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15. Dios el Espíritu Santo: Su Advenimiento Teología Sistemática 1 es el estudio de las doctrinas acerca de la Biblia: su revelación, inspiración, iluminación e infalibilidad; las doctrinas de Dios: la Trinidad, los atributos y los nombres de Dios; las doctrinas de Cristo: Su persona, deidad, humanidad y carácter; las doctrinas del Espíritu Santo: Su deidad, persona, obra en la elección, la regeneración y la Santificación, más el fruto, los dones, el bautismo y la plenitud del Espíritu; y las doctrinas acerca del hombre: su creación original y su caída en pecado. 15. Dios el Espíritu Santo: Su Advenimiento por Lewis Sperry Chafer
La
venida del Espíritu al mundo en el día de Pentecostés debe verse en
relación a su obra en dispensaciones previas. En el Antiguo
Testamento el Espíritu Santo estaba en el mundo como el Dios
omnipresente; sin embargo, se dice que El vino al mundo en el día de
Pentecostés. Durante la edad presente se dice que El permanece en el
mundo, pero que partirá fuera del mundo en el mismo sentido como vino
en el día de Pentecostés cuando ocurra el arrebatamiento de la
iglesia. Con el propósito de entender esta verdad del Espíritu
Santo, deben ser considerados varios aspectos de la relación del Espíritu
con el mundo. A.
El espíritu santo en el antiguo testamento.
A través
del extenso período antes de la primera venida de Cristo, el Espíritu
estaba presente en el mundo en el mismo sentido en el cual está
presente en cualquier parte, y El obraba en y a través del pueblo de
Dios de acuerdo a su divina voluntad. Gn. 41:38 38 y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a
otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios? Ex. 31:3 3 y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría
y en inteligencia, en ciencia y en todo arte, Ex. 35:31 31 y lo ha llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría,
en inteligencia, en ciencia y en todo arte, Nm. 27:18
18
Y
Jehová dijo a Moisés: Toma a Josué hijo de Nun, varón en el cual
hay espíritu, y pondrás tu mano sobre él; Job
33:4 4
El espíritu de Dios me hizo,
Y el soplo del Omnipotente me dio vida. Sal.
139:7 7
¿A dónde me iré de tu Espíritu?
¿Y a dónde huiré de tu presencia? Hag. 2:4-5 4 Pues ahora, Zorobabel, esfuérzate, dice Jehová;
esfuérzate también, Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote; y cobrad
ánimo, pueblo todo de la tierra, dice Jehová, y trabajad; porque yo
estoy con vosotros, dice Jehová de los ejércitos. 5 Según
el pacto que hice con vosotros cuando salisteis de Egipto, así mi Espíritu
estará en medio de vosotros, no temáis. Zac. 4:6 6 Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es
palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con
fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.
En el
Antiguo Testamento el Espíritu de Dios se ve teniendo una relación
con respecto a la creación del mundo. El tuvo parte en la revelación
de la verdad divina a los santos profetas. El inspiró las Escrituras
que están escritas, y tiene un ministerio en general hacia el mundo
restringiendo el pecado, capacitando a los creyentes para el servicio
y ejecutando milagros. Todas estas actividades indican que el Espíritu
era muy activo en el Antiguo Testamento; sin embargo, no hay evidencia
en el Antiguo Testamento de que el Espíritu morara en cada creyente. Como
indica Juan 14:17, El estaba «con»
ellos pero no «en» ellos.
De la misma manera, no hay mención de la obra de sellar del Espíritu
o acerca del bautismo del Espíritu Santo antes del día de Pentecostés.
De acuerdo a ello, podía anticiparse que después de Pentecostés
habría una obra mucho mayor del Espíritu que en las edades
precedentes. Jn. 14:17 17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede
recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis,
porque mora con vosotros, y estará en vosotros. B.
El Espíritu Santo durante la vida de cristo en la tierra Es
razonable suponer que la presencia encarnada y activa de 1.
En relación a Cristo, el Espíritu era el poder generador por medio
del cual el Dios-hombre fue formado en la matriz virginal.
