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  32. La Seguridad Presente De La Salvación

Teología Sistemática 2 es el estudio de las doctrinas bíblicas de la salvacion: expíación, sustitución, redención, reconciliación, propiciación, justificación, elección, predestinación, regeneración, conversión, arrepentimiento, la adopción y la unión mística del creyente con Cristo.  Incluye el estudio de las doctrinas acerca de la iglesia: sus miembros,  propósito, comisión, culto, organización y ordenanzas.  Incluye el estudio de las profecías de la Biblia: principalmente las no cumplidas todavía como el arrebatamiento de la iglesia, la Tribulación, la segunda venida de Jesucristo, el reino milenial, los juicios finales y el estado eterno.

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32. La Seguridad Presente De La Salvación por Lewis Sperry Chafer

A. La importancia de la seguridad.

En la experiencia cristiana, la seguridad de que uno es salvo por la fe en Cristo es esencial para el cumplimiento de todo el programa de crecimiento en la gracia y el conocimiento de Cristo. La seguridad es asunto de experiencia y se relaciona con la confianza personal en la salvación presente. No se debe confundir con la doctrina de la seguridad eterna del creyente, que discutiremos en el próximo capítulo. La seguridad eterna es una cuestión de doctrina, mientras la seguridad presente es un asunto de lo que la persona cree en un momento dado acerca de su salvación personal.

La seguridad presente depende de tres aspectos importantes de la experiencia:

1) Comprensión de que la salvación provista en Cristo Jesús es completa;

2) El testimonio confirmatorio de la experiencia cristiana;

3) Aceptación por fe de las promesas bíblicas de la salvación.

B. Comprensión de la naturaleza de la salvación.

Para tener una verdadera seguridad de salvación es esencial tener una clara comprensión de lo que Cristo obtuvo por medio de su muerte en la cruz. La salvación no es una obra del hombre para agradar a Dios, sino una obra de Dios en favor del hombre. Depende completamente de la gracia divina, sin tener en consideración ningún mérito humano. La persona que comprende que Cristo murió en su favor y proveyó una salvación completa que se ofrece a cualquiera que cree sinceramente en Cristo, puede tener la seguridad de su salvación en cuanto cumple la condición de confiar en Cristo como Salvador. En muchos casos la falta de seguridad se debe a una comprensión incompleta de la naturaleza de la salvación. Una vez que se ha comprendido que la salvación es un obsequio que no puede obtenerse por esfuerzos humanos, que no puede merecerse y que está disponible como un don de Dios para todo aquel que la reciba por fe, se ha echado una base adecuada para la seguridad de la salvación, y la cuestión se resuelve por si sola en la respuesta a la pregunta de si uno ha creído realmente en Cristo. Esta pregunta puede ser respondida por las confirmaciones que se encuentran en la experiencia cristiana de una persona que ha recibido la salvación.

Entre las diversas realizaciones divinas que en conjunto constituyen la salvación de un alma, la Biblia da un énfasis supremo a la recepción de una nueva vida de parte de Dios. Más de 85 pasajes del Nuevo Testamento confirman este rasgo de la gracia salvadora. La consideración de estos pasajes deja ver el hecho de que esta vida impartida es don de Dios para todo aquel que cree en Cristo.

 

Jn. 10:28 Yo les doy vida eterna,  y nunca perecerán,  ni nadie podrá arrebatármelas de la mano.

Ro. 6:23 Porque la paga del pecado es muerte,  mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús,  nuestro Señor.

Es de Cristo.

Jn. 14:6 --Yo soy el camino,  la verdad y la vida --le contestó Jesús--.  Nadie llega al Padre sino por mí.

Es Cristo que mora en el creyente en el sentido de que la vida eterna es inseparable de Él. Y, por lo tanto, es eterna como Él es eterno.

Col. 1:27 A éstos Dios se propuso dar a conocer cuál es la gloriosa riqueza de este misterio entre las naciones,  que es Cristo en ustedes,  la esperanza de gloria.

1Jn. 5:11-12 Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado vida eterna,  y esa vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo,  tiene la vida;  el que no tiene al Hijo de Dios,  no tiene la vida.

C. Testimonio confirmatorio de la experiencia cristiana  

Basado en el hecho de que Cristo mora en él, el creyente debe probarse a sí mismo si está en fe.

