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Formación Pastoral es un estudio de los múltiples aspectos del liderazgo exitoso, más reflexiones sobre casos reales del ministerio y cómo el pastor puede enfrentar estas eventualidades con ecuanimidad y sabiduría.   Enseña como pensar y actuar como miembro del clero. 

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La disposición del siervo por Serafín Contreras Galeano

Necesitamos examinar nuestro corazón como siervos y evaluar la disposición

Disposición es la acción o efecto de disponer. Disponer es colocar, poner las cosas en orden y en situación conveniente. Hay cosas que tienen que ser puestas en orden en estos últimos tiempos. "Pero...todo está en orden hermano. ¿No ve el despertar espiritual que estamos teniendo en América Latina? ¿No ve cómo están creciendo nuestras iglesias? ¿Usted no ve el nuevo movimiento espiritual que estamos observando, todo lo que estamos experimentado? ¿La nueva prosperidad que proclamamos? ¿No está observando los últimos avances en materia de guerra espiritual y nuestras nuevas fórmulas de fe?" Sí, lo veo y doy gracias a Dios por ello. Me gozo junto con usted, pero no cierro mis ojos a la realidad.

¿Cómo se mide el corazón y la disposición de un siervo? ¿Por su actitud ante los logros, los éxitos y los avances? ¿Por la manera cómo es admirado por la gente y sus seguidores? ¿Por cuántos votos logra en las asambleas y en la convención? ¿O, quizá, por cuántos programas de televisión tiene o cuán grande es la megaiglesia que pastorea? ¿Será acaso por la entrega al asumir grandes responsabilidades y la forma de iniciar nuevos retos?

No, el corazón de un siervo se mide por la disposición a ser examinado durante la obra y al terminar la misma. El corazón se mide por la actitud que tiene cuando necesita entregar el cargo a otro. Samuel demostró su verdadero corazón cuando le entregó el pueblo a Saúl, primer rey de Israel.

Samuel fue el último de los jueces de Israel. Los jueces fueron individuos que ejercieron gran influencia sobre las tribus de Israel por su fuerte personalidad, estatura moral y el hecho de tener acceso directo a Dios. El corazón de Samuel se pudo ver el día que él dio su discurso final ante el pueblo para entregarle la dirección de Israel a Saúl. En el corazón de Samuel había una total disposición para Dios y para el pueblo, y de ello nosotros necesitamos aprender como siervos.

Para estudiar esta actitud vamos a 1 Samuel 12:1-5. En este pasaje Samuel no sólo clarificó su propio carácter sino que se colocó como ejemplo ante Saúl. En sus últimas palabras antes de marcharse Samuel demostró:

la disposición del siervo a escuchar

"He aquí, yo he oído vuestra voz en todo cuanto me habéis dicho, y os he puesto rey" (12:1).

Como siervos necesitamos aprender a escuchar al pueblo. Sin embargo, antes de aprender a escuchar al pueblo necesitamos aprender a escuchar a Dios. "Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos" (1 S. 8:7). Cuando aprendemos a oír a Dios, Él nos guiará para que oigamos a los que Él quiere que oigamos. Es difícil escuchar todo, pero a menudo es necesario. Es fácil escuchar lo dulce, pero difícil aquello que sabemos que no tiene sentido. Un buen siervo sabe escuchar. Estemos dispuestos a escuchar al pueblo sin temor ni angustia. Muchas veces como líderes tenemos miedo de escuchar lo que el pueblo quiere decir.

la disposición del siervo a reproducirse

"Yo soy ya viejo y lleno de canas; pero mis hijos están con vosotros…" (12:2).

Hemos sido llamados para reproducirnos, jamás para perpetuarnos. En efecto Samuel les dijo: "Ya he terminado, estoy viejo, pero quedan entre ustedes mis hijos, la generación que sigue". Estamos en la obra de Dios para hacer discípulos, y que el día que entreguemos lo que estamos haciendo podamos decir también: "Ya estoy viejo... pero aquí quedan los que he estado formando para que ellos continúen". El Señor Jesús nos dejó el ejemplo, y el mismo modelo lo encontramos en Pablo cuando dijo: "Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros" (2 Ti. 2:2). Debemos dar los pasos para reproducirnos en otros.

la disposición del siervo a ser modelo

"Yo he andado delante de vosotros" (12:2).

