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  16. Más No Cambiadas

Santidad Biblica es el estudio del concepto wesleyano de la perfección cristiana o santidad práctica.  Considera el espíritu de la santidad, la santidad en la vida diaria y lo que enfrenta el creyente ahora que es santificado.  Contempla cómo integrar la "crisis de santidad" con llevar una vida santa a diaria delante de Dios. 

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II

Algunas Cosas que no

Cambiarán

Puede haber tanto peligro en esperar que la experiencia de la santificación haga más de lo que la Biblia dice que hará, como lo hay en no permitir que haga todo lo que se provee en ella en el Calvario. Insistir en que ciertas cosas que no se prometen deben suceder cuan­do se profesa la entera santificación, puede ser tan desalentador para usted y para otros, como lo será el no apropiarse de todo lo que las promesas específicas de la Biblia ofrecen proveer. Se han creado dificultades para entender esta doctrina cuando las fuentes mal informadas nos exhortan a un nivel de vida que no podremos obtener hasta que lleguemos al cielo. Esto no significa debilitar la obra de la santificación, sino más bien establecerla sobre una base clara y escritural.

Refutar esta experiencia o dudar de su validez debido a algunas debilidades humanas en nosotros o en otros, no es un argumento suficiente como para que usted pierda su confianza. Aférrese a lo que usted sabe que Dios ha hecho en su corazón y luego proceda de ese punto a aprender, estudiar y crecer en entendimiento espiritual. No olvide—las emociones humanas no son la prueba final de los mandamientos y las provisiones de Dios. La prueba final es la Palabra de Dios clara y definida. De acuerdo a ella permanecemos o caemos, no por una opinión o experiencia humana que diga lo contrario. Examinemos algunas de estas áreas en las cuales el diablo le ocasionará dificultades tarde o temprano.

1. USTED NO ESTARA LIBRE DE LAS TENTACIONES

La tentación es la incitación a hacer o dejar de hacer algo, que usted sabe que la voluntad de Dios prohíbe o demanda. Aunque estas tentaciones no parezcan estar en el mismo nivel que cuando usted fue salvado, vendrán en el nivel de su experiencia presente. Esto quiere decir que usted se sentirá más tentado en el área de las actitudes que en las acciones, en sentimientos más que en hechos. Una actitud mala sentará la base para acciones malas, y el resentimiento estimulará expresiones no cristianas. Pero con una conciencia despierta, usted se dará cuenta del mal de estas actitudes internas y resentimientos antes de que alcancen el estado de la acción. Y aquí debemos estar en guardia. Porque el diablo puede venir como “un ángel de luz” (II Corintios 11: 14) o como “león rugiente” (I Pedro 5:8).

Cristo fue tentado (Mateo 4:1) y usted puede tener la seguridad de que el diablo lo tentará a usted también. Qui­zás usted se sienta tentado a dudar lo que Dios ha hecho por usted, retirar parte de la consagración que usted hizo tan completa y tan libremente, o demorar el cumplimiento de una parte de las promesas que usted le hizo a Dios.

Mientras que usted no ceda a la ten­tación, ni permita que las malas actitudes encuentren habitación en su corazón, usted no ha pecado. Las tentaciones no son pecado, y no se convertirán en pecado mientras usted resista y rechace lo que usted sabe que es malo. Santiago 1:14-15 declara esto en una forma muy peculiar: “Cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte”. Usted puede resistir la tentación y debe hacerlo con el poder de su nueva experiencia. Dése cuenta ahora de que nunca llegará al punto donde las tentaciones no formen parte de su experiencia, pero tampoco se enfrentará a una tentación que la gracia de Dios no le pueda ayudar a vencer —“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4: 13).

Una sutil tentación con la que debe enfrentarse es la mentira de que usted puede medir su gracia por sus emociones. Usted escuchará tantos testimonios del gozo que produce esta comunión; usted mismo expresará este sentimiento a menudo. Pero el tiempo llegará, tan cierto como que la noche sigue al día, cuando usted no sienta esas emociones de gozo. La “emoción” habrá desaparecido. NO DEJE QUE ESTO LE MO­LESTE—especialmente si usted está caminando en toda la luz que tiene.

Pablo pasó por algunos momentos en que su ola emotiva estaba en un nivel muy bajo. Note lo que él dice, y trate de imaginarse cómo se habrá sentido cuando se dio cuenta lo que le sucedió en Asia: “Fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida. Pero tuvimos en no­sotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos; el cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aun nos librará, de tan grande muerte” (II Corintios 1: 8-10).

Sí, la tentación le acompañará mientras usted viva, pero eso mismo fortalecerá y refinará lo que fue comenzado; porque puede tener la seguridad de que Dios perfeccionará lo que El comenzó en su corazón (Filipenses 1:6). Sin embargo, “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” (I Corintios 10:13).

2. USTED NO SERA ABSOLUTAMENTE PERFECTO

Esta es una artimaña sutil que al diablo le gusta usar.