(Quedaría mejor así: “Por medio del Espíritu Santo, Cristo es
engendrado en María y llamado Hijo de Dios”. Dado que de la otra
manera pareciera que al Espíritu Santo se le despersonaliza en un
mero “poder”) El
Espíritu también es visto descendiendo, en la forma de una paloma,
sobre Cristo en el momento de su bautismo. Y otra vez se revela que
era solamente a través del Espíritu eterno que Cristo se ofreció a
sí mismo a Dios. He. 9:14 14¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante
el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará
vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo? 2.
La relación del Espíritu para con los hombres durante el
ministerio terrenal de Cristo era progresiva. Cristo
les dio primeramente a sus discípulos la seguridad de que ellos podrían
recibir el Espíritu pidiéndolo. Lc. 11:13 13 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas
a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu
Santo a los que se lo pidan? Aunque
el Espíritu había venido previamente sobre los hombres de acuerdo a
la soberana voluntad de Dios, su presencia en el corazón humano nunca
había estado antes condicionada a la petición, y este nuevo
privilegio nunca fue reclamado por ninguno en aquel tiempo, con
respecto a lo que las Escrituras muestran. Al término de su
ministerio y justamente antes de su muerte, Cristo dijo: «Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con
vosotros para siempre: El Espíritu de verdad» (Jn. 14:16-17). De
igual manera, después de su resurrección el Señor sopló sobre
ellos y dijo: Lc. 24:49 49 He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre
vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que
seáis investidos de poder desde lo alto. Hch. 1:4 4 Y estando juntos, les mandó que no se fueran de
Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo,
oísteis de mí. C.
La venida del Espíritu Santo en Pentecostés. Como
fue prometido por el Padre y por el Hijo, el Espíritu, quien como el
único Omnipresente había estado siempre en el mundo, vino al mundo
en el día de Pentecostés. Jn. 14:16-17, 26 16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador,
para que esté con vosotros para siempre: 17 el Espíritu
de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le
conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará
en vosotros. 26 Más el Consolador, el Espíritu Santo, a
quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las
cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. Jn. 16:7 7 Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya;
porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me
fuere, os lo enviaré. La
fuerza de esta repetición aparente de ideas se ve cuando queda
comprendido que su venida en el día de Pentecostés era para que Él
pudiera hacer su morada en el mundo. Dios el Padre, aunque
Omnipresente (Ef. 4:6 un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y
por todos, y en todos.),
es, en cuanto a su morada, «Padre
nuestro que estás en los cielos» (Mt. 6:9). De la
misma manera, Dios el Hijo, aunque omnipresente. Mt. 18:20 20 Porque donde están dos o tres congregados en mi
nombre, allí estoy yo en medio de ellos. Col. 1:27 En
cuanto a su morada ahora está sentado a la diestra de Dios. He. 1:3 3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la
imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la
palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros
pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de He. 10:12
12
pero
Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por
los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, Del
mismo modo, el Espíritu, aunque Omnipresente, está ahora aquí en la
tierra en lo que respecta a su morada. El ocupar su morada en la
tierra era el sentido en el cual el Espíritu vino en el día de
Pentecostés. Su lugar de habitación fue cambiado del cielo a la
tierra. Fue por esta venida del Espíritu al mundo que se dijo a los
discípulos que esperaran. El nuevo ministerio de esta edad de gracia
no podría comenzar aparte de la venida del Espíritu. En los
capítulos que siguen será presentada la obra del Espíritu en la
edad presente. El Espíritu de Dios primeramente tiene un ministerio
hacia el mundo, como se indica en Juan. Jn. 16:7-11 7 Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya;
porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me
fuere, os lo enviaré. 8 Y cuando él venga, convencerá al
mundo de pecado, de justicia y de juicio. 9 De pecado, por
cuanto no creen en mí; 10 de justicia, por cuanto voy al
Padre, y no me veréis más; 11 y de juicio, por cuanto el
príncipe de este mundo ha sido ya juzgado. Aquí
El está revelado convenciendo al mundo de pecado, de justicia y de
juicio. Esta obra que prepara a un individuo para recibir a Cristo
inteligentemente es una obra especial del Espíritu, una obra de
gracia, la cual ilumina a las mentes de los hombres incrédulos,
cegados por Satanás, respecto a tres grandes doctrinas. 1
Al incrédulo se le hace entender que el pecado de la incredulidad en
Jesucristo como su Salvador personal es el único pecado que permanece
entre él y su salvación. No es
cuestión de su justicia, sus sentimientos o cualquier otro factor. El
pecado de la incredulidad es el pecado que impide su salvación. Jn. 3:18 18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no
cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito
Hijo de Dios. 2.