2Co. 13:5 Examínense para ver si están en la fe;  pruébense a sí mismos.  ¿No se dan cuenta de que Cristo Jesús está en ustedes?  ¡A menos que fracasen en la prueba!

Porque es razonable esperar que el corazón en que Cristo mora, en condiciones normales, esté consciente de su maravillosa presencia. Sin embargo, el cristiano no es dejado a merced de sus sentimientos e imaginaciones equívocos en cuanto a la forma precisa en que se manifestará Cristo en su vida interior, y esto queda claramente definido en las Escrituras. Esta revelación particular tiene un propósito doble para el cristiano que está sujeto a la Palabra de Dios: lo protege contra la suposición de que el emocionalismo carnal es de Dios—creencia que ha encontrado muchos seguidores en la actualidad— y establece una norma de realidad espiritual, para alcanzar la cual deben esforzarse constantemente los cristianos.

Es obvio que una persona inconversa, aunque sea fiel en su conformidad exterior a la práctica religiosa, jamás manifestará la vida que es Cristo. De igual manera, el cristiano carnal es anormal en el sentido de que no tiene modo de probar por la experiencia que tiene la salvación. Aunque la vida eterna en sí es ilimitada, toda experiencia cristiana normal es limitada por lo carnal.

1Co. 3:1-4 1 De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. 2 Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, 3 porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres? 4 Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois carnales?

El cristiano carnal está tan perfectamente salvado como el cristiano espiritual, porque ninguna experiencia, mérito o servicio forman parte de la base de la salvación. Aunque aún sea un bebé, está en Cristo.

1Co. 3:1 1 De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo.

Su obligación hacia Dios no es ejercer la fe salvadora, sino someterse al propósito y voluntad de Dios. Es de importancia fundamental comprender que una experiencia cristiana normal solo pueden tenerla quienes están llenos del Espíritu.

La nueva vida en Cristo que viene como resultado de ser salvo por la fe produce ciertas manifestaciones importantes.

1. El conocimiento de que Dios es nuestro Padre Celestial es una de las preciosas experiencias que pertenecen a quien ha puesto su confianza en Cristo. En Mateo 11:27 se declara que ninguno conoce al Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo lo quiera revelar.

Mt. 11:27 27 Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.

Una cosa es saber algo acerca de Dios, experiencia posible en una persona no regenerada, pero es algo muy distinto conocer a Dios, lo que solo puede ser realizado en la medida que el Hijo lo revele, y <esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien has enviado> (Jn. 17:3). La comunión con el Padre y con el Hijo es algo conocido solamente por quienes «andan en luz» (1Jn. 1:7). Por lo tanto, una experiencia cristiana normal incluye una apreciación personal de la paternidad de Dios.

1Jn. 1:7 7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.

2. Una realidad nueva en la oración es otra experiencia confirmatoria que conduce a la seguridad presente. La oración asume un lugar muy importante en la experiencia del cristiano espiritual. Se convierte gradualmente en su recurso más vital. Por medio de la acción interior del Espíritu que mora en él, el creyente ofrece alabanzas y acciones de gracias.

Ef. 5:18-19 18 No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, 19 hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;

Y par obra del Espíritu es capacitado para orar en conformidad con la voluntad de Dios.

Ro. 8:26-27 26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. 27 Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.

Jud. 20 20 Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo,

Además, es razonable creer que, puesto que el ministerio de Cristo en la tierra y en el cielo ha sido y es en gran parte un ministerio de oración, la persona en la cual El mora será guiada a la oración en forma normal.

3. Una nueva capacidad para comprender las Escrituras es otra importante experiencia relacionada con la salvación. Según la promesa de Cristo, el hijo de Dios entenderá por obra del Espíritu las cosas de Cristo, las cosas del Padre y las cosas venideras.

Jn. 16:12-15 12 Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. 13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. 14 El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. 15 Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.

En el camino de Emaus, Cristo abrió las Escrituras a los que lo oían.

Lc. 24:32 32 Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?

Y abrió los corazones de ellos a las Escrituras al mismo tiempo.

Lc. 24:45 45 Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras;

Semejante experiencia, a pesar de ser tan maravillosa, no es solamente para ciertos cristianos que gozan de un favor especial de Dios; es la experiencia normal de todos los que están a cuentas con Dios, puesto que es una manifestación natural de Cristo que mora en el creyente.