Andar delante implica estar expuesto a ser observado y analizado. Muchos siervos quieren andar detrás, impulsando a la gente. Sin embargo, lo más importante es estar adelante, porque el mundo se ha cansado de las palabras. Lo que la gente quiere son modelos. Si no hay un modelo de vida, surge la angustia. Pero no modelos de televisión. Muchos de los que sirven al Señor parecen más modelos de televisión que de vida. Debemos permitir que el evangelio sea encarnado en nuestra vida y que podamos decirle al pueblo: "Yo he andado delante de vosotros".

la disposición del siervo a ser perseverante

"…desde mi juventud hasta este día." (12:2).

Cuando Samuel expresó tal declaración estaba diciéndole al pueblo: "Ustedes saben que desde mi juventud hasta este día, cuando ya mi cabeza está llena de canas y mi cuerpo sin fuerzas, he sido perseverante". La perseverancia estimula y anima a los seguidores. Samuel pudo hablar con firmeza: "He estado con ustedes desde mi juventud hasta ahora". No es asunto de comenzar... es asunto de mantenerse y terminar fielmente. Vivimos en un mundo lleno de inconstancia y flexibilidades, pero a los siervos se nos exige ser constantes y la perseverantes. Que bueno es encontrar aún siervos que con su vida han demostrado fidelidad y perseverancia. El mejor mensaje que podemos transmitir a los discípulos es esa clase de vida. Cuántas son las personas en las iglesias y en los centros de comunidad que tienen sus corazones frustrados porque no ven disposición a ser perseverantes en la vida de sus líderes.

la disposición del siervo a ser evaluado

"Aquí estoy; atestiguad contra mí delante de Jehová y delante de su ungido…" (12:3).

¿Liderazgo es exponerme a ser evaluado? ¿Ponerme delante para ser medido? "Jamás. Nunca lo toleraría". Ésa es la expresión de centenares de líderes, quienes tienen miedo a ser evaluados. Hoy, en los últimos años de esta última milla que nos corresponde correr, los líderes somos llamados a la disposición a ser evaluados. El Señor Jesús nos dio la medida. Un día él llamó a sus discípulos y les dijo: "¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. Él les dijo: Y vosotros ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el hijo del Dios viviente. Entonces les respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos" (Mt. 16:13-17).

El Hijo de Dios se expuso a ser evaluado. Como siervos no podemos aislarnos y vivir sin ser evaluados y sin rendir cuentas a nadie. La evaluación de nuestras vidas necesita extenderse a áreas vitales de nuestro ministerio. Samuel estuvo dispuesto a ser evaluado en diferentes áreas y nuestro corazón necesita estar a la disposición de ser evaluado en las siguientes áreas, al igual que Samuel.

la disposición del siervo a ser evaluados en la administración

"…si he tomado el buey de alguno, si he tomado el asno de alguno…" (12:3).

Como siervos de Dios se nos ha encomendado bastante para que lo administremos, y necesitamos responder a Dios y al pueblo con toda transparencia. Cuántos líderes han descuidado esta tarea y viven sin ser evaluados en el área administrativa. Tenemos una responsabilidad que jamás podemos evadir. Administramos recursos ajenos. Son, primeramente, los recursos de Dios y luego son los recursos de la gente con la que estamos trabajando. No tengo derecho de tomar algo que le pertenece al Señor y al pueblo. Jamás caigamos en el gravísimo error de llamarnos los "siervos e hijos del Rey" sólo para tener el derecho de administrar los recursos financieros y físicos sin rendir cuentas.