Aunque es cierto que usted podrá vivir una vida sin pecar voluntariamente, ninguno de nosotros jamás alcanzará el punto donde le sea imposible pecar, porque ninguno de nosotros pierde su libre albedrío cuando es santificado. La voluntad se rinde, de manera que ahora desea hacer la voluntad de Dios en lugar de la suya propia. Es esta capacidad de escoger hacer su voluntad lo que nos hace más semejantes a Dios. Precisamente, el carácter santo se desarrolla conforme nosotros hacemos esas decisiones correctas. Juan nos dice que es en la medida en que nosotros HACEMOS la voluntad de Dios que crecemos en nuestro entendimiento de su voluntad (Juan 7:17).

Nunca menosprecie las provisiones de la propiciación. El propósito de Dios es que vivamos “sin mancha delante de él, en amor” (Efesios 1:4-5). Nadie necesita hacer el mal; pero si alguien cae en un acto o actitud pecaminoso, inmediatamente puede aferrarse a la sangre de Cristo, e invocar la promesa de que “si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el Justo” (I Juan 2:1). Un pecado momentáneo es todavía un pecado y debe tratarse como tal.

La infalibilidad no será una de sus nuevas virtudes. Usted todavía hará errores en sus juicios. Nuestra esperanza yace en esta promesa, de que “cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará” (I Corintios 13:10). Cuando corneta un error, corríjalo, pero no permita que el enemigo lo acuse falsamente de pecado voluntario. El es el “acusador de nuestros hermanos” (Apocalipsis 12:10) y ciertamente lo tratará de persuadir a que se condene a sí mis­mo cuando sea culpable de algún error sincero. Confiéselo, conságrelo... ¡y olvídelo!

3. USTED NO DEJARA DE CRECER

¡O por lo menos no debiera!

El momento de su experiencia de crisis fue un punto de partida. La vida que debe vivir es de un crecimiento continuo y desarrollo en la gracia de Dios. La santificación es primeramente una experiencia de crisis, y luego un proceso de crecimiento y desarrollo. Más adelante sugerimos formas para estimular su crecimiento espiritual, pero por ahora nos basta decir que una vez que usted empieza con Dios, El no le permitirá sentirse satisfecho con el maná de ayer…debe ser fresco cada día.

Usted nunca puede agotar a Dios o lo que El tiene reservado para el alma sincera. Pablo, al fin de sus días, sentía deseos de seguir hacia adelante con el Señor...“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús” (Filipenses 3:12).

El proceso de crecimiento obra el de­sarrollo hacia la perfección. Este vendrá a medida que usted preste fielmente atención a las instrucciones recibidas en la palabra del pastor, evangelista, o maestro, “A fin de perfeccionar a los santos...hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagemas de hombres que para engañar em­plean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo” (Efesios 4:12-15).

4. USTED NO SERA GLORIFICADO

Para esto debemos esperar la venida del Señor. Mientras tanto usted tendrá que permanecer con ese cuerpo y mente con que le encontró cuando le santificó. Usted todavía hará errores; todavía sufrirá dolores y se enfermará; todavía malentenderá a algunas personas. Por el otro lado, usted nunca llegará a ser tan perfecto que pueda satisfacer a todos. Aun Cristo, el único hombre per­fecto que jamás haya vivido, no agradó a todos. La gente le criticará aun cuan­do usted crea que ha hecho todo lo posible. Pablo sufrió terriblemente sólo por andar en el camino de la santidad: “En trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he pasado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros...de los de mi nación...peligros entre falsos hermanos” (II Corintios 11: 23-26). Por ser seguidor del Maestro pasó mucho tiempo en la cárcel.

Usted es todavía suficientemente humano como para sentirse herido y agraviado por las actitudes de otros hacia usted cuando es malentendido. Pablo dijo a la iglesia de Corinto: “Yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado menos” (II Corintios 12:15). Si Pablo se sentía herido y agraviado por el trato injusto de otros, sin duda que hay una gran posibilidad de que usted también se sienta así. Pero en todas estas cosas usted tiene acceso a una gracia que le permitirá “más que vencer” y seguir amando a todos.

Esto cubre algunas de las áreas donde el diablo tratará de meterlo en dificultades. Ahora veamos lo que SUCEDIO cuando usted fue santificado, y cómo la gracia de Dios le puede hacer a usted la persona eficaz que El quiere que sea.

Dirkse, Neil, Ahora que usted es santificado, Casa Nazarena de Publicaciones, wesley.nns.edu, Usado con permiso.

 
1. Elemento Tiempo
2. Santificación del Yo
3. Vida Controlada
4. Guía del Espíritu
5. Orando en Espíritu
6. Unidad del Espíritu
7. Definición del Amor
8. Ante todo, ¿Qué es?
9. 1 Tesalonicenses
10. Amor de Dios
11. Santidad Contagiosa
12. Autoexamen
13. Amor En Su Vida
14. Entera Santificación
15. Cosas No Cambiadas
16. Más No Cambiadas
17. Lo Que Sucedió
18. Mantenimiento
 

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