento
que un santo del Antiguo Testamento que era verdaderamente nacido de
nuevo estaba tan seguro como un creyente de la era actual. Sin
embargo, los pasajes que se refieren a una dispensación pasada o
futura deben ser interpretados en su contexto, tal como Ezequiel
33:7-8, ( 1Ti. 4:1-2 1 Pero el Espíritu dice
claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe,
escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; 2
por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la
conciencia, 2P. 2:1-22 1 Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre
vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías
destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo
sobre sí mismos destrucción repentina. 2 Y muchos seguirán
sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será
blasfemado, 3 y por avaricia harán mercadería de vosotros
con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación
no se tarda, y su perdición no se duerme. 4 Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos
al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados
al juicio; 5 y si no perdonó al mundo antiguo, sino que
guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas,
trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos; 6 y si
condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra,
reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de
vivir impíamente, 7y libró al justo Lot, abrumado por la
nefanda conducta de los malvados 8(porque este justo, que
moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo
los hechos inicuos de ellos), 9sabe el Señor librar de
tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser
castigados en el día del juicio; 10y mayormente a aquellos
que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia e inmundicia, y
desprecian el señorío. Atrevidos y contumaces, no temen decir mal de
las potestades superiores, 11mientras que los ángeles, que
son mayores en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio de maldición
contra ellas delante del Señor. 12Pero éstos, hablando
mal de cosas que no entienden, como animales irracionales, nacidos
para presa y destrucción, perecerán en su propia perdición, 13recibiendo
el galardón de su injusticia, ya que tienen por delicia el gozar de
deleites cada día. Estos son inmundicias y manchas, quienes aun
mientras comen con vosotros, se recrean en sus errores. 14Tienen
los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las
almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son
hijos de maldición. 15Han dejado el camino recto, y se han
extraviado siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amó el
premio de la maldad, 16y fue reprendido por su iniquidad;
pues una muda bestia de carga, hablando con voz de hombre, refrenó la
locura del profeta. 17Estos son fuentes sin agua, y nubes
empujadas por la tormenta; para los cuales la más densa oscuridad está
reservada para siempre. 18Pues hablando palabras infladas y
vanas, seducen con concupiscencias de la carne y disoluciones a los
que verdaderamente habían huido de los que viven en error. 19 Les
prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque
el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció.
20 Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las
contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador
Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer
estado viene a ser peor que el primero. 21 Porque mejor les
hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después
de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue
dado. 22 Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio:
El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el
cieno. Jud. 1:17-19 17 Pero vosotros, amados, tened
memoria de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de
nuestro Señor Jesucristo; 18 los que os decían: En el
postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados
deseos. 19 Estos son los que causan divisiones; los
sensuales, que no tienen al Espíritu. 9. Un cierto número de pasajes
presentados en apoyo de la inseguridad han sido sencillamente mal
interpretados, como Mateo 24:13: «El
que persevere hasta el fin, éste será salvo.» Esto se refiere
no a la salvación de la culpa y el poder del pecado, sino a la
liberación de los enemigos y de la persecución. Este versículo se
refiere a los que sobreviven de la tribulación y son rescatados por
Jesucristo en su segunda venida. Ap. 7:14 14 Yo le dije: Señor, tú lo
sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran
tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la
sangre del Cordero. 10. La respuesta final a la cuestión de
la seguridad o inseguridad del creyente está en la respuesta a la
pregunta « ¿quién realiza la
obra de salvación?». El concepto de que el creyente una vez
salvado es siempre salvo está basado sobre el principio de que la
salvación es obra de Dios y no descansa en mérito alguno del
creyente y no se conserva por ningún esfuerzo del creyente. Si el
hombre fuera el autor de la salvación, ésta sería insegura. Pero
siendo la obra de Dios, es segura. La sólida base bíblica para creer que una persona salvada es siempre salva
está apoyada por lo menos por doce argumentos importantes. Cuatro se
refieren a la obra del Padre, cuatro a la del Hijo y cuatro a la del
Espíritu Santo. B. La obra del Padre en 1. Jn. 3:16 16 Porque de tal manera amó
Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel
que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Jn. 5:24 24 De cierto, de cierto os digo:
El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y
no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. Jn. 6:37 37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo
fuera. Obviamente Dios puede cumplir lo que promete, y su voluntad inmutable se
revela en: Ro. 8:29-30 29 Porque a los que antes conoció,
también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen
de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los
que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos
también glorificó. 2. El poder infinito de Dios puede
salvar y guardar eternamente. Jn. 10:29 Ro. 4:21 21 plenamente convencido de que
era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; Ro.8:31 31¿Qué, pues, diremos a esto?
Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? Ro. 8:38-39 38 Por lo cual estoy seguro de
que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni
potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto,
ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del
amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. Ro.14:4 4¿Tú quién eres, que juzgas
al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará
firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme. Ef. 1:19-21 19 y cuál la supereminente
grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la
operación del poder de su fuerza, 20 la cual operó en
Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en
los lugares celestiales, 21 sobre todo principado y
autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo
en este siglo, sino también en el venidero. Ef. 3:20 20 Y a Aquel que es poderoso
para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos
o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, Fil. 3:21 21 el cual transformará el
cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de
la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí
mismo todas las cosas. 2Ti. 1:12 12 Por lo cual asimismo padezco
esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y
estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.
He. 7:25 25 por lo cual puede también
salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo
siempre para interceder por ellos. Jud. 1:24 24 Y a aquel que es poderoso
para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su
gloria con gran alegría, Es claro que Dios no solamente tiene fidelidad para el cumplimiento de sus
promesas, sino el poder de realizar todo lo que se propone hacer. Las
Escrituras revelan que Él quiere la salvación de los que creen en
Cristo. 3. El amor infinito de Dios no
solamente explica el propósito eterno de Dios, sino que asegura que
su propósito se cumplirá. Jn. 3:16 16 Porque de tal manera amó
Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel
que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Ro. 5:7-10 7 Ciertamente, apenas morirá
alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por
el bueno. 8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en
que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. 9 Pues
mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos
salvos de la ira. 10 Porque si siendo enemigos, fuimos
reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando
reconciliados, seremos salvos por su vida. Ef. 1:4 4 según nos escogió en él
antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin
mancha delante de él, En Romanos 5:8-11 se dice que el amor de Dios por los salvados es mayor que
su amor por los no salvos, y esto asegura su seguridad eterna. El
argumento es sencillo: si amó tanto a los hombres que dio a su Hijo y
lo entregó a la muerte por ellos cuando eran «pecadores»
y «enemigos», los amará
mucho más cuando por su gracia redentora sean justificados delante de
sus ojos y sean reconciliados con Él. Ro. 5:8-11 8 Mas Dios muestra su amor para
con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por
nosotros. 9 Pues mucho más, estando ya justificados en su
sangre, por él seremos salvos de la ira. 10 Porque si
siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su
Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.
11 Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por
el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la
reconciliación. El sobreabundante amor de Dios por los que ha redimido a un costo infinito
es suficiente garantía de que no permitirá jamás que sean
arrebatados de su mano sin que todos los recursos de su poder infinito
se hayan agotado; y, por descontado, el infinito poder de Dios jamás
puede agotarse. Jn. 10:28-29 28 y yo les doy vida eterna; y
no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. La promesa del Padre, el infinito poder del Padre y el amor infinito del
Padre hacen imposible que una persona que se haya entregado a Dios el
Padre por la fe en Jesucristo pierda la salvación que Dios opero en
su vida. 4. La justicia de Dios también
garantiza la seguridad eterna de quienes han confiado en Cristo porque
las demandas de la justicia divina han sido completamente satisfechas
por la muerte de Cristo, porque El murió por los pecados de todo el
mundo. 1Jn. 2:2 2 Y él es la propiciación por
nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por
los de todo el mundo. Al perdonar el pecado y prometer la salvación eterna, Dios esta actuando
sobre una base perfectamente justa. Al salvar al pecador, Dios no lo
hace sobre la base de la lenidad y es perfectamente justo al perdonar
no solamente a los del Antiguo Testamento que vivieron antes de la
cruz de Cristo, sino a todos los que vivan después de la cruz de