Cuando yo comenzaba a pastorear recibí el consejo de una anciana misionera americana en mi país, de quién aprendí muchísimo. Un día ella me dijo: "Serafín, cuando estés en el pastorado administrando los diezmos y ofrendas de la iglesia, antes de hacer cualquier gasto pregúntate: ¿se justifica este gasto? ¿se ajusta al propósito de Dios y a la prioridad de la iglesia? Recuerda que ese dinero que administras, a ti no te ha costado mucho...pero sí le ha costado bastante al campesino que se levanta a las cinco de la mañana para vender sus verduras en el mercado; le ha costado a la mujer que lava ropa ajena para mantener a sus hijos, y al taxista que día a día está detrás de un volante y de allí ha sacado su diezmo para la iglesia. A ellos les ha costado y no es justo que gastes ese dinero en lo que no es justo". Tales palabras calaron profundo en mi corazón de joven. Hoy, casi treinta años después, no las he olvidado y me frenan cuando quiero escoger mi propio camino en materia de administración. Mantengamos la disposición a ser evaluados en el área de la administración.

la disposición del siervo a ser evaluado en la conversación

"…si he calumniado a alguien…" (12:3).

El tema de nuestra conversación es determinante. La Biblia claramente declara que de la abundancia del corazón habla la boca (Mt. 12:34). Necesitamos cuidar nuestros labios para no calumniar a nadie. Es imperioso ser evaluados por otros en el área de la conversación. Que bueno es poder decirle al pueblo y a otros compañeros: "Si ustedes oyen que mis palabras están desenfrenadas y destruyendo a alguien, por favor....evalúenme". Qué triste es encontrar en el largo camino de la vida más de un centenar de líderes que han quitado de sus labios el freno y se han atrevido a calumniar a otros sin ningún temor. Me refiero a calumnias que se levantan sólo por el impulso del espíritu de competencia, envidia, deseos malsanos de derribar al compañero a quien Dios está usando. Mentiras, calumnias, maquinaciones y artimañas han sido usadas en las últimas décadas por líderes inseguros que no han tenido el más pequeño temor ante palabras que brotan con facilidad de la fuente malsana de su lengua impura. Mantengamos la disposición a ser evaluados en nuestra conversación.

la disposición del siervo a ser evaluado en la relación

"…si he agraviado a alguien…" (12:3).

Agraviar es engañar o defraudar. Podemos como siervos usar el ministerio para engañar o defraudar a la gente, mas un día seremos expuestos a la luz. Necesitamos estar expuestos a ser evaluados en cuanto a nuestras relaciones: con otros pastores, con los líderes con los cuales trabajamos y con la gente o la congregación en la cual nos desenvolvemos por la gracia de Dios. Por muchos años consideré el tema de las relaciones como algo periférico de mi vida y de mi ministerio hasta que un día fui confrontado directamente por la Palabra de Dios acerca de la centralidad de ese tema. Nuestro Dios es un Dios de relaciones y Él desea que sus siervos las manejen y administren bien.

Es imprescindible estar dispuestos a ser evaluados en nuestras relaciones con el sexo opuesto y jamás defraudar a nadie en este sentido. En los últimos diez años la iglesia ha sufrido las dolorosas caídas de ministros y líderes, que jamás estuvieron dispuestos a ser evaluados en ese aspecto. Jugar sutilmente con el sexo opuesto sin mantener los límites adecuados está llevando a muchos siervos al camino del engaño. Sabemos por el Espíritu de Dios, quien nos advierte, y por la lógica que Dios nos ha dado como regalo cuando comenzamos a pasar los límites claros. Sonrisas, miradas, toques especiales, regalos cariñosos, llamadas telefónicas disfrazadas de atención espiritual son juegos peligrosos que al igual que a Sansón pueden llevarnos a un desastre total. Qué bueno sería pedirle a ministros amigos y aún a los hermanos que nos rodean que tengan la libertad de llamarnos la atención y darnos una palabra de advertencia antes de que la ceguera espiritual nos alcance y sea demasiado tarde.

Con el sexo opuesto no se puede jugar. En la oficina pastoral y el escritorio de consejería nacen con frecuencia las primeras semillitas de adulterio o fornicación. Detrás de muchas oraciones de «restauración» comienzan a germinar las primeras miradas tiernas y debilitantes. Amado consiervo... detén tu camino, párate ahora mismo, da media vuelta y comienza a caminar por el sendero estrecho de la disposición a ser evaluado en tus relaciones.

la disposicion del siervo a ser evaluado en la omisión

"…o si de alguien he tomado cohecho para cegar mis ojos…" (12:3).