1Jn. 2:27 27 Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.

4. Un nuevo sentido de la pecaminosidad del pecado es una experiencia normal de la persona que es salva. Así como el agua quita todo lo que es ajeno e inmundo.

Ez. 36:25 25 Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré.

Jn. 3:5 5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.

Tito. 3:5-6 5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, 6 el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador,

1P. 3:21 21 El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo,

1Jn. 5:6-8 La venida de Jesucristo quedó señalada con agua y sangre; no solo con agua, sino con agua y sangre. El Espíritu mismo es testigo de esto, y el Espíritu es la verdad.  (7)  Tres son los testigos:   (8) el Espíritu, el agua y la sangre; y tres son los testigos en la tierra.

La Palabra de Dios desplaza todas las concepciones humanas e implanta los ideales de Dios, y por la acción de la Palabra de Dios aplicada por el Espíritu, la manera divina de estimar el pecado desplaza la estimación humana.

Sal. 119:11 11            En mi corazón he guardado tus dichos,

                                   Para no pecar contra ti.

Es imposible que Cristo, que no tuvo pecado y sudó gotas de sangre al ser ofrecido como ofrenda por el pecado, no produzca una nueva percepción de la naturaleza corrompida del pecado en la persona en la cual mora, cuando tiene libertad para manifestar su presencia.

5. Se recibe un nuevo amor por los inconversos. El hecho de que Cristo murió por todos los hombres es la base que permite a Pablo decir: «De aquí en adelante a nadie conocemos según la carne» (2Co. 5:16).

2Co. 5:14-16, 19 14 Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; 15 y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. 16 De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. 19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.

Dejando a un lado todas las distinciones terrenales, él consideraba a los hombres, a través de sus ojos espirituales, como almas por las cuales Cristo murió. Por la misma razón, Pablo no cesaba de orar por los perdidos.

Ro. 10:1 1 Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación.

Y de esforzarse por alcanzarlos, y por amor a ellos estaba dispuesto a «anatema, separado de Cristo»

Ro. 9:1-3 1 Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo, 2 que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. 3 Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne;

Ro. 15:20 20 Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno,

Esta compasión divina debiera ser experimentada por cada creyente lleno del Espíritu, como resultado de la presencia divina en su corazón.

Ro. 5:5 5 y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.

Ga. 5:22 22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,

6. Se experimenta también un nuevo amor por los salvados. En 1 Juan 3:14 se presenta el amor por los hermanos como una prueba absoluta de la salvación personal.

1Jn. 3:14 14 Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte.

Esto es razonable, ya que por la obra regeneradora del Espíritu Santo el creyente es introducido a un nuevo parentesco con la casa y familia de Dios. Solo en ella existe la paternidad verdadera de Dios y la verdadera hermandad entre los hombres. El hecho de que la misma presencia divina esté en el interior de dos individuos los relaciona en una forma vital y les otorga un lazo correspondiente de devoción. El amor de un cristiano por otro es, de este modo, la insignia del verdadero discipulado, y este afecto es la experiencia normal de todos los que son nacidos de Dios.

Jn. 13:34-35 34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. 35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.

7. Una base suprema para la seguridad de la salvación es la manifestación del carácter de Cristo en el creyente. Las experiencias subjetivas resultantes debidas a la Presencia divina no estorbada en el corazón se señalan con nueve palabras: «Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza, (Ga. 5:22-23), y cada palabra representa un mar de realidad en el plano del carácter ilimitado de Dios.

Esta es la vida que Cristo vivió.

Jn. 13:34 34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.

Jn. 14:27 27 La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.

Jn. 15:11 11 Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.

Es la vida de semejanza con Cristo.

Fil. 2:5-7 5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;

Y es la vida que es Cristo.

Fil. 1:21 21 Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.

Debido a que estas gracias son producidas par el Espíritu que mora en cada creyente, esta experiencia ha sido provista para todos.