Cristo. Ro. 3:25-26 Consecuentemente, no se puede dudar de la seguridad eterna del creyente sin poner en tela de
juicio la justicia de Dios. Así tenemos que se combinan su fidelidad a sus
promesas, su poder infinito, su amor infinito y su justicia infinita,
para dar al creyente la absoluta seguridad de su salvación. C. La obra del Hijo 1. La muerte vicaria de Jesucristo en
la cruz es garantía absoluta de la seguridad del creyente. La muerte
de Cristo es la respuesta suficiente al poder condenatorio del pecado Ro
8:34 34¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que
también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que
también intercede por nosotros. Cuando se alega que el salvado puede perderse nuevamente, generalmente se
hace sobre la base de algún posible pecado. Esta suposición
necesariamente procede del supuesto de que Cristo no llevo todos los
pecados que el creyente cometa, y que Dios, habiendo salvado un alma,
puede verse sorprendido y desengañado por un pecado inesperado
cometido después de la salvación. Por el contrario, la omnisciencia
de Dios es perfecta. El conoce de antemano todo pecado o pensamiento
secreto que pueda oscurecer la vida de un hijo suyo, y la sangre
expiatoria y suficiente de Cristo fue derramada por aquellos pecados y
Dios ha sido propiciado por la sangre. 1Jn. 2:2 2 Y él es la propiciación por
nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por
los de todo el mundo. Gracias a la sangre, que alcanza para los pecados de los salvados y no
salvados, Dios está en libertad de continuar su gracia salvadora
hacia los que no tienen méritos. El los guarda para siempre, no por
amor a ellos solamente, sino para satisfacer su propio amor y
manifestar su propia gracia. Ro. 5:8 8 Mas Dios muestra su amor para
con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por
nosotros. Ef. 2:7-10 7 para mostrar en los siglos
venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con
nosotros en Cristo Jesús. 8 Porque por gracia sois salvos
por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9no
por obras, para que nadie se gloríe. 10 Porque somos
hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales
Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Toda condenación es quitada para siempre por el hecho de que la salvación
y la preservación dependen solamente del sacrificio y los méritos
del Hijo de Dios. Jn. 3:18 18 El que en él cree, no es
condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído
en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Jn. 5:24 24 De cierto, de cierto os digo:
El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y
no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. Ro. 8:1 1 Ahora, pues, ninguna
condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no
andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 1Co. 11:31-32 31 Si, pues, nos examinásemos a
nosotros mismos, no seríamos juzgados; 32 mas siendo
juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos
condenados con el mundo. 2. La resurrección de Cristo, como
sello de Dios sobre la muerte de Cristo, garantiza la resurrección y
la vida de los creyentes. Jn. 3:16 16 Porque de tal manera amó
Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel
que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Jn. 10:28 28 y yo les doy vida eterna; y
no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Ef. 2:6 6 y juntamente con él nos
resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con
Cristo Jesús, Dos hechos vitales conectados con la resurrección de Cristo hacen que la
seguridad eterna del creyente sea cierta. El don de Dios es vida
eterna, y esta vida es la vida de Cristo resucitado. Ro. 6:23 23 Porque la paga del pecado es
muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor
nuestro. Col. 2:12 12 sepultados con él en el
bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante
la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. Col. 3:1 1 Si, pues, habéis resucitado
con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a
la diestra de Dios. Esta vida es eterna como Cristo es eterno y no se puede disolver ni destruir
así como Cristo no puede disolverse ni destruirse. El hijo de Dios
también es hecho parte de la nueva creación en la resurrección de
Cristo por el bautismo del Espíritu y la recepción de la vida
eterna. Como objeto soberano de la obra creativa de Dios, la criatura
no puede hacer que el proceso de creación vuelva atrás, y por cuanto
está en Cristo como el último Adán, no puede caer, porque Cristo no
puede caer. Aunque son evidentes los fracasos en la vida y experiencia
cristiana, éstos no afectan la posición del creyente en Cristo que
es santo merced a la gracia de Dios y a la muerte y resurrección de
Cristo. 3. La obra de Cristo como nuestro
abogado en los cielos también garantiza nuestra seguridad eterna. Ro. 8:34 34¿Quién es el que condenará?
Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que
además está a la diestra de Dios, el que también intercede por
nosotros. He. 9:24 24 Porque no entró Cristo en el
santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo
para presentarse ahora por nosotros ante Dios; 1Jn. 2:1 1 Hijitos míos, estas cosas os
escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado
tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. En su obra de abogado o representante legal del creyente, Cristo invoca la
suficiencia de su obra en la cruz como base para la propiciación, o
satisfacción de todas las demandas de Dios al pecador, y así
efectuar la reconciliación del pecador con Dios por medio de
Jesucristo. Dado que la obra de Cristo es perfecta, el creyente
verdadero puede descansar en la seguridad de la perfección de la obra
de Cristo presentada por El mismo como representante del creyente en
el cielo. 4. La obra de Cristo como nuestro
intercesor suplementa y confirma su obra como abogado nuestro. Jn. 17:1-26 1 Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la
hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te
glorifique a ti; 2 como le has dado potestad sobre toda
carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste. 3 Y
esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios
verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. 4 Yo te he
glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.
5 Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella
gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese. 6 He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y
me los diste, y han guardado tu palabra. 7 Ahora han
conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti; 8 porque
las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han
conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me
enviaste. 9 Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino
por los que me diste; porque tuyos son, 10 y todo lo mío
es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos. 11 Y
ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti.
Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que
sean uno, así como nosotros. 12 Cuando estaba con ellos en
el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los
guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición,
para que Ro. 8:34 34¿Quién es el que condenará?
Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que
además está a la diestra de Dios, el que también intercede por
nosotros. He. 7:23-25 23 Y los otros sacerdotes
llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían
continuar; 24 mas éste, por cuanto permanece para siempre,
tiene un sacerdocio inmutable; 25 por lo cual puede también
salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo
siempre para interceder por ellos. El ministerio actual de Cristo en la gloria tiene que ver con la seguridad
eterna de los que en la tierra son salvos. Cristo, al mismo tiempo,
intercede y es nuestro abogado. Como intercesor, tiene en cuenta la
debilidad, la ignorancia y la inmadurez del creyente, cosas acerca de
las cuales no hay culpa. En este ministerio Cristo no solamente ora
por los suyos que están en el mundo y por todas sus necesidades. Lc. 22:31-32 31 Dijo también el Señor: Simón,
Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo;
32 pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez
vuelto, confirma a tus hermanos. Jn. 17:9, 15, 20 9 Yo ruego por ellos; no ruego
por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, 15 No
ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. 20 Mas
no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer
en mí por la palabra de ellos, Ro. 8:34 34¿Quién es el que condenará?
Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que
además está a la diestra de Dios, el que también intercede por
nosotros. Sino que, sobre la base de su propia suficiencia en su sacerdocio inmutable,
garantiza que serán conservados salvos para siempre. Jn. 14:19 19 Todavía un poco, y el mundo
no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros
también viviréis.
Ro. 5:10 10 Porque si siendo enemigos,
fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más,
estando reconciliados, seremos salvos por su vida. He. 7:25 25 por lo cual puede también
salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo
siempre para interceder por ellos. Tomada como un todo, la obra de Cristo en su muerte, resurrección, abogacía
e intercesión proporciona una seguridad absoluta para quien está de
este modo representado por Cristo en la cruz y en el cielo. Si la
salvación es una obra de Dios para el hombre y no una obra del hombre
para Dios, su resultado es cierto y seguro y se cumplirá la promesa
de Juan 5:24 de que el creyente no “vendrá a
condenación”. D. Obra del Espíritu Santo. 1. La obra de regeneración o nuevo
nacimiento en que el creyente es hecho participe de la naturaleza
divina es un proceso irreversible y obra de Dios. Jn. 1:13 13 los cuales no son engendrados
de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de
Dios. Jn. 3:3-6 3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no
naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. 4 Nicodemo
le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso
entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? 5 Respondió
Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y
del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo
que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu,
espíritu es. Tito 3: 4-6 4 Pero cuando se manifestó la
bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres,
5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos
hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración
y por la renovación en el Espíritu Santo, 6 el cual
derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador,
1P. 1:23 23 siendo renacidos, no de
simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios
que vive y permanece para siempre. 2P. 1:4 4 por medio de las cuales nos
ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas
llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido
de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia;
1Jn. 3:9 9 Todo aquel que es nacido de
Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en
él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. Así como no hay reversión para el proceso de creación, no puede haber
reversión para el proceso del nuevo nacimiento. Por cuanto es una
obra de Dios y no del hombre, y se realiza completamente sobre el
principio de la gracia, no hay una base justa o razón por la que no
deba continuar para siempre. 2. La presencia interior del Espíritu
en el creyente es una posesión permanente del creyente durante la
edad presente. Jn. 7:37-39 37 En el último y gran día de
la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno
tiene sed, venga a mí y beba. 38 El que cree en mí, como
dice Ro. 5:5 5 y la esperanza no avergüenza;
porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el
Espíritu Santo que nos fue dado. Ro. 8:9 9 Mas vosotros no vivís según
la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios
mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es
de él. 1Co. 2:12 12 Y nosotros no hemos recibido
el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para
que sepamos lo que Dios nos ha concedido, 1Co. 6:19 19¿O ignoráis que vuestro
cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el
cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 1 Jn. 2:27 27 Pero la unción que vosotros
recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de
que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las
cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado,
permaneced en él. En las épocas anteriores a Pentecostés no todos los creyentes poseían el
Espíritu en su interior aun cuando estaban seguros de su salvación;
sin embargo, en la era actual el hecho de que el cuerpo del creyente,
aunque sea pecador y corrupto, es templo de Dios, se constituye en
otra evidencia confirmatoria del inmutable propósito de Dios de
acabar lo que comenzó al salvar al creyente. Aunque el Espíritu
pueda ser contristado por pecados no confesados y pueda ser apagado en
el sentido de ser resistido, jamás se insinúa que estos actos causen
la pérdida de la salvación en el creyente. Antes bien, ocurre que el
mismo hecho de la salvación y de la presencia continua del Espíritu
Santo en el corazón se constituye en la base para el llamado a volver
a caminar en comunión y conformidad con la voluntad de Dios. Ef. 4:30 30 Y no contristéis al Espíritu
Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la
redención. 1Ts. 5:19 19 No apaguéis al Espíritu. 3. La obra del Espíritu en el
bautismo, por La cual el creyente es unido a Cristo y al cuerpo de
Cristo eternamente, es otra evidencia de la seguridad. Por el
ministerio bautismal del Espíritu, el creyente es unido al cuerpo del
cual Cristo es 1Co. 6:17 17 Pero el que se une al Señor,
un espíritu es con él. Ga. 3:27 27 porque todos los que habéis
sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Estar en Cristo constituye una unión que es a la vez vital y permanente. En
aquella unión las cosas viejas —posición y relaciones que eran
base de la condenación— pasaron, y todas las posiciones y
relaciones se han hecho nuevas y son de Dios. 2Co. 5:17-18 17 De modo que si alguno está
en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas
son hechas nuevas. 18 Y todo esto proviene de Dios, quien
nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de
la reconciliación; Al ser aceptado para siempre en el amado, el hijo de Dios está tan seguro
como aquél en que y, por lo tanto, se dice que está en Cristo quien
está, y en quien permanece. 5. La presencia del Espíritu Santo en
el creyente se dice que es el sello de Dios que durará hasta el día
de la redención, el día de la traslación o resurrección del
creyente. 2Co. 1:22 22 el cual también nos ha
sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones. Ef. 1:13-14 13 En él también vosotros,
habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación,
y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de
la promesa, 14 que es las arras de nuestra herencia hasta
la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria. Ef. 4:30 30 Y no contristéis al Espíritu
Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la
redención. El sello del Espíritu Santo es obra de Dios y representa la salvación y
seguridad de la persona así sellada hasta que Dios complete su propósito
de presentar al creyente perfecto en el cielo; por lo tanto, es otra
evidencia de que una vez salvado el creyente es siempre salvo. Tomada como un todo, la seguridad eterna del creyente descansa sobre la
naturaleza de la salvación. Es obra de Dios, no obra de hombres.
Descansa en el poder y la fidelidad de Dios, no en la fortaleza y
fidelidad del hombre. Si la salvación fuera por obras, o si la
salvación fuera una recompensa por la fe como una buena obra, seria
comprensible que se pusiera en dudas la seguridad del hombre. Pero,
puesto que descansa sobre la gracia, y las promesas de Dios, el
creyente puede estar confiado en su seguridad y, con Pablo, estar «persuadido
de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra la perfeccionará
hasta el día de Jesucristo» (Fil. 1:6). Entonces se puede concluir, de este gran cuerpo de verdad, que el propósito
eterno de Dios, que es para preservación de los suyos, no podrá jamás
ser derrotado. Con este fin ha previsto cualquier obstáculo posible.