Jamás se encuentre en la evaluación de nuestra vida el hacer la vista ciega a pecados de personas por el simple hecho de recibir ayuda monetaria de ellos. Resistir la tentación a ignorar ciertas cosas para lograr nuestros propósitos y metas debe ser un anhelo constante en la vida de un siervo. Podemos fácilmente tomar el camino de la omisión si nos toca tomar decisiones frente al pecado y el desvío de aquella persona, la cual precisamente aporta los más grandes diezmos y ofrendas, que está sosteniendo el 80 por ciento del proyecto, el ministerio, la iglesia o la organización. Sin embargo, ninguna cosa caminará sin la debida consecuencia. Tarde o temprano seremos alcanzados por la onda expansiva de la omisión. Hace unos meses leía en un periódico de Centroamérica un gran titular que decía: «pastor evangélico acusado de violación de una adolescente en su iglesia». Con asombro comencé a leer las descripciones tristes de la acusadora y las consabidas defensas del acusado. Me encontré estremecido por las palabras dichas por el presidente de la organización donde este pastor trabajaba y, ante la pregunta del periodista acerca de cuál era su opinión, el líder nacional de esa iglesia dijo a la prensa las siguientes palabras: "Estamos investigando para encontrar la verdad y, si el caso resultara ser cierto, procederemos a cambiar a este pastor de iglesia y enviarlo a otro lugar para pastorear". Cerré el periódico y me quedé mirando a la distancia mientras mi mente daba tumbos de un lado a otro y en mi corazón dije: "Esta expresión la he escuchado muchas veces o de palabra o de hecho". Omisión. Omisión. Algunos líderes parecen intocables: su trayectoria, su renombre, su aparentemente limpia reputación y el largo historial de «éxitos» los hace intocables, por lo tanto es mejor omitir. "No hagamos de esto algo demasiado grande". "Es mejor no dañar al pueblo". "Esto quedará entre nosotros". ¿Creemos que podemos engañar al pueblo? Jamás, el pueblo tarde o temprano lo sabrá. La gente no pide de sus líderes perfección… pero, sí busca y demanda honestidad. Corazones heridos hay muchos, y sobran almas secas y sedientas por el valle de la omisión.

la disposicion del siervo a ser evaluado en cuanto a disposición a restituir

"…y os lo restituiré." (12:3).

La restitución es esencial para cultivar la confianza de aquellos a quienes hemos herido. Samuel estuvo dispuesto a restituir. Pedir evaluación sin restitución es hipocresía. Muchos quieren pedir perdón, pero no demuestran la disposición a la restitución. ¿De qué sirve pedir perdón si no devuelvo el dinero que tomé? ¿De qué sirve pedir perdón si no me esfuerzo para reponer lo que dañé y ultrajé? La respuesta del pueblo fue: "Nunca nos has oprimido ni maltratado, ni te has dejado sobornar —dijeron ellos" (1 S. 12:4 VP). Que emocionante es, para quienes hemos trabajado, recibir la respuesta del pueblo diciendo: nunca nos has defraudado o, si una vez lo hiciste, has pedido perdón y los has restituido. Samuel, con firmeza pero con gozo interno, dijo: "El Señor y el rey que él ha escogido son testigos de que ustedes no me han encontrado culpable de nada" (1 S. 12:5 VP).

reflexión

Necesitamos examinar nuestro corazón como siervos y evaluar la disposición. El pueblo se alimentará de lo que llena nuestro corazón. ¿Cómo responderemos en el momento en que tengamos que salir de donde estamos y entregar a otro lo que Dios en su misericordia nos ha permitido operar? Cuando murió Samuel, todo el pueblo lo lloró. Cuando murió Saúl, dejó consternación. Samuel traspasó su cargo con honor. Saúl se aferró a su cargo y persiguió a David, porque no toleraba dejar el poder. ¿Estás dispuesto a traspasar tu cargo con honor o acaso te estás aferrando al mismo y persiguiendo a quien pudiera sustituirte? Hoy es el día del gran comienzo.

Serafín Contreras es misionero de la Misión Internacional Cuadrangular para Centroamérica y miembro del Comité Consejero de la Conferencia Mundial Pentecostal.

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La madurez de un minuto por John C. Ortberg Jr.

