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  17. Lo Que Sucedió

Santidad Biblica es el estudio del concepto wesleyano de la perfección cristiana o santidad práctica.  Considera el espíritu de la santidad, la santidad en la vida diaria y lo que enfrenta el creyente ahora que es santificado.  Contempla cómo integrar la "crisis de santidad" con llevar una vida santa a diaria delante de Dios. 

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III

Algunas Cosas que

Sucedieron

La experiencia y la vida de santidad serán una relación sin fin y siempre creciente. Tal vez parezca imposible entender en una forma breve lo que SUCEDIO cuando usted fue santificado, pero hagamos la prueba de todas maneras:

1. USTED FUE LIMPIADO

El pecado tiene una naturaleza doble: acción y condición, actos malos y disposiciones malas, pecados y (el) pecado, hacer el mal y ser malo. Las cosas men­cionadas en primer término fueron perdonadas cuando usted se convirtió. Eran hechos voluntarios, y por lo tanto usted era personalmente responsable por ellos. La disposición o principio del pecado es algo con que usted nació. Su naturaleza es rebelión en contra de Dios (Romanos 8:7), y por lo tanto es mala. Aunque usted no fue responsable de haber nacido con esta naturaleza, usted es responsable de permitir que la provisión del Calvario la elimine. La pregunta de Pablo a los romanos es pertinente: “¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?” (Romanos 6:1). Y la respuesta obvia es: ¡No! “Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” (Romanos 6:2).

Antes de que usted fuera santificado, esta disposición hacia el pecado a menudo le sorprendía desprevenido, y le hacía decir o hacer cosas que luego sinceramente le pesaban. Cuando usted buscaba el perdón de Dios en estos casos, El le perdonaba, sin embargo usted se sentía molesto por este traidor interno. Cuando Dios le santificó, El limpió esta disposición interna. “Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones” (He­chos 15:8-9).

Esta limpieza dio como resultado la erradicación o la eliminación de esa tendencia innata a desafiar la perfecta voluntad de Dios para usted. Corrigió esa inclinación de una vida egocéntrica a una vida cristo-céntrica. “Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia” (Romanos 6:17-18).

Quizá le ayude a entender más claramente si hacemos una distinción entre estas dos obras divinas—regeneración y santificación.

En la primera usted es “nacido del Espíritu” (Juan 3:8); en la segunda usted fue “lleno del Espíritu” (Hechos 2:4).

En la primera usted confesó y se le perdonaron sus pecados voluntarios (I Juan 1:9); en la segunda usted consagró todo su ser a su voluntad y fue transformado hasta que llegó a estar en perfecta armonía con su voluntad (Romanos 12:1-2).

En la primera usted encontró “paz para con Dios” (Romanos 5:1); ahora ha encontrado “la paz de Dios” (Filipen­ses 4:7).

En la regeneración usted fue vivifi­cado (Efesios 2:1); en la santificación fue crucificado “con Cristo” (Gálatas 2:20).

Esta limpieza tiene que ver con pecados tales como la ira, el odio, el resentimiento, la amargura, los celos, la envidia, pensamientos impuros y otros semejantes. No quiere decir que las tentaciones en estos asuntos no ocurrirán, sino que ahora no encontrarán un apoyo interior a la insinuación del maligno.

2. USTED FUE LLENO DE PODER

Dios primero limpia lo que usa, y luego lo usa para su gloria. El sabe que somos débiles por naturaleza; por tanto, cuando El nos santifica, nos reviste de poder—nos da la virtud del Espíritu Santo.

No es algo que ganamos—es su don. Se nos da con un propósito especial: “Me seréis testigos” (Hechos 1:8). Leyendo la historia del Pentecostés y el Libro de los Hechos, usted descubrirá que estos creyentes primitivos tenían un poder sobrehumano. No se puede explicar de otra manera, por ejemplo, el valor de Pedro. Donde antes él temblaba delante de los hombres y las criadas, ahora encontramos sacerdotes y personas temblando delante de él, y preguntando qué debían hacer para ser salvos.

Hay sólo una explicación: “Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo” (Lucas 24:29; Hechos 1:8).