El pecado, que podría producir, separación, ha sido llevado por un
sustituto que, con el fin de que el creyente sea guardado, invoca la
eficacia de su muerte ante el trono de Dios. La voluntad del creyente
queda bajo el control divino, y toda prueba o tentación es templada
por la infinita gracia y sabiduría de Dios. Fil. 2:13 13 porque Dios es el que en
vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. 1Co. 10:13 13 No os ha sobrevenido ninguna
tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser
tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también
juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar. No se puede enfatizar con suficiente fuerza que, aunque en este capítulo se
han tratado la salvación y la preservación en la salvación como
empresas divinas separadas, como una adaptación a la forma usual de
hablar, PREGUNTAS 1. ¿Por qué es importante para el creyente la cuestión de la seguridad eterna? 2. ¿Cuáles son las posiciones opuestas del calvinismo y el arminianismo en la cuestión de la seguridad eterna? 3. Aproximadamente, ¿cuántos pasajes presentan los arminianos diciendo que enseñan la doctrina de la seguridad condicional? 4. ¿Al estudiar estos pasajes, ¿cuál es la pregunta más importante? 5. ¿En qué están de acuerdo todas las partes en la cuestión de la seguridad? 6. ¿Hay dudas en la mente de Dios acerca de quiénes son salvos? 7. ¿Es cierto que la fe superficial no basta para salvarse? 8. ¿Como evalúa los diversos pasajes citados en oposición a la seguridad eterna y que presentan las obras humanas coma evidencia de la salvación? 9. ¿Deben considerarse las advertencias contra una fe superficial como advertencias contra la posibilidad de perder la salvación? 10. ¿Es posible que un cristiano pierda su recompensa en el cielo y aún sea salvo? 11. ¿Es posible que un cristiano genuino pierda la comunión con Dios y todavía sea salvo? 12. ¿Es posible que un creyente verdadero sea castigado a disciplinado y todavía sea salvo? 13. ¿Como explica usted la expresión «caer de la gracia» en relación con la salvación cristiana? 14. ¿Por qué hay dificultad en pasajes del Antiguo Testamento en la cuestión de la seguridad eterna? 15. ¿Cómo explica usted Mateo 24:13? 16. ¿Por qué la seguridad a inseguridad dependen de la pregunta «¿Quién realiza la obra de salvación?» 17. ¿Cuáles son las cuatro obras del Padre que apoyan la seguridad eterna? 18. ¿Por qué las obras de Dios Padre en la salvación por sí solas garantizan la seguridad eterna? 19. ¿Cuáles son las cuatro obras de Dios el Hijo que apoyan la doctrina de la seguridad eterna? 20. ¿Cómo se relaciona la muerte de Cristo con Ia seguridad eterna? 21. ¿Cómo se relaciona la resurrección de Cristo con la seguridad eterna? 22. ¿Cómo se relacionan las obras de Cristo coma intercesor y abogado con la seguridad eterna? 23. ¿Cuáles son las cuatro obras del Espíritu Santo en relación con la seguridad eterna? 24. ¿Es el nuevo nacimiento un proceso reversible? 25. ¿Existe el caso de alguien que haya nacido de nuevo más de una vez en las Escrituras? 26. ¿Como se relaciona la presencia interior permanente del Espíritu con la seguridad eterna? 27. ¿Puede perder el Espíritu un creyente de la era actual? 28. ¿Qué se consigue por obra del Espíritu en el bautismo en relación con la seguridad? 29. ¿En qué forma es una promesa de seguridad la promesa del Espíritu como sello hasta el día de la redención? 30. ¿Resumir las razones par que la seguridad eterna descansa sobre la naturaleza de la salvación coma obra de Dios? 31. ¿En qué forma incluye el aspecto de la seguridad del creyente la naturaleza de la salvación?
|
|
|||||
Bienvenido | Inscripciones | Orientación | Donar al seminario - su ofrenda hace este ministerio posible |