¿Cómo lograr la autenticidad espiritual, la oración vital y la congregación que diezma? Un pastor que se sentía descontento y culpable en cuanto a su falta de desarrollo espiritual nos comparte su experiencia de cómo incorporó las disciplinas espirituales en su vida de pastor. El descubrió que si nuestra demanda central es ser igual a Cristo, esta se logra siguiendo el estilo de vida que el Señor escogió para sí mismo. La única manera de llegar a asemejarse a él es arreglar nuestra vida como él arregló la suya.

Compré El gerente de un minuto. Luego compré Colocando al gerente de un minuto a trabajar. Me gusta la idea de convertirme en un gran líder en sesenta segundos.  Dada la propensión eclesiástica para bautizar y poner en el mercado tendencias seculares unos años más tarde de su apogeo, he estado esperando que alguien saque El pastor de un minuto —una guía de sesenta segundos para la autenticidad espiritual, la oración vital y la congregación que diezma.

Desearía que fuera posible. Algunas veces siento que sesenta segundos son todo lo que tengo. Entré en el ministerio pastoral porque creo que la búsqueda de Dios trasciende a toda otra búsqueda. Sin embargo, encuentro que la mera actividad de este trabajo entorpece mi búsqueda de Dios, más que cualquier otro obstáculo. A menudo el ministerio refuerza mi falta de atención para con Dios. Pero tengo días cuando siento que si Dios realmente quiere que este trabajo sea hecho, mejor que se ocupe de su trabajo personal conmigo en un minuto.

Un llamado de un feligrés dio justo en la tecla. «Quiero conocer más a Dios, pero la oración y la lectura siempre me resultan todo un esfuerzo. ¿Será que alguna vez cambiará?» Le cité algo de C. S. Lewis, «Lo que parecen nuestras peores oraciones, menos apoyadas por un sentir devocional, tal vez sean, a los ojos de Dios, nuestras mejores oraciones». Pero no pude decir más que eso porque la pregunta que me había hecho era la misma que yo me hacía.

Comencé a preguntarme: ¿Es que estoy haciendo algún progreso en mi espiritualidad? ¿Es que me asemejo más a Cristo hoy en día que hace cinco años atrás? ¿Cómo puedo lograrlo? Me sentía descontento y culpable en cuanto a mi falta de desarrollo espiritual.

Luego una frase en El Espíritu de las Disciplinas de Dallas Willard me golpeó: "Mi demanda central es que podemos ser como Cristo haciendo una cosa —siguiéndole en el estilo de vida que él escogió para sí mismo". Si Jesús practicó el silencio, la oración, el estar a solas, la vida sencilla, la sumisión y la adoración regularmente, la única forma para que yo llegue a asemejarme a él es arreglar mi vida como él ordenó la suya. Fue así que comencé a incorporar las disciplinas espirituales en la vida de un pastor de un minuto. Comencé con el retiro y el silencio.

Acompañado en la soledad

Thomas Merton llama a la soledad la más básica de las disciplinas, diciendo, "La verdadera soledad limpia el alma". Esto era imposible de hacer en casa. Con tres niños menores de cinco años, nuestra casa no tiene paz ni quietud. Por lo que todos los días comencé a ir a la oficina una o dos horas antes del horario en el que los demás llegaban para aprovechar la quietud.

Luego decidí asignar un día entero lejos de la iglesia para estar a solas. Esperaba hasta encontrar una semana en la que pudiera tomarme un día de trabajo libre. Nunca llegó. Por lo que finalmente designé un día de retiro en el calendario y decidí trabajar en torno al mismo.

Nunca había separado tiempo para un retiro así antes, y no estaba seguro de lo que debía hacer. En mi tradición, un retiro es algo que uno hace con muchas otras personas, donde uno tiene la oportunidad de escuchar a distintos oradores, mucha música, y donde siempre hay ruido y actividad para evitar que haya silencio y soledad. Un buen retiro según nuestro razonamiento, es aquel que llega a requerir de una semana de descanso, después de finalizado.

Sin embargo mi retiro comenzó en una capilla con vista al mar. La capilla está mayormente recubierta por cristales, dando la impresión para el que está parado a sólo unos metros de distancia, de que realmente no está allí. Me senté adentro, solo, y comencé a orar siguiendo una lista que había preparado para aquel día —en caso de que no tuviera nada para hacer.