Los eruditos jueces saduceos y sacerdotes estaban teniendo dificultades con esta multitud de pescadores apasiona­dos y cobradores de impuestos transformados. En el capítulo cuatro de Hechos, se hace referencia tres veces al “valor” o poder de estas personas llenas del Espíritu. Para ellos era un poder para soportar la persecución y la oposición, para crear convicción y convencer, para desafiar la orden de la corte que les negaba el privilegio de testificar a otros acerca de ese Nombre.

Este poder no es para uso personal. Ahora usted se ha convertido en un instrumento limpio, un canal, por el cual el poder de Dios puede correr sin obstáculos. Mientras que se mantenga limpio y libre de la vanagloria, seguirá siendo usted un canal útil. Si acaso el canal se obstruye, busque el lugar de oración, y permita que el Espíritu le señale el obstáculo. No hay nada suficientemente importante como para que impida que usted sea parte del propósito de Dios para su vida. Por lo tanto, mantenga los canales abiertos y limpios.

Recuerde que este poder del Espíritu Santo debe usarse para poder mantenerse. Quedarse satisfecho, ser descuidado, dejar de testificar a otros, es perder ese sentido sagrado de su posesión total de su vida.

3. USTED FUE LLENO

Ya sea que haya venido como una ola arrolladora o como un dulce aroma, usted descubrió un amor hacia Dios y hacia otros que nunca antes había conocido. Literalmente “el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo” (Romanos 5:5). Esa es la razón por la cual usted encontrará fácil amar a aquellos que no le tratan bien a usted: es el amor de Dios fluyendo a través suyo. Esta es la motivación necesaria que usted necesita a fin de desear ganar a otros. Es difícil para una persona que está profundamente enamorada quedarse callada acerca del gozo interno y de la persona que lo causa.

Ahora usted ha llegado al lugar, mediante la gracia de Dios, donde realmente puede obedecer el mandamiento de Cristo de amar “al Señor tu Dios con todo tu corazón...y...a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:37-39). No es meramente el amor suyo elevado a un nuevo nivel; es su amor que fluye en usted. No trate de restringirlo; el amor de Dios incluye a todos, ya sea que fluya directamente de su corazón a nosotros o que fluya a través del corazón de usted a otros.

Volvamos sobre este asunto otra vez. Cuando Dios le santificó, su propósito era que usted fuera uno con El, así como Cristo es uno con el Padre (Juan 17:21). Esta relación tan íntima no puede venir sin un cambio radical interior; porque mientras que la vida del yo permanezca ocupará el centro del corazón. Simplemente no se puede someter a la voluntad de Dios. Por lo tanto se necesita esta experiencia de la gracia divina.

Destruye el yo, de modo que Cristo pueda llenar el horizonte total de su vida. Para llevar a cabo esto, la limpieza es esencial, porque ningún pecado puede entrar a su presencia; la unción con el poder venido de otro mundo es esencial, porque no podemos cumplir las demandas de un Dios santo sin él; ser lleno con el amor divino es esencial a fin de proveer la clase de motivación que le haga a uno desear vivir la vida cristiana, y le capacita para servir a Dios por sí mismo. Sólo con este equipo divino podemos comenzar a encontrar las riquezas de esta unidad con El en todas sus implicaciones y posibilidades. Continuará ensanchándose y creciendo a medida que usted camina con El como el horizonte que va en aumento y saluda a la persona que con perseverancia escala la montaña.

Pablo enumera algunas de las cosas que le esperan cuando nos dice que esta experiencia “os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza” (Efesios 1:17-19).

En el capítulo final trataremos con lo que USTED debe hacer a fin de mantener esta gloriosa experiencia y vida obrando para la gloria de Dios.

Dirkse, Neil, Ahora que usted es santificado, Casa Nazarena de Publicaciones, wesley.nns.edu, Usado con permiso.

 
1. Elemento Tiempo
2. Santificación del Yo
3. Vida Controlada
4. Guía del Espíritu
5. Orando en Espíritu
6. Unidad del Espíritu
7. Definición del Amor
8. Ante todo, ¿Qué es?
9. 1 Tesalonicenses
10. Amor de Dios
11. Santidad Contagiosa
12. Autoexamen
13. Amor En Su Vida
14. Entera Santificación
15. Cosas No Cambiadas
16. Más No Cambiadas
17. Lo Que Sucedió
18. Mantenimiento
 

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