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Santidad Biblica es el estudio del concepto wesleyano de la perfección cristiana o santidad práctica.  Considera el espíritu de la santidad, la santidad en la vida diaria y lo que enfrenta el creyente ahora que es santificado.  Contempla cómo integrar la "crisis de santidad" con llevar una vida santa a diaria delante de Dios. 

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IV

Cómo Mantener la

Experiencia

No hay necesidad de que haya un momento desde ahora hasta que usted llegue al cielo que no sea de victoria; usted no tiene que retroceder. El le santificó para que usted pudiera vivir una vida victoriosa. “Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús” (II Corintios 2:14), creciendo más y más a su semejanza hasta que su imagen se refleje perfectamente en usted.

A fin de que esto sea verdad en su vida, le ayudarán las siguientes sugerencias. No las debilite señalando a otros que no están haciendo algunas de las cosas aquí mencionadas. Si omite cualquiera de estas cosas que mencionamos a continuación, debilitará su relación con Dios así como su gozo y victoria. Recuerde siempre que la desobediencia y el descuido de otros nunca es una justificación suficiente para que usted no obedezca al Señor completamente. El obedecer no siempre será fácil, pero siempre será lo correcto.

1. USTED DEBE TESTIFICAR A OTROS

Esto se pone al principio de la lista porque este fue el propósito principal por el cual usted fue santificado. Todo lo anterior es sólo preparatorio para esta actividad. Si no fuera así, el Señor podría llevarle al cielo ahora mismo. Pero hay otros que necesitan conocer esta experiencia, y solamente usted puede decirles lo que le ha sucedido. Esto es dar testimonio.

Usted no es diferente de los demás; todos sienten las mismas necesidades internas que usted sentía antes de que Dios le santificara enteramente. Cuénteles a otros de ello.

Cuando usted les cuente a otros su experiencia y la maravilla de la plenitud de Dios, otros sentirán el deseo de poseerla. “Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación” (Romanos 10:10).

Ponga su testimonio en palabras: aclárelo, para que otros entiendan cómo Cristo les puede satisfacer en la forma que le satisfizo a usted.

Es digno de notar que Dios no envió a un ángel a predicar a Cornelio (Hechos 10), sino que envió a otra alma redimida para traer el mensaje que sólo una persona podría traer. Los ángeles nunca pecaron, por lo tanto, no pueden contar la historia de la redención. Sólo usted y yo podemos hacerlo. Esa es la razón por la cual el Señor cuenta tanto con su fidelidad y su obediencia aquí en la tierra. El no tiene otra manera de hacer que la gente escuche la bendita historia.

No se desanime si algunos de los que oyen su testimonio no aceptan al Señor sólo sea fiel a su tarea, y Dios se encargará de la suya. Nuestra tarea es testificar...la suya es convencer y convertir.

2. USTED DEBE MANTENER CIERTO TIEMPO APARTADO

A menos que usted fije y guarde ciertos momentos para sus devociones privadas, no las podrá tener. Privar al alma del alimento que debe recibir mediante la oración y la lectura, significa matarla de hambre. No hay nada de mayor importancia. En este punto es donde el diablo procurará lanzar uno de los primeros ataques, diciéndole que usted está demasiado cansado como para hacerlo o demasiado ocupado como para apartar esos momentos. El cuerpo desnutrido está expuesto a todos los microbios que le rodean...el alma desnutrida está expuesta a todos los espíritus malos. Mantenga un alma saludable.

En los Evangelios encontramos narrados sólo unos cuarenta días de la vida de Cristo, sin embargo, usted encontrará frecuentes referencias a los momentos de oración del Maestro. Oró toda la noche, o por lo menos parte de ella, en cinco diferentes ocasiones. Oró en ocasión de su bautismo, antes de la selección de sus discípulos, cuando se enfrentó a la tentación, en su hora de traición y muerte. Si fue esencial para el Hijo de Dios equiparse de esa manera, ¡cuánto más necesitará usted pasar tiempo en la oración!

En el Libro de los Hechos los discípulos oraron “y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios” (Hechos 4:31). Debe haber momentos frecuentes cuando escuchamos la voz del cielo, momentos cuando nuestras almas se refrescan con un nuevo derramamiento del Espíritu de Dios. La admonición de Pablo a ser “llenos del Espíritu” implica un proceso continuo y constante. Aprenda en seguida el secreto de esperar en su presencia hasta que su alma haya sido fortalecida de nuevo y alimentada por la “fuente viva”. No deje pasar muchos días sin tener unos momentos de oración victoriosa. “Conservaos en el amor de Dios” (Judas 21). Que toda su vida gire alrededor de estos momentos de refrigerio. Si tiene dificultades en “orar hasta alcanzar la victoria,” busque la compañía de otra persona de oración y oren juntas.

Confeccione una lista de oración, incluyendo los nombres de las personas que usted quiere ver convertidas al Señor o enteramente santificadas. Desarrolle un sistema de lectura de la Biblia que le dirija a un estudio y a un crecimiento sistemático en su conocimiento del Señor. Un método deficiente seguido fielmente, hará más provecho que un método excelente pero que usted abandone pronto.

Estos momentos para sus devociones privadas son absolutamente esenciales si usted quiere crecer en gracia.