Precisamente eso fue lo que ocurrió. Mis temores se materializaron. Para las 10:30 a.m., ya no tenía nada más para orar. Había dicho todo lo que tenía que decir, y Dios no había dicho nada. Hubiera deseado que uno de los dos fuese más conversador.

Por lo que bajé hasta la playa, y observé al oleaje rompiendo en la costa; inhalé la salada brisa del mar y no pensé en nada. Me sorprendió descubrir lo bueno que era en esto.

Mirando a las gaviotas planeando y a los pelícanos bajando en picada, arremetiendo, virando bruscamente y luego descendiendo rápidamente en busca de su almuerzo, comprendí el propósito para el cual estaba allí, algo que debía aprender: mi propia vida estaba atada a la tierra, y no tenía alas. Yo me encontraba yendo fatigado de una tarea a otra, con anteojeras, abstraído del drama y la pasión de la vida real. Me había bloqueado (trabado) a mí mismo a causa del temor de no complacer a otros. Había esculpido mensajes para tener la aceptación de aquellos que tenían poder sobre lo que yo rotulaba como éxito —a pesar de que su comprensión de la vida espiritual no fuera igual que la mía.

Estando a solas observé que el propósito del vuelo no es solamente el de encontrar peces o un lugar para aterrizar. El propósito del vuelo, es el de volar, por el simple placer de hacerlo.

El propósito de la vida no es simplemente encontrar técnicas para ser exitoso. El propósito de la vida es reír, llorar, orar, llevar alegría a mi esposa e hijos, conocer a Dios. El ser salvo es mucho más que la mera afirmación de un credo y el evitar unos pocos comportamientos altamente visibles. Significa vivir. Sin embargo, el estilo de vida del pastor de un minuto, no me daba tiempo para vivir, ni tiempo para ser salvo.

Ahora a menudo paso mis días de retiro en la costa. Aun tengo luchas con la intranquilidad, un sentir como que debo estar haciendo algo. Pero el saber que estas olas han estado rompiendo en la costa miles de años antes de mi existencia y seguirán rompiéndose por miles de años después de mí, me ha ayudado a poner mi vida en la perspectiva correcta, ayudándome también a ser un poco menos mesiánico.

Según la Historia Anglorium, Canuto, uno de los reyes de Inglaterra del siglo XI, decidió contrarrestar la adulación de sus consejeros yendo hasta la playa, donde sentado en una silla, prohibió que la marea entrara. Cuando la marea continuó entrando, se quitó la corona y la colgó en una estatua del Cristo crucificado, y jamás volvió a usarla.

El silencio es…

Una vez a la semana me fijo "un día tranquilo", un ayuno del ruido. Trato de hablar lo menos posible. Trato de aprovechar todas las oportunidades de tranquilidad que se me presenten. Por ejemplo, no escucho casetes ni la radio cuando estoy conduciendo. Durante estos días me doy cuenta de cuán adicto al ruido me he vuelto.

Practicando el silencio, me he dado cuenta que mucho de lo que digo es parte del juego de "causar una buena impresión en otros", con el objetivo de resaltar mi imagen. Me encontraba en una conferencia de pastores hablando con dos pastores, cuando uno de ellos le preguntó al otro cómo andaba su iglesia, lo que en realidad en el ámbito viene a significar "¿Cómo es de grande tu iglesia?" y "¿Cuán importante eres?". Luego me hicieron la misma pregunta, y sin pensarlo me encontré agrandando la asistencia de mi iglesia en cincuenta personas.

En un momento de silencio antes de hablar, se me ocurrió. "¿Qué es lo que estoy tratando de hacer? ¿Es que realmente voy a impresionar a estas personas convenciéndolas con que la iglesia tiene cincuenta personas más de las que tiene? ¿Es que realmente estoy dispuesto a sacrificar mi integridad a fin de lograr cierto status usando el recurso de unas cincuenta personas más?" (Si es que voy a comprometer mi integridad; por qué no agrandar la cifra en quinientas personas, para que realmente valga la pena).

Leyendo las escrituras inútilmente

El área de la lectura bíblica es otra donde tengo que librar la batalla de un minuto. Acostumbraba a ahorrar tiempo usando los mismos textos que estaría usando en mis sermones para la reflexión personal. He sabido de pastores que centran su lectura devocional en torno al material que estarán usando en la predicación dentro de tres años.