8. Las experiencias combinadas de la vida cristiana producen una conciencia de salvación por fe en Cristo. La fe salvadora en Cristo es una experiencia bien clara. El apóstol Pablo decía acerca de Si: «Yo sé a quién he creído»

2 Ti. 1:12 12 Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.

La confianza personal en el Salvador es un acto tan definido de la voluntad y una actitud tan clara de la mente, que difícilmente podría uno engañarse al respecto. Pero Dios tiene el propósito de que el cristiano normal esté seguro en su propio corazón de que ha sido aceptado por Dios. El cristiano espiritual recibe el testimonio del Espíritu de que es hijo de Dios.

Ro. 8:16 16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.

En forma similar, habiendo aceptado a Cristo, el creyente no tendrá más conciencia de condenación a causa del pecado.

Jn. 3:18 18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.

Jn. 5:24 24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.

Ro. 8:1 1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

He. 10:2 2 De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado.

Esto no implica que el cristiano no estará consciente del pecado que comete; se trata más bien de que esté consciente de haber sido aceptado eternamente por Dios por media de la obra de Cristo, que es la porción de todo aquel que cree.

Ef. 1:6 6 para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado,

Col. 2:13 13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados,

Al concluir la enumeración de los elementos esenciales de una verdadera experiencia cristiana, debemos dejar claramente establecido que en todo ello queda excluido el emocionalismo puramente carnal, y que la experiencia del creyente será normal solamente cuando anda en la luz.

1Jn. 1:7 7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.

D. Aceptación de la veracidad de las promesas de la Biblia.

1. La confianza en la veracidad de la Biblia y en el cumplimiento cierto de sus promesas de salvación es esencial para tener la seguridad de la salvación. Por sobre toda experiencia y aparte de cualquier experiencia que el cristiano pueda tener —experiencia que a menudo es muy indefinida a causa de la carnalidad—, se ha dado la evidencia permanente de la infalible Palabra de Dios. El apóstol Juan se dirige a los creyentes en los siguientes términos: «Estas cosas he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna» (1Jn. 5:13). Por medio de este pasaje se da seguridad a todo creyente, carnal o espiritual por igual, para que sepan que tienen vida eterna. Esta seguridad se hace descansar, no en experiencias cambiantes, sino sobre las cosas que están escritas en la inmutable Palabra de Dios.

Sal. 119:89 89           Para siempre, oh Jehová,

                                   Permanece tu palabra en los cielos.

 

Sal. 119:160            160        La suma de tu palabra es verdad,

                                               Y eterno es todo juicio de tu justicia.

Mt. 5:18 18 Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.

Mt. 24:35 35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

1P. 1:23, 25 23 siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. 25 Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.

Las promesas escritas de Dios son como un título de dominio.

Jn. 3:16, 36 16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 36 El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.

Jn. 5:24 24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.

Jn. 6:37 37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.

Hch. 16:31 31 Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.

Ro. 1:16 16 Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.

Ro. 3:22, 26 22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, 26 con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.

Ro. 10:13 13 porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.  

Y así exigen confianza. Estas promesas de salvación forman el pacto incondicional de Dios baja la gracia, sin exigencia de méritos humanos, sin necesidad de experiencias humanas que prueben su verdad. Estas poderosas realidades deben ser consideradas como cumplidas sobre la única base de la veracidad de Dios.

2. Dudar si uno realmente ha puesto su fe en Cristo y las promesas de Dios es destructivo de la fe cristiana. Hay multitudes que no tienen ninguna certeza de haber hecho una transacción personal con Cristo acerca de su salvación. Aunque no es esencial que uno sepa el día y la hora de su decisión, es imperativo que sepa que ahora está confiando en Cristo sin referencia al tiempo en que comenzó a confiar. El apóstol Pablo afirma que está «seguro que [Dios] es poderoso para guardar mí deposito», esto es, lo que él había entregado a Dios para que se lo guardara (2 Ti. 1:12).

Obviamente, la cura para la incertidumbre acerca de si se ha recibido a Cristo es recibir a Cristo ahora, teniendo en cuenta que ningún mérito personal ni obra religiosa tiene valor: sólo Cristo puede salvar. La persona que no está segura de haberse entregado a Dios pan fe para recibir la salvación que solo Dios puede dan, puede remediar esta falta dando un paso definitivo de fe. Este es un acto de la voluntad, aunque podría estar acompañado de la emoción y exige necesariamente la comprensión de la doctrina de la salvación. A muchos ha ayudado el decir en oración: «Señor, si nunca he puesto mi confianza en ti antes, ahora lo hago.» No se puede experimentar una verdadera seguridad de salvación si no hay un acto específico de recibir por fe a Cristo como Salvador.