3. USTED DEBE OBEDECER

Dios tiene un propósito para su vida—búsquelo y obedézcalo. Es probable que cada día tenga una tarea especial—obedezca. Nunca permita que su voluntad, o sus deseos o sus actitudes le roben lo mejor que Dios tiene para usted por causa de la desobediencia. Manténgase siempre sumiso a su voluntad. Aun Jesús expresó esta actitud en el Huerto cuando oró: “No se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42). Recuerde que la voluntad de Cristo para usted, está dictada por su amor hacia usted, y su gran sabiduría le permite saber cuál es la mejor manera de usar su vida.

Mantenga intacta su consagración. Si usted ve a otros seguir a Cristo des­de lejos, no deje que esto le haga retroceder en sus promesas a Dios. “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos” (Mateo 7:21).

La obediencia es el precio de la vic­toria. Su voluntad fue depositada en las manos divinas el día que Dios le santificó. Ahora usted quiere hacer la voluntad de Dios. Esa entrega no significa que la voluntad de usted se ha vuelto pasiva o dormida—se vivifica más que nunca, pues usted desea sólo hacer su voluntad.

Fue la obediencia lo que le trajo a usted a esta comunión. La consagración significa literalmente traer el pasado a una obediencia presente, y rendimiento significa colocar todo el presente y el futuro en ese nivel (Hechos 5:32). “Ha­biendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu” (I Pedro 1:22), usted se mantendrá en este camino santo mediante una obediencia continua. Mientras que usted ande “en luz” (obediencia), la sangre le limpia “de todo pecado” (I Juan 1:7).

Si El le llama al ministerio cristiano, usted tiene que obedecer. Su voluntad es la norma y el único principio sobre el cual gira toda su vida (Gálatas 2:20). Solamente así habrá perfecta paz y perfecto gozo.

4. USTED DEBE LEER BUENOS LIBROS

Lógicamente, su Biblia viene primero. Pero debido a la competencia con que usted se enfrenta en las revistas, los diarios, la televisión, la radio, su trabajo y en el hogar, usted descubrirá que el ejercicio de la disciplina es esencial en el uso de su tiempo. Si a usted no le agrada leer—desarrolle ese gusto, porque sólo así podrá usted informarse mejor y afirmarse mejor en este camino de santidad. Esto es tan importante como cualquiera otra cosa que usted hace para crecer en la gracia y en el conocimiento de Dios.

Los libros sobre la santidad, sobre la vida devocional y las publicaciones de su denominación, deben tener prioridad en su lectura. Si debe hacer un escogimiento entre los diarios y los periódicos de su iglesia, usted se beneficiará más dando su tiempo a éstos. Sólo así usted podrá crecer en entendimiento y en sabiduría para traer más gloria a Dios.

Usted tendrá que seleccionar su material, porque no todo lo que tiene un título religioso es necesariamente edificante. Hay tanta literatura mala sobre cultos falsos, que usted debe tener mucho cuidado. Si tiene la menor duda, consulte con su pastor. Una persona sincera recibió hace poco un libro de un amigo. Había encontrado el libro en el proceso de cambiarse de casa, y puesto que tenía un título bueno y religioso, creyó que era bueno. Nuestro amigo comenzó a leerlo—hacía poco que había sido santificado—y pronto encontró algunas cosas raras. Cuando consultó al pastor, se descubrió que era un libro publicado por uno de los cultos falsos que se especializa en distribuir tal clase de literatura. Cuando se le informó eso, el lector destruyó el libro. Eso es lo mejor que se puede hacer con tales libros.

He aquí algunos libros que sugerimos para que se lean tan pronto como sea posible:

Santidad y Poder, por A. M. Hilis

El Secreto de la Vida Cristiana Feliz, por Hannah W. Smith

El Amor Perfecto, por J. A. Wood

La Perfección Cristiana, por Juan Wesley

De Puntillas, por Amor, por John T. Seamands

Bueno, esto no es todo.

En este breve tratado sobre un asunto que no se puede agotar ni en muchos volúmenes, usted encontrará el principio de lo que esperamos sea una hermosa y bendita vida de victoria. No se detenga con la lectura de este panfleto, sino más bien consulte el catálogo de su Casa de Publicaciones, o pregúntele a su pastor, y aprenda todo lo que pueda sobre cómo vivir esta vida en toda su plenitud. Si así lo hace, la vida no se le hará agria, sino que cada día será un bendito día y su vida dejará en su sendero una creciente corriente de bendición. Que Dios le bendiga abundantemente.

Dirkse, Neil, Ahora que usted es santificado, Casa Nazarena de Publicaciones, wesley.nns.edu, Usado con permiso.

 
1. Elemento Tiempo
2. Santificación del Yo
3. Vida Controlada
4. Guía del Espíritu
5. Orando en Espíritu
6. Unidad del Espíritu
7. Definición del Amor
8. Ante todo, ¿Qué es?
9. 1 Tesalonicenses
10. Amor de Dios
11. Santidad Contagiosa
12. Autoexamen
13. Amor En Su Vida
14. Entera Santificación
15. Cosas No Cambiadas
16. Más No Cambiadas
17. Lo Que Sucedió
18. Mantenimiento
 

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