Pero cuando trato de hacer algo así, termino concentrándome en la forma como habré de usar el texto en un mensaje aplicándolo a cada alma, menos a la mía. Por lo que deliberadamente leo los textos bíblicos que no estaré usando en las predicaciones.

También he comenzado a leer libros que dan ejercicios específicos para visualizar o meditar en las Escrituras. El libro Ejercicios espirituales de Ignacio de Loyola, me ha ayudado mucho por ejemplo llevándome a examinar mi conciencia para descubrir el pecado que pudiera destruirme más o contemplar las consecuencias del pecado.

La libertad de la confesión

La disciplina de la confesión me asustaba más que cualquier otra disciplina. A pesar del hecho de que nuestra cultura valoriza la autenticidad (o genuinidad), el ser pastor coloca ciertos límites a la autoexposición. No podemos llegar al púlpito y simplemente decir, "He tenido luchas con la codicia esta semana y no creo haber logrado la victoria aún".

Sin embargo justamente quería hacer eso con alguien a quien yo respetaba por su espiritualidad, alguien en quien podía confidenciar, que me aceptaría incondicionalmente, y que sería absolutamente veraz conmigo. Al final me dirigí a un amigo que conocía desde hace diez años, también muy activo en el ministerio.

Nos reunimos semanalmente para un tiempo de confesiones. Trato de exponer mis actitudes y comportamientos con los cuales he tenido luchas durante la semana. A estas alturas él conoce mis principales tentaciones, por lo que a menudo se dirige a mí con preguntas muy directas también.

El encontrar el lugar apropiado para reunirse podrá ser un desafío mayor que el encontrar a la persona adecuada. Habíamos decidido reunirnos en el restaurante de un club. Un miércoles, mientras conversábamos, uno de nosotros (el que permanecerá en el anonimato) habló de tentaciones sexuales. Cuando nos levantábamos para irnos, nos dimos cuenta de que habían dos niños de diez años en la mesa contigua, los que habían estado pendientes de cada palabra que dijimos.

Por lo que ahora tomamos cuidado de sentarnos en una mesa apartada o bien nos reunimos en una cancha de tenis vacía, para evitar que otros nos escuchen.

Así como me costó al principio habituarme a la confesión, ahora me cuesta imaginar no hacerlo. El saber que voy a tener que reportarme a alguien me ayuda a no caer en trampas que de otro modo no podría evitar. Y de la confesión a otra persona experimento un tremendo alivio.

Dietrich Bonhoeffer escribió, "La confesión es el remedio dado por Dios para no caer en el autoengaño y la autocomplacencia. Cuando confesamos nuestros pecados a un hermano cristiano, mortificamos el orgullo de la carne, entregándolo a la vergüenza y a la muerte a través de Cristo. Luego con la palabra de absolución nos elevamos como hombres nuevos… La confesión es así una parte genuina de la vida de los santos, y uno de los dones de la gracia".

El servicio comienza en casa

La disciplina del servicio tal vez venga a ser lo menos natural en mí. Uno de los lugares claves en los que he tratado de practicar esta disciplina es en casa. Muy a menudo me siento tentado a jugar el «he tenido un día más difícil que el tuyo, por lo que merezco ser atendido por ti» con mi esposa. (El ser pastor agrega puntos en mi favor en el juego, ya que no sólo estoy trabajando, sino que estoy haciendo la obra de Dios).

Recientemente cuando nos encontrábamos de vacaciones, mi esposa, nuestro hijito y yo, habíamos caminado cerca de un kilómetro cuando nos dimos cuenta de que habíamos dejado el biberón en el automóvil; alguien tenía que buscarlo. Como había una asunción tácita (la mía) de que el asegurarse que teníamos el biberón con nosotros era tarea de mi esposa, le di a entender a mi esposa que me frustraba tener que buscarlo.

No le dije nada directamente (como la mayoría de los pastores, sólo fruncí los labios) pero le di suficientes pistas como para sugerirle que lo sentía como una imposición.