El incrédulo es informado en lo que concierne a la justicia de Dios. Mientras
que en la tierra Cristo fue la viva ilustración de la justicia de
Dios, luego de su partida el Espíritu es enviado para revelar la
justicia de Dios hacia el mundo. Esto incluye el hecho de que Dios es
un Dios justo, quien demanda mucho más de lo que cualquier hombre
puede hacer por sí mismo, y esto elimina cualquier posibilidad de
obras humanas como base para la salvación. Más importante, el Espíritu
de Dios revela que hay una justicia obtenible por la fe en Cristo, y
que cuando uno cree en Jesucristo puede ser declarado justo,
justificado por la fe y aceptado por su fe en Cristo, quien es justo
en ambas cosas, su persona y su obra en la cruz Ro. 1:16-17 16 Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es
poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío
primeramente, y también al griego. 17 Porque en el
evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está
escrito: Mas el justo por la fe vivirá. Ro. 3:22 22l a justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo,
para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, Ro. 4:5 5 más al que no obra, sino cree en aquel que justifica
al impío, su fe le es contada por justicia. 3.
Se revela el hecho de que el príncipe de este mundo, esto es, el
mismo Satanás, ha sido juzgado en la cruz y está sentenciado al
castigo eterno.
Esto
revela el hecho de que la obra en la cruz está terminada, que ese
juicio ha tenido lugar, que Satanás ha sido vencido y que la salvación
es obtenible para aquellos quienes ponen su confianza en Cristo.
Mientras que no es necesario para un incrédulo comprender
completamente todos estos hechos para ser salvado, el Espíritu Santo
debe revelar lo suficiente de manera que, a medida que él cree,
inteligentemente recibe a Cristo en su persona y su obra. Hay un
sentido en el cual esto fue parcialmente cierto en las edades pasadas,
ya que incluso en el Antiguo Testamento era imposible para una persona
creer y ser salvada sin una obra del Espíritu. Sin embargo, en la
edad presente, siguiendo a la muerte y la resurrección de Cristo,
estos hechos se vuelven ahora mucho más claros, y la obra del Espíritu,
al revelarlos a los incrédulos, es parte de la razón importante para
su venida a la esfera del mundo y hacer de ella su residencia. En su
venida al mundo en el día de Pentecostés, la obra del Espíritu en
la iglesia tomó lugar en muchos aspectos nuevos. Esto será
considerado en los últimos capítulos. Se dice que el Espíritu Santo
regenera a cada creyente. Jn. 3:3-7; 36 3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te
digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
4 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?
¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y
nacer? 5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo,
que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el
reino de Dios. 6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y
lo que es nacido
del Espíritu, espíritu es.