3. Dudar de la fidelidad de Dios es también fatal para cualquier experiencia verdadera de seguridad. Algunos no están seguros de su salvación porque no están seguros de que Dios los haya recibido y salvado. Este estado mental normalmente es provocado por la búsqueda de un cambio en los sentimientos en lugar de ponen la mirada en la fidelidad de Cristo. Los sentimientos y las experiencias tienen su lugar, pero, coma se dijo antes, la evidencia definitiva de la salvación personal es la veracidad de Dios. La que El ha dicho, hará, y no es piadoso ni digno de elogio el que una persona desconfíe de su salvación después de haberse entregado en forma definida a Cristo.

4. La seguridad de salvación, consecuentemente, depende de la comprensión de la naturaleza de la salvación completa de Dios para quienes ponen su con fianza en Cristo. En parte, puede hallarse una confirmación en la experiencia cristiana, y normalmente hay un cambio de vida en la persona que ha confiada en Cristo como su Salvador. Es esencial que comprenda que la seguridad de salvación depende de la certeza de las promesas de Dios y de la seguridad de que el individuo se ha entregado a Cristo pon fe confiando en que El cumplirá estas promesas. La persona que se ha entregado de este modo puede descansar en que la fidelidad de Dios, que no puede mentir, cumplirá su promesa de salvar al creyente par su divino poder y gracia.

 

PREGUNTAS

1. ¿Cómo puede usted distinguir la doctrina de la seguridad pnesente de la doctrina de la seguridad eterna?

2. ¿Por qué es importante la seguridad de la salvación?

3. ¿Cómo se relaciona la seguridad de la salvación con el significada de la muerte de Cristo?

4. ¿En qué forma se relaciona la seguridad con el conocimiento de que la salvación es un dan?

5. ¿En qué forma se relaciona la seguridad con el conocimiento de que la salvación es por gracia solamente?

6. ¿Es razonable suponer que un cristiano sabrá que es salvo?

7. ¿Hasta qué punto estará sujeto a la pérdida de su seguridad de salvación un cristiano carnal?

8. ¿En qué forma se relaciona la seguridad con el conocimiento de que Dios es nuestro Padre Celestial?

9. ¿En qué sentido constituye la realidad de la oración una experiencia confirmatoria de la salvación?

10. Relacionan la capacidad de entender las Escrituras con la seguridad de la salvación.

11. ¿En qué sentido se relaciona la percepción de la pecaminosidad del pecado con la seguridad de la salvación?

12. ¿En qué forma constituye una base para la segunidad la salvación el amar par los perdidos?

13. ¿Por qué da seguridad de salvación el amor por otro cristiano?

14. Relacionan el fruto del Espíritu con la seguridad de salvación.

15. ¿En qué forma ayuda a la seguridad de la salvación el poner la fe en Cristo en un acto definido?

16. ¿En qué forma se relaciona la aceptación de las promesas de salvación en la Biblia con la seguridad de salvación?

17. ¿Es necesario saber el momento exacto en que el creyente confió en Cristo?

18. ¿Es importante saber que ahora uno confía en Cristo coma su Salvador?

19. ¿Qué debe hacen una persona si no tiene la seguridad de la salvación?

20. ¿Qué relación hay entre Ia seguridad de la salvación y la fidelidad de Dios?

 

 
27. Pecado/Universal
28. Pecado/Pena
29. Pecado/Poder
30. La Justicia
31. Santificación
32. Seguridad Presente
33. Seguridad Eterno
34. Elección Divina
35. Iglesia/Miembros
36. Iglesia/Comisión
37. Iglesia/Servicio
38. Iglesia/Su Culto
39. Iglesia/Org. y Ord.
40. Iglesia/Esposa
41. El Día Del Señor
42. Los Gentiles
43. Israel/Profecías
44. Arrebatamiento
45. Gran Tribulación
46. Segunda Venida
47. Las Resurrecciones
48. Juicio de Israel
49. Reino Milenial
50. Juicio de Satanás
51. Gran Trono Blanco
52. Cielo Nuevo
 

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