No fue hasta la mañana siguiente que me di cuenta que había convertido lo que podría haber sido un acto de servicio —aunque pequeño— hecho con alegría y por amor, en un acto de separación y de autopreocupación.

Por lo que he comenzado a incluir en mi agenda tiempos donde me ocupe de los niños o haga tareas en casa, y me comprometo interiormente a no llevar la cuenta de lo que hago. Por supuesto que no he hecho cosas maravillosas, dignas de admiración y alabanza. Pero por lo menos algunas veces he hecho huevos revueltos. Y he limpiado la cocina después.

El curso del ayuno

No estaba seguro de cómo debía usar el ayuno cuando probé hacerlo inicialmente. La actividad me era totalmente desconocida. Evocaba en mi imaginación distintos tipos de imágenes demacradas en taparrabos.

El primer descubrimiento que hice el primer día que ayuné fue el de la gran cantidad de restaurantes con comidas rápidas que existían en mi comunidad.

También he descubierto cuán ligada está la vida de la iglesia a la actividad comestible. Dondequiera estén dos o tres hermanos de la iglesia reunidos, estará el café y las galletas en medio de ellos. Ha sido humillante descubrir lo mucho que pienso en la comida.

Sin embargo, el ayuno, progresivamente, está resultando más fácil. De alguna manera —y no sé qué conexión hay —cuando ayuno percibo con mayor claridad lo acelerado que vivo. También he descubierto un vínculo real entre el ayuno y la capacidad de resistencia ante antojos de otras cosas aparte de la comida.

El ayuno es a veces difícil de reconciliar con la vida del hogar. Una noche cuando olvidé mencionarle a mi esposa que estaba ayunando, llegué a casa para encontrarme con un plato de "spaghetti" casero que mi esposa había preparado especialmente para mí. Decidí rápidamente que la disciplina del sometimiento y de agradar a mi esposa era más importante esa noche que mantener el ayuno.

¿UN PASTOR INDISCIPLINADO?

¿Es que practicar estas disciplinas me han hecho un mejor pastor? No lo sé. Titubeo en preguntármelo; uno de mis problemas como pastor de un minuto es la tendencia de medir todo en función del mejoramiento de mi carrera.

Sé una cosa: No soy bueno en ninguna de estas disciplinas aún. Thomas Merton escribió, "No queremos ser principiantes. ¡Pero convenzámonos de que no seremos otra cosa que principiantes durante toda nuestra vida!"

Supongo que lo que he logrado de las disciplinas hasta ahora es la esperanza —de que el esfuerzo de asemejarme más a Cristo tiene una forma definida. Ya no es más un deseo ambiguo. Hay cosas que yo puedo hacer. Y en el período de toda una vida, el cambio es posible.

Eso es una buena noticia, porque no hay ángeles de un minuto.

Tomado de Leadership ’91. Spring Quarter. Los Temas de La Vida Cristiana, volumen III, número 3. Todos los derechos reservados.

PREGUNTAS SOBRE LA LECCIÓN 

1. Disposición es la ______________o efecto de disponer. Disponer es ______________, poner las cosas en orden.

2. El corazón de un siervo se mide por la _________________________a ser examinado en cualquier momento.

Mencione las características mostradas Samuel en el capítulo 1 Samuel 12:1-5

Samuel tuvo disposición para:

_________________________________,_________________________________,_____________________________

_________________________________,_________________________________,_____________________________

_________________________________,_________________________________,_____________________________

__________________________________.

3. Si queremos ser como Cristo, debemos seguir Su ____________________________________.

 

 
1. Imagen
2. Llamamiento
3. Transparencia
4. Tiempos
5. Pruebas
6. Familia
7. Integridad
8. Errores
9. Adversidad
10. Liderazgo
11. Misión
12. Limitaciones
13. Decisiones
14. Cumplimiento
15. Desconocido
16. Decepción
17. Sembrando
18. Éxito
19. Final
20. Servicio
21. Perseverancia
22. Motivación
23. Identidad
24. Respeto
25. Santidad
26. Educación
27. Crítica
28. Pruebas
29. Adulterio
30. Tentaciones
31. Peligros
32. Ética
33. Tangentes
34. Títulos
35. Evangelismo
36. Disciplulado
37. Colegas
38. Unidad
39. Despedida
 

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