7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de
nuevo. 36 El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el
que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios
está sobre él. El Espíritu
Santo mora en cada creyente. Jn. 7:37-39 37 En el último y gran día de la fiesta, Jesús se
puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí
y beba. 38 El que cree en mí, como dice Hch. 11:15-17 15 Y cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo
sobre ellos también, como sobre nosotros al principio. 16 Entonces
me acordé de lo dicho por el Señor, cuando dijo: Juan ciertamente
bautizó en agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu
Santo. 17 Si Dios, pues, les concedió también el mismo
don que a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién
era yo que pudiese estorbar a Dios? Ro. 5:5 5 y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios
ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos
fue dado. Ro. 8:9-11 9 Más vosotros no vivís según la carne, sino según
el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si
alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. 10 Pero
si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa
del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. 1Co. 6:19-20 19¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu
Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no
sois vuestros? 20 Porque habéis sido comprados por precio;
glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los
cuales son de Dios. Habitando
en el creyente, el Espíritu Santo es nuestro sello hasta el día de
la redención. Ef. 4:30 30 Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el
cual fuisteis sellados para el día de la redención. Luego,
cada hijo de Dios es bautizado dentro del cuerpo de Cristo por el Espíritu. 1Co. 12:13 13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados
en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a
todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. Todos
estos ministerios se aplican igualmente a cada creyente verdadero en
esta edad presente. En adición a estas obras que están relacionadas
a la salvación del creyente, está la posibilidad del ser lleno del
Espíritu y el andar por el Espíritu, lo cual abre la puerta a todo
el ministerio del Espíritu en cuanto al creyente en esta edad
presente. Estas grandes obras del Espíritu son la llave no solamente
de la salvación sino que también para una vida cristiana efectiva en
la edad presente. Cuando
el propósito de Dios en esta edad sea completado por el
arrebatamiento de la iglesia, el Espíritu Santo habrá cumplido el
propósito de su especial advenimiento al mundo y partirá del mundo
en el mismo sentido de que Él vino en el día de Pentecostés. Puede
verse un paralelo entre la venida de Cristo a la tierra para cumplir
su obra y su partida hacia el cielo. Como Cristo, sin embargo, el Espíritu
Santo continuará siendo omnipresente y seguirá una obra después del
arrebatamiento similar a aquella que fue verdadera antes del día de
Pentecostés. La época
presente es, de acuerdo a esto, en muchos aspectos, la edad del Espíritu,
una edad en la cual el Espíritu de Dios está obrando en una manera
especial para llamar a una compañía de creyentes de los judíos y
los gentiles a formar el cuerpo de Cristo. El Espíritu Santo
continuará trabajando después del arrebatamiento, como lo hará
también en la edad del reino, la cual tendrá sus propias características
y probablemente incluirá todos los ministerios del Espíritu Santo en
la edad presente excepto aquel del bautismo del Espíritu. La
venida del Espíritu debería ser vista como un acontecimiento
importante, esencial para la obra de Dios en la edad presente, así
como la venida de Cristo es esencial para la salvación y el propósito
elemental de Dios para proveer salvación para todo el mundo y
especialmente para aquellos que creerían. PREGUNTAS.
1. ¿En qué sentido el Espíritu
Santo estaba en el mundo antes de Pentecostés? 2. ¿Qué obras importantes
del Espíritu Santo se encuentran en el Antiguo Testamento? 3. Distinguir el significado
de que el Espíritu Santo estuvo «con» los santos del Antiguo
Testamento, en contraste a la edad presente, en la que el Espíritu
Santo está «en» ellos. 4. ¿Cómo se relaciona el
Espíritu Santo con la concepción y el nacimiento de Cristo? 5. ¿Qué ministerio tuvo el
Espíritu Santo en el período de los Evangelios? 6. ¿Por qué tuvieron que
esperar los discípulos hasta Pentecostés para la venida del Espíritu
Santo aun cuando el Señor había soplado sobre ellos?
7. ¿En qué sentido
Pentecostés significaba un nuevo ministerio del Espíritu? 8. ¿En qué sentido el Espíritu
Santo vino en el día de Pentecostés, y cómo se relaciona esto con
su omnipresencia? 9. ¿Qué tres doctrinas son
enseñadas por el Espíritu en lo que se refiere a convencer al mundo?
10. En su venida en el día
de Pentecostés, ¿qué obras importantes del Espíritu pueden
contemplarse? 11. ¿Dónde está el hogar
del Padre y el Hijo durante la era presente? 12. ¿Dónde está el sitio
de morada del Espíritu Santo durante esta edad presente? 13. ¿Qué cambio en el
ministerio del Espíritu Santo tendrá lugar en el tiempo del
arrebatamiento? 14. ¿Continuará obrando el
Espíritu Santo en la tierra después del arrebatamiento? 15. ¿Qué puede esperarse
del ministerio del Espíritu en el milenio? 16. ¿Cuán importante es el ministerio del Espíritu para el propósito presente de Dios?
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